A través de un comunicado, la Iniciativa Delfines de Río de Suramérica (SARDI, por su sigla en inglés) y las nueve organizaciones que la integran se pronunciaron ante la grave situación de sequía en la Amazonia. Según información citada en el comunicado, hay cerca de medio millón de personas afectadas y en el estado brasileño de Amazonas, 55 de los 62 municipios han declarado estado de emergencia.
Para Edegar de Oliveira, director de Conservación y Restauración de WWF Brasil, “la combinación de cambio climático y deforestación desbordada contribuye al empeoramiento y la prolongación de la sequía”.
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Esto, agrega, a la “conduce a un aumento de los incendios forestales, afectando el régimen de precipitaciones. Esto impacta directamente la vida de las poblaciones, pero también la economía y la seguridad hídrica de otras regiones, como todo lo que sucede en la Amazonia afecta a otros biomas”.
A la situación se suma la muerte de al menos 130 delfines rosados y 23 grises registrada en las últimas semanas en el lago Tefé, en donde la temperatura del agua llegó casi a los 40°C, mientras que el promedio normal es de 10 grados por debajo. Sin embargo, los científicos del Instituto Mamirauá para el Desarrollo Sostenible de Brasil, que ha estado al frente de la crítica situación de los delfines, insisten en que hasta no tener los resultados exactos de estudios de laboratorio no pueden confirmar la causa de la muerte de los delfines.
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De acuerdo con Fernando Trujillo, director científico de la Fundación Omacha, miembro de SARDI y Coordinador del Plan de Manejo para la Conservación de Delfines de Río, “si bien la variación climática ha sido el disparador de esta crisis, nadie estaba preparado, lo que nos abre una ventana para insistir en la urgencia de proteger a las personas y la naturaleza”.
El delfín de río habita en las cuencas de varios de los ríos más grandes del planeta: Amazonas, Ayeyarwady, Ganges, Indo, Mahakam, Mekong, Orinoco y Yangtze. Y alrededor de estas confluyen cerca de 1.000 millones de personas. Según Trujillo, “un hábitat saludable para los delfines puede mejorar la calidad de vida de las personas, impulsar el ordenamiento pesquero, nuevos sitios Ramsar, turismo sostenible y comercio responsable, entre otras acciones”.
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Las organizaciones señalan que “es urgente tomar medidas inmediatas desde todos los sectores de la sociedad para frenar la crisis climática y evitar catástrofes mayores sobre los ecosistemas naturales y las ciudades”.
Además, agregan que esta situación es “una advertencia y los delfines de río son un símbolo de la apremiante necesidad de conservar la Amazonia, ya que es un sitio clave de la dinámica climática planetaria con implicaciones sociales, ambientales y económicas en escalas continentales y globales”.
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