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Redes de protección para ballenas

Los conservacionistas no lograron la prohibición definitiva de la caza “con fines científicos”, pero se acordó la creación de un equipo de trabajo. Países latinos quieren crear redes de áreas protegidas desde la Patagonia hasta Colombia.

María Ximena Barrera Rey */ Especial para El Espectador, Santiago de Chile
29 de junio de 2008 - 08:33 p. m.

La 60° reunión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), celebrada en Santiago de Chile en esta última semana de junio, marcó algunos avances pero también muchos retos.

Por un lado, diría que fue un evento histórico, porque este foro que busca controlar la caza de las ballenas para su conservación y el desarrollo de sus poblaciones, después de casi treinta años y gracias al interés del Gobierno chileno, le abrió un espacio a la sociedad civil para pronunciarse abiertamente. Además, los países incluyeron en la agenda problemáticas como el impacto del cambio climático sobre los cetáceos y se definió un proceso de reforma de la Comisión.

Pero por otro lado, no se establecieron de manera clara los mecanismos de participación de la sociedad civil en este proceso, ni se expidió resolución alguna sobre temas de mayor relevancia. Mientras tanto, la actividad ballenera “científica” no disminuye y más de 30.000 ballenas han sido matadas después de la moratoria.

Históricamente las ballenas han estado amenazadas por la caza intensiva, lo que ocasionó el declive y en algunos casos la extinción de poblaciones como la ballena gris de los océanos del mundo. Por esto, en 1946 los representantes de algunos Gobiernos suscribieron la Convención Internacional para reglamentar su caza.

Para lograr los objetivos de la Convención, se creó la CBI, responsable de regular los aspectos internacionales relacionados con la caza de ballenas para asegurar su conservación y el sostenimiento de sus poblaciones. En 1966 la CBI suspendió la caza comercial de las ballenas azul y jorobada, y en 1986 estableció la moratoria a la caza comercial de las demás especies.

Colombia está en proceso de involucrarse activamente en este foro. Actualmente se encuentra en trámite el proyecto de ley en el Congreso y en la presente reunión participó en calidad de observador. La presencia de Colombia en esta Convención evidencia su motivación y el interés por fortalecer el Bloque Latinoamericano Conservacionista o Grupo de Buenos Aires. Este bloque reiteró su firme compromiso con la vigencia de la moratoria a la caza de cetáceos, la investigación científica no letal, el desarrollo del turismo de observación y el establecimiento de áreas protegidas como estrategia de conservación y mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades locales.

Resultó estimulante la declaración de la representante del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, quien se refirió a la estrategia de conservación de Bahía Málaga, hábitat clave para cerca del 25% de la población de ballenas jorobadas del Pacífico Sudeste.

Este foro fue una gran oportunidad para reflexionar sobre iniciativas que han venido avanzando con los años y que cada vez parecen estar más cerca de materializarse; por ejemplo, promover el establecimiento de redes de áreas protegidas conjuntamente con países como Chile, con el fin de proteger a las ballenas jorobadas o yubartas, que debido a su migración de 8.500 km desde la Península Antártica y el Estrecho de Magallanes en Chile, llegan a Málaga en Colombia para dar a luz, criar y alimentar a sus ballenatos.

Es fundamental que los países que conforman la CBI estén de acuerdo con un futuro significativo para la conservación de todos los cetáceos, particularmente de aquellos que están amenazados. Es necesario que, además, los gobiernos trabajen de la mano e involucren plenamente a las organizaciones no gubernamentales en las deliberaciones que se darán en el siguiente año. Es imprescindible que se aborden temas como son la revisión de las reglas de procedimiento, los mecanismos de información y el fortalecimiento de la agenda ambiental, con el fin de incorporar elementos de manejo ecosistémico y el  desarrollo de acciones tendientes a reducir las amenazas globales y locales, los evidentes impactos del cambio climático y la captura incidental. Tiene que haber acuerdos para el mantenimiento de la moratoria, para eliminar la caza con fines de investigación científica y fortalecer su uso no letal, así como para el establecimiento de santuarios y estrategias de conservación.

Finalmente, considero que para generar acciones efectivas de conservación se debe actuar tanto en el ámbito local como en escenarios globales. Es importante que el Congreso colombiano apruebe este proyecto de ley para que el país participe activamente en la siguiente reunión de la CBI (Portugal 2008).

 * Directora de Política Pública y Responsabilidad Corporativa

WWF Colombia

Por María Ximena Barrera Rey */ Especial para El Espectador, Santiago de Chile

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