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Alimentación, un derecho universal en el que todos participamos

OPINIÓN.

Maya Takagi- Representante a.i. FAO en Colombia

12 de octubre de 2023 - 01:00 p. m.
Se estima que en 2022 fueron de 691 a 783 millones de personas las que padecieron el grave flagelo del hambre. EFE/EPA/ARSHAD ARBAB.
Foto: EFE - ARSHAD ARBAB

No dejes nada en el plato; come bien para que puedas crecer sano; el alimento es el combustible de nuestro cuerpo… son frases con las que seguramente la mayoría de nosotros ha crecido; sin embargo, y quizás porque, también para la mayoría de nosotros, el alimento ha estado allí en la mañana, tarde y noche, hemos perdido de vista que infortunadamente esta realidad no se presenta de la misma manera para todos en el mundo.

En la actualidad, de acuerdo con el último informe sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo (SOFI 2023), se estima que en 2022 fueron de 691 a 783 millones de personas las que padecieron el grave flagelo del hambre; 122 millones más que en 2019, antes de la pandemia mundial. (Lea: Más de mil especies en Colombia están amenazadas, ¿cómo protegerlas?)

Si bien, múltiples son las causas de esta problemática, la principal radica en el acceso, en la imposibilidad económica que los hogares tienen al no contar con los recursos económicos o productivos, para gozar de alimentos que no solo satisfagan la necesidad de energía diaria, sino que además suplan las necesidades nutricionales.

Es aquí donde entra la necesidad permanente de reforzar el derecho humano a la alimentación adecuada - reconocido en diversos instrumentos de derecho internacional y adoptado por más de 30 estados en sus constituciones, incluido Colombia - enfoque que implica la adopción de una serie de principios y criterios que orienten las políticas y la acción de las diferentes partes, como el dar prioridad a los más vulnerables, la equidad de género, la participación, el respeto de la dignidad y la cultura, entre otros. (Lea: Carrera contra el tiempo para salvar los bosques y ríos del país)

Es así como el derecho a una alimentación adecuada está inseparablemente vinculado a la dignidad y el desarrollo humano, y es indispensable para el disfrute de otros derechos consagrados en la Carta Internacional de Derechos Humanos. Así mismo, está vinculado con la justicia social, pues requiere la adopción de políticas económicas, ambientales y sociales adecuadas, orientadas a la erradicación de la pobreza y al disfrute de todos los derechos humanos, sin dejar a nadie atrás.

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En este contexto, y como contribución al cumplimiento de las metas propuestas en el ODS 2: Hambre Cero, en 2004 los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la agricultura (FAO ), aprobaron las Directrices Voluntarias en apoyo de la realización progresiva del derecho a la alimentación adecuada en el contexto de la seguridad alimentaria nacional.

Estas directrices ofrecen un amplio marco de políticas que orientan a los estados, incluyendo a sus diferentes actores, en el diseño de soluciones acordes a su contexto para fortalecer todos aquellos aspectos necesarios para que su población pueda acceder a alimentación saludable, bien sea a través de la producción directa para el autoconsumo o a que cuente con los recursos económicos para la compra de esta.

En esta fecha, en la que se conmemora el Día Mundial de la Alimentación, y que para este año trae como tema central la importancia del agua para la producción de alimentos y la nutrición humana, vale la pena resaltar la apuesta por la transformación que Colombia ha propuesto en el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, en el que el derecho a alimentación es uno de los cinco ejes principales para que el país se convierta en un líder de la protección de la vida.

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Maya Takagi, Representante a.i. de FAO Colombia.
Foto: FAO FAO

Colombia, en su amplia biodiversidad, es país que cuenta con la fortuna invaluable de una riqueza natural, base fundamental para la producción y autonomía alimentaria, por lo que el ordenamiento del territorio alrededor del agua, otro de los ejes transformadores, es una apuesta acertada y que vincula así con las otras tres apuestas: seguridad humana y justicia social; transformación productiva, internacionalización y acción climática; y convergencia regional.

Y es que hablar de alimentación y nutrición en un país con todo el potencial productivo como el de Colombia, exige de la participación de todos los sectores y actores en torno a la equidad; teniendo como uno de los principales retos, el sacar a los 15.5 millones de personas que, de acuerdo la Encuesta de Calidad de Vida (ECV) del DANE, para el 2022 se encontraron en inseguridad alimentaria moderada o grave. (Lea: Manglares: el tesoro de las comunidades del Pacífico colombiano)

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Tierras, agua y nutrición se unen en los objetivos que el Estado Colombiano ha sumado para avanzar en la garantía del derecho humano a la alimentación, y que con la llegada de los nuevos gobiernos locales será necesario aterrizar en las oportunidades y apuestas a niveles municipales, departamentales y de región, especialmente en aquellos centros poblados de carácter rural, donde la prevalencia de inseguridad alimentaria grave fue del 4,9% según la ECV DANE 2022.

Esto, en suma a la Reforma Rural Integral, con la que la tierra, el uso sostenible de los recursos naturales y la superación de la pobreza desde el campo, abren las puertas al desarrollo rural, la participación de las comunidades rurales en mercados nacionales e internacionales y con ello, a la esperanza por hacer de Colombia una nación soberana, saludable y sostenible.

Por Maya Takagi- Representante a.i. FAO en Colombia

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