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Las “arañas látigo” que viven en cuevas y están en el arte rupestre del Chiribiquete

Un equipo de científicos ha recorrido varias cuevas colombianas para estudiar unos particulares arácnidos conocidos como “arañas látigo”. Los investigadores ya describieron una especie nueva para la ciencia y han registrado individuos que hace miles de años quedaron grabados en el arte rupestre del Chiribiquete, en la Amazonia.

Catalina Sanabria Devia

12 de junio de 2025 - 09:20 a. m.
Los investigadores identificaron que las "arañas látigo" halladas en cuevas de la Amazonia corresponden a la especie Heterophrynus batesii.
Foto: Dan Straley

Entre los arácnidos se encuentran varios grupos de animales, como las arañas, los escorpiones y los ácaros. Un poco menos se habla sobre los amblipígidos (Amblypygi), de los cuales hay casi 300 especies conocidas en el mundo. Aunque este es un orden diferente al de las arañas (Araneae), las primeras patas de los amblipígidos parecen antenas; son bastante largas y las mueven de manera particular, por lo que comúnmente son conocidos como “arañas látigo”.

Carlos Lasso, investigador titular del Instituto Humboldt, explica que algunas de estas especies viven en ambientes superficiales con poca luz, como troncos de árboles caídos y nidos de termitas y hormigas en las selvas tropicales o los bosques secos. Incluso pueden habitar “lugares domésticos que reúnan las condiciones particulares de oscuridad y humedad”.

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También se sabe que están presentes en cuevas, aunque no han sido tan estudiados en dichos ecosistemas. Por esta razón, un grupo de científicos se propuso indagar sobre el tema. “Todo comenzó cuando Carlos Lasso, que está adelantando un proyecto para documentar en un libro la fauna cavernícola de Colombia, me contactó el año pasado”, cuenta Osvaldo Villarreal, del Laboratorio de Biología de Organismos del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). “Me propuso coordinar el capítulo sobre arácnidos de cuevas, y acepté encantado”.

Las muestras habían sido recolectadas en 12 cuevas del país, ubicadas en ocho departamentos del país.
Foto: Dan Straley

El equipo, que también estuvo integrado por Leonardo Delgado Santa, biólogo con una maestría en Ciencias y docente de la Universidad del Quindío, analizó 53 especímenes de amblipígidos que se encuentran en la colección del Instituto Humboldt, en Bogotá. Las muestras habían sido recolectadas en 12 cuevas del país, ubicadas en ocho departamentos distribuidos desde la isla de Providencia, en la región insular, pasando por los Andes y llegando hasta el sur, en el límite del Parque Nacional Natural Chiribiquete, en la Amazonia.

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Los resultados del estudio, que fueron publicados en la revista especializada Subterranean Ecology, indican que los investigadores identificaron siete especies de arañas látigo, de cuatro géneros distintos. “Nosotros, para reconocerlas, revisamos los genitales de las hembras y de los machos. También analizamos las espinas que tienen en los palpos (que son como tenazas) y con eso pudimos estar seguros de qué especies eran”, dice Delgado.

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De ese modo, algunas de las especies que los científicos diferenciaron fueron Heterophrynus cervinus (proveniente de una cueva en Boyacá), Heterophrynus yarigui (de Tolima), Paraphrynus laevifrons (de San Andrés y Providencia) y Heterophrynus guacharo (de Huila). Pero hubo un hallazgo aún más importante: se percataron de una especie que no había sido descrita antes.

Para reconocer las especies, los investigadores revisaron los genitales de las hembras y de los machos. También analizaron las espinas que tienen en los palpos.
Foto: Felipe Villegas (Instituyo Humboldt)

El equipo la denominó Charinus santandereanus, debido a que la hallaron en la Cueva El Nitro, en el municipio de Villanueva, en Santander. De acuerdo con Villarreal, una autoridad en América del Sur a la hora de hablar sobre estos arácnidos, la especie nueva para la ciencia posiblemente sería troglobia. En otras palabras, podría depender del refugio de las cavernas, aunque el experto señala que se requiere seguir investigando y determinar si puede vivir en el exterior. Por ahora, cree que “si su cueva sucumbe a la minería, la contaminación o el turismo irresponsable, toda una línea evolutiva podría borrarse en silencio”.

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Delgado explica que, por lo general, los amblipígidos tienen ocho ojos: tres a un lado, tres al otro lado y dos en la mitad. Sin embargo, estos individuos que habitan las cavernas, pueden perder la visión con el tiempo, sus ojos del medio se tornan blancos, y empiezan a depender mucho más de otros sentidos, como el tacto. Allí es donde esas primeras patas, que parecen antenas, también juegan un rol clave.

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El peculiar aspecto de estos animales, agrega el profesor de la Uniquindío, puede impresionar a la gente y causarles miedo. Incluso, según Lasso, las personas los han llegado a comparar con alienígenas. Pero la realidad es que los amblipígidos son totalmente inofensivos, pues no cuentan con glándulas venenosas. Si bien tienen “espinas” en sus palpos, estas les sirven para cazar a sus presas; invertebrados como polillas, grillos y cucarachas, y no resultan dañinas para los humanos.

