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USA: ¿Obama...? ¿McCain...?

Hay novedades y sorpresas en la actual campaña norteamericana por la presidencia de la nación. Es un hecho protuberante el ascenso meteórico del Senador Barack Obama con solo 4 años en el Senado por Illinois, pero en los últimos meses lo más impactante es que John McCain, Senador por Arizona, da la impresión de que también va por el cambio. Podría decirse que el demócrata Obama significa cambio con alguna continuidad y el republicano McCain es la continuidad con algún cambio. Los running mates (compañeros de carrera) escogidos así parecen confirmarlo.

Luis I. Sandoval M.
05 de septiembre de 2008 - 07:56 p. m.

Los norteamericanos del común en número creciente quieren cambio en sus deterioradas condiciones de vida y en el contestado papel de los Estados Unidos en el mundo. La conciencia del retroceso parece haber llenado la copa. 80.000 personas en el Invesco Field de Dénver gritaban atronadoramente el jueves 28 de agosto en la tarde (allí estuve): 8 años es suficiente, cambio, cambio, cambio. La alusión es a 8 años de atención preferente del gobierno a los grandes negocios y desatención a los problemas de la gente (salud, vivienda, trabajo, energía, ambiente, inmigrantes…), 8 años de errores y abusos de poder acentuados a partir del 11S. Fatiga por la guerra, incertidumbre por la economía, vergüenza por los derechos humanos violados en Guantánamo y otros sitios es lo que siente la gente.

El crecimiento de la pobreza, dentro y fuera de USA, el calentamiento global, la dependencia petrolera y el costo insoportable del combustible, el uso unilateral de la fuerza a lo cowboy, se están convirtiendo en preocupaciones predominantes en la calle, es decir, entre los electores. Por eso la movilización se plantea alrededor de revivir el american dream y restablecer el liderazgo de USA en el mundo más por la diplomacia que por la fuerza. El papel de USA es promover la democracia, no imponerla, se declara. Estados Unidos ya no puede pretender ordenar él solo el mundo, el imperio está ante el surgimiento de otros poderes, el ascenso del resto (China, India, Brasil, Rusia, Sudáfrica, Kenya…) como lo ha señalado Fareed Zakaria en The Post-American World.

La batalla de medios es intensa, propaganda política limpia y sucia, debate sobre temas centrales a todos los niveles. Da la impresión de una inédita movilización ciudadana cuya extensión y profundidad, sin embargo, aún no se conoce. La mayor incógnita es sobre el voto joven tradicionalmente ajeno a la participación política electoral. Las encuestas más confiables acercan y separan a los candidatos en un rango entre 2 y 10 puntos. La batalla será voto a voto el 4 de noviembre, día de las elecciones presidenciales, al parecer todo se definiría en los 99 condados más poblados y urbanizados del país donde podría predominar el voto demócrata. La victoria de quien sea será estrecha.

Las Convenciones políticas, la Demócrata de la semana pasada y la Republicana de esta semana, lo dejan todo dispuesto para una contienda dura que interesa no solo a los ciudadanos norteamericanos sino a los ciudadanos del mundo entero y, por supuesto, a los colombianos. Esta campaña en su costo, más de mil millones de dólares, no tiene antecedentes. Nunca los demócratas habían tenido más dinero que los republicanos. McCain obtiene el dinero de las grandes corporaciones, Obama lo obtiene de millones de pequeños contribuyentes. Este detalle marca otro aspecto en juego, quizá el más importante: ¿La política sigue secuestrada por los grandes poderes (dinerocracia) o vuelve a ser asunto de los ciudadanos y ciudadanas?. Si lo último, estaríamos ante una especie de perestroika yankee para el mundo.

Por Luis I. Sandoval M.

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