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Retratos del skate como revolución

A través del lente de la británica y de su exposición “Las niñas del skate en Kabul”, se vivencia este deporte como un proyecto de empoderamiento femenino y un desafío a los roles de género en Afganistán.

Pilar Cuartas Rodríguez
10 de agosto de 2015 - 12:54 a. m.
Retratos del skate como revolución
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Las niñas en Afganistán tienen prohibido montar bicicleta y moto, reír en voz alta y usar cosméticos, pero nadie previó la censura del skate. En 2007, gracias a la ONG Skateistan, creada por el australiano Oliver Percovich en Kabul, este deporte se convirtió en un espacio de liberación para ellas y en una oportunidad para educarse en medio de difíciles condiciones socioeconómicas. Semanalmente, cerca de 1.200 menores llegan a la sede de la organización para subirse a las tablas y rodar sobre cuatro ruedas, para correr el riesgo de caerse en medio de la adrenalina y pararse para volver a lanzarse desde lo más alto. La iniciativa es, además, una forma de atraer a los niños y las niñas analfabetas para que participen en un programa educativo durante un año. El 40% de los participantes, que en su mayoría trabajaron en las calles en la mendicidad o son refugiados, son mujeres. Con sus túnicas y bufandas se igualan a los hombres, retando los estereotipos afganos. Esta labor, que se expandió también a Camboya y Sudáfrica, fue retratada por la fotógrafa británica Jessica Fulford-Dobson. Las fotos de su serie Las niñas del skate en Kabul fueron catalogadas en mayo como las Imágenes del Año por la organización Women’s Sports Trust, que promueve la vinculación de la población femenina a los deportes. Una de esas fotografías fue merecedora del Taylor Wessing Photographic Portrait en 2014. En entrevista con El Espectador, Jessica Fulford-Dobson habla sobre las lecciones que deja este proyecto para el mundo y de su experiencia en Afganistán, que califica de dulce y poderosa.

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Estas dos fotos hacen parte de la exposición titulada “Las niñas del skate en Kabul”, de la fotógrafa Jessica Fulford-Dobson, que será exhibida el próximo año en varios países de América Latina, entre ellos Brasil. / Jessica Fulford-Dobson.

¿Cómo llegó a retratar a Skateistan? A finales de 2012 encontré en el periódico un artículo sobre las chicas que practican skate en Kabul. Era tan corto que pasaba desapercibido, pero el tema capturó mi imaginación y me pareció que era una pena que una historia tan visualmente impactante se comprimiera en una pequeña columna de texto. Sólo escuchamos noticias sombrías de Afganistán, por lo que fue muy refrescante leer algo tan diferente y edificante. Supe que sería un tema perfecto para mí. Me especializo en el retrato, sobre todo de los niños, y ahí estaba la oportunidad de fotografiar algo excepcional en un país hermoso, aunque destrozado por la guerra. Además, a través de mis fotografías esperaba generar una imagen positiva sobre Afganistán y lograr más apoyo para Skateistan. Me puse en contacto con la ONG y me dieron permiso para visitar sus escuelas en Kabul y Mazar-e-Sharif. ¿Qué representa la serie “Las niñas del Skate en Kabul”? ¿Es un vehículo para cuestionar los roles de género? Es un símbolo para las niñas y las mujeres del mundo entero, que quieren la libertad para hacer algo que les gusta, para experimentar el poder del deporte en su desarrollo y el derecho a la educación al mismo tiempo. Me crié pensando que el skateboarding era un deporte de chicos, pero es muy interesante ver que en Afganistán no tenían esa idea preconcebida porque no lo habían visto antes. Lo maravilloso es que el skateboarding trabaja con la cultura afgana, las chicas andan en monopatín y no cambian su look.