Los investigadores identificaron siete especies de arañas látigo, de cuatro géneros distintos.
Foto: Felipe Villegas (Instituyo Humboldt)

En su estudio, los científicos resaltan que la función ecológica de los Amblypygi es fundamental, pues son “superdepredadores” en estos entornos cavernícolas. En otras palabras, están en el tope de la cadena alimenticia, por lo que sus poblaciones son reducidas y, a la vez, regulan las de otros animales.

“De alguna forma, prestan un servicio ecosistémico”, afirma Lasso. “También revisten un gran potencial para estudios de cambio climático porque las cuevas son laboratorios de evolución en la historia de la Tierra. Han perdurado durante millones de años y allí, estos animales han permanecido en condiciones aisladas, reflejan los cambios evolutivos que han ocurrido”.

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Arañas látigo, milenarias en la Amazonia

“Las cavernas de la Amazonia son especiales”, asegura Villarreal. “A diferencia de las clásicas cuevas calcáreas (de caliza), muchas de estas se forman en arenita. Eso las hace geológicamente únicas”. Además, a través de ellas pueden correr los ríos de aguas negras de la cuenca del Amazonas.

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Con este estudio, se registró por primera vez Heterophrynus batesii en las cavernas de esta región del país. “La especie tiene una distribución amplia en la cuenca amazónica, en países como Ecuador y Brasil, pero verla asociada a cuevas colombianas fue novedoso”, explica Villarreal. Los especímenes fueron recolectados en Guaviare, entre las serranías de La Macarena y La Lindosa, que hacen parte del Escudo Guyanés, una estructura geológica de miles de millones de años que contiene algunas de las formaciones rocosas más antiguas del planeta.

A ojos de Villarreal, las arañas látigo de la Amazonia siguen siendo casi un misterio, pues las cuevas de la región son de las menos exploradas.
Foto: Alessio Romeo (La Venta Esplorazioni Geografiche)

Por otro lado, en Caquetá, la organización La Venta Esplorazioni Geografiche cofinanció, hace algunos años, una expedición a una caverna de 625 metros de extensión a la que los indígenas uitotos han denominado Necaeridagoda. La comúnmente llamada “Cueva de los Sueños”, se ubica en los tepuyes del río Yarí, en la serranía del Chiribiquete. Los investigadores llegaron allí guiándose a través de imágenes satelitales y estableciendo acuerdos con las autoridades indígenas. Luego, encontraron individuos de H. batesii.

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Lasso cuenta que hasta hace poco, no se había visitado esa cueva. “Son lugares a los que los indígenas, por lo general, no suelen acceder por el respeto que les tienen, por su cosmovisión y cosmología. En esta misión especial hablamos con ellos previamente y les explicamos que no se trata de irrespetar sus creencias, sino que es un elemento que nos ayuda a ampliar el conocimiento científico”.

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El investigador del Instituto Humboldt agrega que, aunque estos son los primeros registros de esta especie en la Amazonia colombiana como científicos y para la cultura occidental, lo cierto es que los pueblos ancestrales ya la conocían y la representaron en las pinturas rupestres del Chiribiquete. “Tenemos una imagen que tomó el profesor Carlos Castaño Uribe y yo la identifiqué. Precisamente, la representación corresponde a Heterophrynus batesii”, afirma Lasso.

“Estos animales que viven en los abrigos rocosos en Chiribiquete, seguramente llamaron su atención y de alguna manera pasaron a formar parte de esta cosmovisión e historia natural de los indígenas, porque si bien dibujaron jaguares y venados, de los invertebrados hay apenas tres o cuatro figuras, y estos arácnidos son una de ellas”, agrega.

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A ojos de Villarreal, las arañas látigo de la Amazonia siguen siendo casi un misterio, pues las cuevas de la región son de las menos exploradas. Todavía se desconocen muchos detalles de estos amblipígidos, como su comportamiento, su dieta y la manera en que se relaciona con otros huéspedes de las cavernas.

Las cavernas de la Amazonia, a diferencia de las clásicas cuevas calcáreas (de caliza), se forman en arenita.
Foto: Dan Straley

Aún más importante, dice, es preguntarse cómo pueden afectar las actividades humanas a estos frágiles ecosistemas, que podrían estar en riesgo. Para el investigador, estos hallazgos son “solo el comienzo” de un trabajo más grande: empezar a comprender y proteger la biodiversidad de Colombia, no solo de ecosistemas superficiales, sino también de entornos milenarios que se encuentran bajo tierra.

*Este artículo es publicado gracias a una alianza entre El Espectador e InfoAmazonia, con el apoyo de Amazon Conservation Team.

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Por Catalina Sanabria Devia

Periodista con interés en temas de género, medio ambiente y construcción de paz. Ha colaborado en medios como Rutas del Conflicto y Mongabay Latam. Ganadora del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar (2022) y el Premio al Periodismo Social y Ambiental de Constructora Capital (2023).@catalina_sanabrlsanabria@elespectador.com
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