Además de los buenos oficios que han prestado a los departamentos antidrogras y antiexplosivos de la policía en todo el mundo, los caninos cada vez resultan más diestros en la identificación de células cancerosas.
Investigadores suecos revelaron, en la última edición de la revista Integrative Cancer Therapies, los resultados de un estudio en el que entrenaron perros para identificar distintos tipos de tumor ováricos y en diferentes etapas de desarrollo.
El cáncer de ovario sigue siendo uno de los más mortales entre la población femenina, porque suele detectarse en etapas muy avanzadas cuando los tratamientos conocidos resultan poco efectivos. El estudio, liderado por György Horvath, de la Universidad de Göteborg en Suecia, abre una luz de esperanza a favor de la detección cada vez más temprana.
Los suecos demostraron que los perros entrenados pueden distinguir el olor del cáncer de ovario de otros tipos de cánceres ginecológicos y hacerlo en las etapas más tempranas, pues los tumores más incipientes producen el mismo olor que los más avanzados. El poderoso olfato de los canes, que poseen entre 200 y 300 millones de células mientras el de los seres humanos no supera los 5 millones, detectaría sustancias químicas asociadas con el tumor.
Para Keith I. Block, editor de la revista Integrative Cancer Therapies, “la habilidad de estas mascotas para detectar sustancias relacionadas con tumores malignos eventualmente debe llevarnos a crear métodos efectivos para la detección temprana”.
Los científicos se han interesado por el papel de los perros en la lucha contra el cáncer desde 1989, cuando dermatólogos ingleses comprobaron que podían identificar la presencia de células cancerosas en tumores de piel. Horvath y su equipo descartan que los perros lleguen a utilizarse en la práctica clínica interactuando con pacientes, porque su comportamiento se puede ver influenciado.