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Tener hijos dispara la violencia intrafamiliar

¿Cuál es la etapa de la relación de pareja más susceptible a las agresiones? ¿Qué las motiva? ¿Hay un estado ideal para evitar que sucedan? Aquí están las respuestas.

Redacción Vivir
10 de abril de 2012 - 10:00 p. m.

El informe Sensor de la Mujer Colombiana 2012, realizado por Yanbal en alianza con Ipsos Napoleón Franco, explora enfoques desconocidos de la violencia intrafamiliar y saca conclusiones como estas: la violencia de pareja aparece habitualmente durante la adolescencia y en particular al iniciarse la actividad sexual; las agresiones, principalmente contra la mujer, se incrementan en forma abrupta con la llegada de los hijos; el matrimonio protege contra la violencia, y los hombres también son víctimas de agresiones físicas “cada vez más y con diferencias regionales”.

Inicialmente se plantea la pregunta por el momento en que la relación empieza a ser permeada por la violencia, y la respuesta podría resumirse así: las agresiones comienzan a hacerse más comunes cuando las parejas son sexualmente activas, como lo demostró una encuesta realizada con jóvenes universitarios de Bogotá. El 96% de los consultados que declararon no tener relaciones sexuales con su pareja aseguró nunca haber llegado a los golpes en una pelea con su compañero. En cambio, sólo el 72% de quienes tenían una vida sexual activa pudo afirmar lo mismo (el 26% respondió que “frecuentemente” terminaban así sus disputas).

La llegada de los hijos a la relación es también una motivación para la violencia intrafamilar. Así lo señala el informe, que además advierte que “no tener hijos disminuye en cerca del 90% la probabilidad de que una mujer reporte haber sido agredida físicamente”. ¿Por qué ocurre esto? “En ese momento los hombres se sienten más inclinados a la infidelidad y las mujeres, tal vez por eso mismo, se vuelven más celosas. Esa combinación es particularmente conflictiva”, dice el estudio.

En el otro extremo está el matrimonio, que es una especie de escudo para las agresiones, según el informe. “Estar casada disminuye en un 44% la probabilidad de haber sido golpeada”. En el caso de los hombres, sostener una relación de pareja sin sellar ese compromiso con el matrimonio incrementa en 93% las probabilidades de violencia de pareja.

La infidelidad es otro aparte que explora este estudio. La principal conclusión: tener una pareja infiel incrementa la probabilidad de ser víctima de violencia, tanto en hombres (62%) como en mujeres (93%). “La combinación de infidelidad y celos es una vía rápida hacia la violencia, en particular contra las mujeres”, se advierte, y más adelante se detallan las situaciones. Si las dos personas son infieles y celosas, el reporte de violencia de pareja supera el 60% para las mujeres y el 40% para los hombres. En cambio, en las parejas en las que ninguno de los dos es infiel ni celoso, esa cifra es muy baja: 5% para ellos y 6% para ellas.

Esta es la cuarta versión de este Sensor, que en esta ocasión entrevistó a 1.200 hombres y mujeres de Barranquilla, Bogotá, Cali y Medellín.

Ver infografía.

Por Redacción Vivir

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