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Peligros planetarios

Vivimos en una zona no carente de peligros. Esto lo podemos verificar por las noches cuando observamos la gran cantidad de “estrellas fugaces” que se desplazan por el cielo.

Alberto Quijano*
14 de enero de 2009 - 11:00 p. m.

Realmente no son estrellas, sino cuerpos que están entrando en la atmósfera y quemándose a gran velocidad. Son basura espacial que nos demuestra una gran interacción entre la Tierra y los residuos cósmicos que no llegaron a formar un planeta, un satélite.

Afortunadamente hay una regla establecida: a menor tamaño del cuerpo, mayor probabilidad de que éste colisione con nuestro planeta azul. Sin embargo la probabilidad de que un cuerpo grande colisione con la Tierra es pequeña, pero desafortunadamente no es cero.

Por ejemplo, en la Navidad de 2004 un cuerpo potencialmente peligroso fue descubierto. Recibió inicialmente el rótulo 2004MN4 y luego fue bautizado con el nombre de Apofis, el cual corresponde en griego al demonio egipcio Apep.

Los científicos Paul Chodas y Donald Yeomans, de la NASA, calcularon la probabilidad de colisión entre la Tierra y el Apofis para el 13 de abril de 2029. Inicialmente, con los datos observacionales escasos, encontraron que la probabilidad de colisión era bastante grande: ¡1 en 38! ¿Qué significa eso?, que si alguien nos vende una boleta de una rifa y sólo hay en venta 38... ¡pues tenemos una gran probabilidad de ganarla!

Pero en el caso del asteroide Apofis no se trata de una ganancia, es una catástrofe. El asteroide tiene un diámetro de 300 metros y Chodas estimó que su colisión con nuestro planeta produciría, si lo hace en el océano, un gigantesco tsunami, o si lo hace en Tierra, devastaría una región equivalente a Texas.


Con los datos que ya se tienen del asteroide, la colisión está descartada para ese encuentro, pero como el cuerpo se acerca bastante a la Tierra, nuestro planeta puede afectar la órbita del asteroide. ¿En qué grado? No está todavía claro. Depende de muchos factores y puede ser que sí ocurra el impacto para después del año 2029. Sin embargo, no hay que cantar victoria... Puede existir otro asteroide, otro cometa, todavía no descubierto que venga directo hacia la Tierra.

Un cuerpo con un diámetro mayor a 800 metros es mortal. No destruirá nuestro planeta, pero sí la vida en un alto porcentaje. Después de su colisión y de la gran energía desarrollada en el punto de impacto —la cual matará a muchos seres—, el problema será el polvo que se elevará a muchos kilómetros de altura, durante bastante tiempo y que evitará a la radiación solar llegar a la Tierra. Es el inicio de otra etapa de glaciación.

Por el momento no existe cuerpo alguno detectado con dirección exacta hacia la Tierra. Pero vivimos en una zona potencialmente peligrosa. A los científicos les interesa mucho el estudio de las cuerpos conocidos como potencialmente peligrosos, en términos técnicos: “Potentially Hazardous Asteroids” (PHA). Hay un poco más de mil y por el momento no existe método alguno para cambiar su dirección, pues depende mucho de su tamaño. Sólo si se detecta el acercamiento con bastante anticipación se puede hacer algo. No se gana nada con destruir el cuerpo, los efectos secundarios pueden ser más peligrosos porque la colisión se extenderá a una zona más amplia. Parece ser que lo correcto es alterar la órbita del cuerpo colocándole un cohete que modificará poco a poco su trayectoria, pero por el momento no existe tecnología para hacerlo, sólo es propia de las películas y de los comics.

 * Director del Observatorio Astronómico de la Universidad de Nariño

Por Alberto Quijano*

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