¿En qué cambió su perspectiva de Afganistán luego de hacer este trabajo fotográfico? Afganistán me demostró que es capaz de llegar más allá de sus fronteras y que tiene iniciativas para cambiar la situación de los derechos de las niñas y la educación. Estas organizaciones benéficas deben continuar recibiendo apoyo. La pobreza del país también es algo que no puede ignorarse. En Afganistán, el 60% de los estudiantes de Skateistan provienen de fondos privados: algunos de ellos viven en la calle y muchos son refugiados procedentes de otras regiones. El skate les da a estos niños la oportunidad de divertirse y ser realmente niños por unas horas. ¿Cuáles fueron los momentos más difíciles de esta experiencia? Yo no había fotografiado skaters antes y no es fácil, ya que se mueven muy rápido. Aunque tuvimos la barrera del idioma, las chicas se sentían cómodas conmigo y disfrutaban ser fotografiadas. Al ser una mujer occidental, ir a Afganistán fue un reto en muchos sentidos. Había tantas escenas que anhelaba capturar, pero no pude porque no podía arriesgarme con mis actos. Por desgracia, mi primera visita en junio de 2013 fue durante un mes particularmente violento, con una serie de ataques de los talibanes y bombardeos. La escuela de patinaje tuvo que ser suspendida por unos días, por lo que no terminé el proyecto. Por eso volví en mayo de 2014 a raíz de las históricas elecciones afganas. Todo el trabajo fotográfico fue realizado sin iluminación artificial. ¿Por qué? Me gusta más la luz natural para conseguir una mirada más auténtica, y como trabajo sola me gusta trabajar lo más simplemente posible. El resultado es más espontáneo cuando el entorno se altera lo menos posible con luces y trípodes. ¿Cómo es la reacción de las niñas que por primera vez hacen skate? Algunas chicas son nerviosas al principio, pero al final de la clase se ven triunfantes una vez han experimentado la emoción de subir y bajar una rampa sin caerse. Presenciar este cambio es una experiencia dulce y poderosa. Vi simplemente cómo un deporte entusiasma y empodera a las niñas. ¿Y cómo reaccionan los padres? El personal femenino de la ONG va a conocer a los padres para que den su consentimiento. Hay algunos que son más conservadores y podrían no estar de acuerdo, pero cuando ven lo felices que las niñas son después de haber asistido a Skateistan, cambia todo. ¿Cuál es la fotografía más impactante que ha tomado en su oficio? La fotografía de la chica del skate que fue premiada en noviembre por la National Portrait Gallery, en Londres, porque ha tenido un impacto positivo en todo el mundo. Por otra parte, la serie de imágenes Las niñas del skate en Kabul ganó el premio a las Imágenes del Año, en mayo, de la organización Women’s Sports Trust. ¿En dónde se exhibirá este año “Las niñas del skate en Kabul”? Esperamos llevarla a Nueva York (Estados Unidos) a finales de 2015 y luego iniciar una gira mundial, como una especie de antorcha olímpica que difunde la esperanza y la luz para todas las niñas. ¿Piensa traer esa exhibición a América Latina? Queremos llevarla a Brasil en el otoño de 2016 y a otras ciudades de América del Sur. ¿Quién le queda pendiente por fotografiar? Disfruto fotografiando personas que han logrado cosas notables frente a grandes dificultades. Me encantaría fotografiar a Novak Djokovic por lo que consiguió en el tenis en momentos en que Roger Federer y Rafael Nadal parecían invencibles. ¿En qué proyecto está trabajando ahora? En uno que también incluye niñas y deporte, pero no puedo decir mucho más que eso. ¿Por qué decidió ser fotógrafa? Cuando salí de la universidad conseguí un trabajo ayudando al productor y director de cine Nicholas Claxton en su película documental Linda McCartney, su vida detrás de la lente. Linda fue la primera fotógrafa profesional que conocí e influyó en mí. Luego tuve mi primera cámara Nikon y me inscribí en un curso de fotografía de la Fundación Arte. Ahí empezó todo. ¿Cuál considera que es el mejor fotógrafo de la historia? Es muy difícil responder eso, pero recuerdo mucho al fotógrafo canadiense Louie Palu y sus retratos de marines estadounidenses cuando regresan de Afganistán. Las fotos fueron tomadas con luz natural y capturaron el agotamiento en los rostros de los jóvenes, que estaban generalmente en sus veinte años, pero parecían mucho más viejos. Por otra parte, el fotógrafo francés Jacques Henri Lartigue captura la exuberancia y la alegría de las personas disfrutando de la vida.

Pilar Cuartas Rodríguez

Por Pilar Cuartas Rodríguez

Periodista y abogada. Coordina la primera sección de “género y diversidad” de El Espectador, que produce Las Igualadas y La Disidencia. También ha sido redactora de Investigación. @pilar4aspcuartas@elespectador.com

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