Universidad de La Salle, pionera de la carrera de Optometría en América Latina

El programa inició con una gran cohorte, recibiendo a 140 estudiantes y graduando a los primeros 30 optómetras formados en el país.

Foto: Cortesía

En 1966, la Universidad de La Salle abrió las puertas de uno de sus programas más emblemáticos y por el que es reconocida a nivel internacional: la Facultad de Optometría, posicionándose como la primera universidad de América Latina en formalizar dicha profesión. El programa inició con una gran cohorte, recibiendo a 140 estudiantes y graduando a los primeros 30 optómetras formados en el país, bajo la decanatura del doctor Alfonso Mejía.

En 1971 nació la Clínica de Optometría de la Universidad de La Salle, ubicada en un consultorio en el barrio 20 de Julio de Bogotá. A los seis meses se mudó a los sótanos de la sede de Candelaria, donde estuvo hasta 1980 y posteriormente se trasladó a una casa en la localidad de Teusaquillo, en el barrio Quesada, donde dos años después, por motivo de varias adecuaciones dado al aumento del número de estudiantes y pacientes, se vieron en la obligación de pasar sus servicios a la Iglesia de Nuestra Señora de La Estrella.

En 1984, retornaron a la clínica en Teusaquillo, hasta 1993, momento en que se construyó un edificio de 6.000 m2 en la sede de Chapinero, completamente adecuado para el Instituto de Investigaciones Optométricas, nombre que para ese entonces tenía la clínica y que es el espacio en el que funcionan a la fecha.

Hoy, el país cuenta con 6.000 optómetras. 4.500 son graduados de la Universidad de La Salle y todos los decanos de las facultades de optometría de otras universidades son lasallistas. El programa de La Salle tiene, con su pregrado en Optometría, cuatro diplomados: Especialización en Ortóptica y Terapia Visual y Maestría en Ciencias de la Visión, que ya cumple 11 años, siendo la única maestría del país. Por si fuera poco, actualmente se encuentran en la creación de su Doctorado en Optometría, para ofrecerlo, no solamente en Colombia, sino en América Latina.

“Tenemos varios retos a futuro, el primero es lograr que el optómetra pueda realizar cirugías. Estamos proyectando un quirófano para que la Clínica de Optometría tenga ese servicio adicional, con el fin de comenzar a intimar con esa labor, de manera que de aquí a unos años, la legislación, por la cantidad de habitantes y la necesidad más apremiante de salud visual, se actualice y permita que el optómetra sea un actor activo para resolver problemas incluso quirúrgicos”, cuenta el doctor Elkin Sánchez, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de La Salle.

Actualmente, la universidad tiene dos líneas de investigación, reconocidas por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y por Colciencias, en terapia visual y optometría pediátrica. También en cuidado primario ocular, en los que se han validado protocolos que son altamente efectivos para atender población infantil y se han diseñado nuevas terapias e intervenciones para el tratamiento de las secuelas sensoriales como el ojo perezoso.

“Estamos pensando en nuevas patentes enfocadas en la construcción de equipos, optimizando costos de manera que sean más asequibles, lo que garantizaría que muchos colegas pudieran tener los equipos de última tecnología a un precio mucho más favorable, con tecnología colombiana, para poder hacer un examen mucho más completo. Porque a veces el colega se forma como optómetra pero, al depender de tantos equipos, es muy costoso tener un consultorio totalmente dotado y completo. Además, también trabajamos fuerte en la electrofisiología ocular, de la que ya somos referentes”, afirma el decano.

Para la universidad es fundamental formar a sus profesionales de manera integral, con excelentes conocimientos, pero también como seres humanos que sirven a la sociedad y que aportan al desarrollo del país. En palabras del doctor Elkin Sánchez: “la optometría no es solo dejar viendo bien a un paciente, es entender que es un individuo que tiene necesidades, que tiene preocupaciones y podemos ayudarlo a ser mejor persona. En la universidad somos muy insistentes en que nuestros profesionales sean buenas personas, sean lasallistas, porque lo intangible es a veces más importante que la parte técnica”.