
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Un trino fue suficiente para despertar la indignación. "Violador de niños", así llamó el expresidente Álvaro Uribe al periodista Daniel Samper el pasado viernes. Cinco días han pasado desde entonces, pero el debate en redes sociales sigue vivo.
Defensores y organizaciones que trabajan por la liberad de prensa respaldan de forma unánime al comunicador.
El fin de semana, representantes de los principales medios de comunicación del país firmaron una carta dirigida al senador del Centro Democrático. Le piden dejar de "calumniar y difamar" e indican que "corresponde a la ciudadanía el siguiente paso. Dar ejemplo. Exigir sin miedo, con la ley de su lado, el fin de la calumnia como estrategia. Solidarizarse con el calumniado más allá de las contingencias de la política. Decirle al calumniador que ha llegado la hora de que se detenga".
Lo propio hizo la Fundación para la Liberad de Prensa (FLIP), que advirtió que en los últimos dos meses los señalamientos del senador Uribe contra Samper Ospina a través de Twitter "han sido constantes". No obstante, precisó, "el último ataque es de mayor gravedad pues está acusando de manera directa al periodista de cometer un delito atroz y esto lo hace como respuesta al trabajo periodístico de Samper Ospina".
En el debate, el expresidente se quedó practicamente solo. Únicamente su partido le expresó respaldo. "No podemos aceptar que al expresidente Uribe, quien permanentemente es objeto de calumnias, injurias y difamaciones por parte de algunos periodistas y columnistas, se (le) ponga en la picota pública, validando de paso las violaciones a la ética y a la moral en las que sin escrúpulos incurre a diario, en los medios el humorista Daniel Samper", dijo el Centro Democrático en un comunicado.
En las últimas horas, sin embargo, a la defensa de Uribe se sumó una voz que agitó, aún más, las ya turbias aguas.
Popeye, el sicario de Pablo Escobar, publicó unos trinos descalificadores contra Samper Ospina.
Pirry, Alberto Salcedo Ramos, Diana Saray Giraldo, entre otros, reaccionaron.
En el texto, habla del "oficio de calumniar en Twitter".
"(....) Por criticarlo e investigarlo, por traer a la memoria controversias de su pasado o pedirle cuentas sobre sus gobiernos, el poderoso Uribe Vélez ha llamado a Daniel Coronell “extraditable”, a Hollman Morris “cómplice del terrorismo”, a Yohir Akerman “desteñido militante del ELN”, a Julián Martínez “periodista pro Farc” y al mismo Samper Ospina “bandidito”, sin aportar las pruebas. Y, luego de enlodar sus nombres, luego de constatar que sus calumnias irreparables los han puesto en peligro, no sólo no se ha retractado con gallardía, sino que ha gritado un poco más duro cada vez".
Silva señala que lo sucedido este fin de semana obedece a una estrategia porque "en plena campaña para tomarse la presidencia, anda buscando un enemigo acérrimo que le reemplace a las Farc: el periodismo, que, según él, está “condicionado por la dádiva del Gobierno”.
Sobre los defensores de Uribe opina: "Y siempre ha contado con una barra brava y un ejército de troles y una corte de políticos de media tabla listos a celebrarle incluso que calumnie".
"Quizás lo más peligroso del asunto es que, como cualquier populista irredimible, Uribe Vélez está azuzando a una Colombia que considera más grave la irreverencia que el delito. Quizás lo más deprimente es que cuenta con que una muchedumbre confunda “queja” con “calumnia” e “irrespeto” con “violación”. Y quizás lo más decepcionante es que un puñado de “neutrales” llamen a la cordura a ambas partes como si las hubiera".