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Un estudio publicado por el equipo médico de investigación de la Unidad de Ciencias de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, reveló que el colorido juego sirve para reducir el riesgo de padecer un trastorno por estrés postraumático (PTSD por sus siglas en inglés).
Según explicó Emily Holmes en el portal científico New Scientist, en 2009 ya se había comprobado que jugarlo por cuatro horas después de haber estado expuesto a algún trauma reducía el número de recuerdos que tenía la persona sobre el hecho (hasta 51% menos en un experimento).
La razón es que el juego tiene una demanda visual que crea un “bloqueo cognitivo” que disminuye la fuerza de las imágenes traumáticas. Por esto, aunque la persona no puede borrar del todo el momento ni los detalles, se vuelven menos claros entre las fichas de colores.