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En la actual administración, TransMilenio dio un importante avance en su transformación tecnológica, la cual se aceleró en los últimos dos años, justo cuando estuvo al frente María Consuelo Araújo. Para comenzar, y tal vez uno de los logros más importantes, fue la renovación de la flota de las Fases I y II del sistema troncal, que se pudo concretar luego de estructurar y adjudicar procesos de selección, con toda la viabilidad financiera, técnica y jurídica. Gracias a esto se reemplazaron 1.162 buses viejos por 1.441 buses articulados y biarticulados, que cumplen los más altos estándares ambientales, como lo son Euro V con filtro y Euro VI, que los hacen menos contaminantes. En total serán 964 biarticulados y 477 articulados (700 de ellos de diésel Euro V y 741 de gas), con lo que no solo se amplía un 41 % la capacidad de pasajeros, sino que se reducirán 95 % las emisiones de material particulado en comparación con la flota que se chatarrizó.
Otro punto a destacar fue el otrosí estructural, que se firmó con los operadores del SITP (servicio zonal), que cumple varios años en crisis. Tras largas negociaciones se pudieron modificar los convenios de concesión, para garantizar la continuidad del servicio y mejorar su calidad, bajo el principio de sostenibilidad. Con la suscripción del otrosí, además, los concesionarios ahora podrán adquirir nuevos buses amigables con el medioambiente.
Para cumplir con este objetivo, desde la gerencia de TransMilenio, este año también se estructuraron los procesos para adjudicar la provisión y operación de 483 buses eléctricos (que será la flota más grande de la región) y 2.265 buses con estándar de emisión Euro VI o cero emisiones.
Esta etapa, denominada Fase V, apunta por un lado a garantizar la prestación del servicio a través del SITP, en las zonas de Perdomo, Suba Centro, Fontibón y Usme, y por el otro a acabar con el SITP Provisional, que actualmente tiene 4.500 buses, con casi 20 años de vida útil, que generan el 13,6 % de las emisiones de material particulado de fuentes móviles de la ciudad.
Para Araújo, es de vital importancia no solo asegurar la contratación de la nueva flota, sino garantizar un componente de evolución tecnológica, amigable con el medioambiente, para recuperar el sentido de pertenencia de los ciudadanos con el sistema que, para ella, sigue siendo el corazón de Bogotá.
Justamente fue así como se logró diversificar la matriz energética del Sistema Integrado de Transporte en Bogotá, como un lineamiento de política pública, que buscaba impulsar la adopción de energías renovables y de tecnologías limpias, para cumplir las metas del Programa de Uso Racional y Eficiente de Energía (Proure).
Aunque algunos ciudadanos cuestionaron la compra de buses de diésel, la buena noticia es que para garantizar la calidad del combustible, Ecopetrol ha venido haciendo ajustes operativos y logísticos en refinerías y en el sistema de transporte de hidrocarburos para entregarle a Bogotá combustibles con menor contenido de azufre, no solo para el sistema troncal, sino para los vehículos que eventualmente se compren para el servicio zonal.
Beneficios ambientales
La renovación de articulados y biarticulados permitirá que el componente troncal del sistema pase de aportar el 1,8 al 0,4 % de material particulado en las fuentes móviles de la ciudad, es decir, del total de gases contaminantes que generan los vehículos en la ciudad. En comparación con los buses que salieron de circulación, dicha emisión se reducirá un 95 %, lo que equivale a 16 toneladas anuales menos de material particulado.Además, un reciente estudio de las universidades de los Andes y La Salle comprobó que dentro de los buses nuevos también hubo una mejora sustancial en la calidad del aire cercana al 50 %.
Para ratificar estas cifras, actualmente Ecopetrol, TRANSMILENIO S. A. y las secretarías de Movilidad y la de Ambiente adelantan diversos estudios de exposición para identificar el beneficio ambiental, derivado de tener en circulación biarticulados Euro V con filtro y Euro VI, así como la mejora en la calidad del combustible.
En la misma línea, es importante destacar cómo la construcción y puesta en funcionamiento del Transmicable, en el sur de la ciudad, también ha aportado en el cumplimiento de las mejoras ambientales. Este servicio eléctrico, con una línea de 3,5 kilómetros de longitud, cuatro estaciones y 163 cabinas, genera un significativo beneficio al reducirse 756 toneladas anuales de CO2 y generar un desarrollo cultural y urbanístico en las zonas aledañas.
“Estamos comprometidos con la mejora en la calidad del aire de la ciudad. Proyectos como la renovación de la flota troncal; el Transmicable, como la primera troncal eléctrica del sistema; los 483 buses zonales eléctricos que se adquirieron recientemente, y la integración modal con bicicletas, son acciones que contribuyen con este propósito de disminuir las emisiones de material particulado, en beneficio de los usuarios. Con estos avances Bogotá continúa posicionándose como una ciudad líder a escala mundial en movilidad sostenible”, balance de María Consuelo Araújo.