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Llevar una vida financiera saludable es un tema fundamental para que las personas puedan cumplir sus objetivos a corto, mediano y largo plazo relacionados con la vida profesional, personal o incluso empresarial. Este tema no es frecuente que se enseñe en las universidades ni en los colegios. Su ausencia representa que las personas caigan en deudas que no pueden pagar y les genere un estrés que puede afectar su familia y entorno laboral.
Por eso, tener como prioridad el tema, es un primer paso para aprovechar herramientas financieras que permiten conocer qué tiene la persona, deudas e ingresos, para lograr crear hábitos y así buenas decisiones. “Una de las herramientas clave es aprender a realizar un presupuesto, así conocer en qué, cómo y cuándo se está gastando el dinero”, dice Santiago Rodríguez Raga, profesor y Director de la Maestría en Finanzas de la Facultad de Administración, Universidad de los Andes, quien explica cómo realizar un presupuesto.
Éste consiste en estimar los ingresos y los gastos previstos para un periodo de tiempo, incorporando los eventos que vayan a ocurrir en este lapso de tiempo. Los objetivos financieros de las personas son los sueños o metas futuras para cumplir. Estos pueden ser de distinta índole como comprar un nuevo celular, un carro o una casa, lograr una buena pensión, así como viajar.
Estas metas deben ser logrables, específicas y poderlas cuantificar; es decir, asignarles un valor económico. Para analizar la viabilidad de las metas, lo importante es incorporarlas dentro del presupuesto y con esto verificar si se pueden lograr en el tiempo estipulado. En caso contrario, se debe ajustar el objetivo; es decir, reducir el costo del sueño o alargar el tiempo.
Teniendo claro lo anterior, se procede a construir el presupuesto. El plazo de éste debe coincidir con el tiempo de los objetivos financieros. Primero se deben definir los ingresos, que normalmente son bastante ajustados a la realidad, en la medida que para los asalariados es el valor neto del ingreso.
Para los independientes es un poco más incierto, pero se deben revisar los honorarios históricos y ajustarlos por los contratos vigentes. Si se tienen algunas rentas adicionales, se deben incluir; como, por ejemplo, arriendos de inmuebles, intereses de inversiones, entre otros.
También es bueno tener en el presupuesto los montos que se van a recibir por herencias u algunos negocios para que cada movimiento tenga su soporte. De este modo es más fácil destinar una suma para cada necesidad y lograr que el dinero alcanza siempre hasta fin de mes sin pasar necesidades.
Para ello es bueno hacer una lista detallada de todo lo que se gasta al día. Tener un presupuesto diario y así poder manejar las finanzas sin tener que recurrir a préstamos o uso de tarjetas de créditos.
El ahorro es otra herramienta clave para el uso óptimo del dinero. Nadie está exento de que pase alguna eventualidad que requiera de un dinero extra. Entonces es mejor presupuestarlo.
En conclusión “llevar una vida financiera saludable es una tarea que requiere de organización y tener claras las metas por las que se trabaja”, señala Santiago Rodríguez.