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Así es como campesinos e indígenas monitorean animales para conservar la naturaleza

Varias comunidades se han aliado con científicos para crear redes de monitoreo que les permitan identificar a las especies que habitan sus territorios y mejorar su relación con ellas. En la Sierra Nevada de Santa Marta, por ejemplo, lograron identificar al colibrí Campylopterus phainopeplus, del que no se tenía información desde hace décadas.

07 de octubre de 2022 - 10:45 p. m.
Una de las claves del monitoreo comunitario es realizarlo a lo largo de los años para obtener mejores análisis del estado de los ecosistemas y sus especies. /Camilo Díaz -WWF Colombia
Una de las claves del monitoreo comunitario es realizarlo a lo largo de los años para obtener mejores análisis del estado de los ecosistemas y sus especies. /Camilo Díaz -WWF Colombia
Foto: CAMILO DIAZ

La pesca, la caza y otras actividades productivas, no solo han sido la base de la economía de comunidades campesinas e indígenas, sino que, además, han sido una herramienta para conocer los ecosistemas y las especies con las que conviven. Unir el conocimiento científico con el conocimiento local es hoy una de las herramientas claves para conservar la naturaleza.

Se trata del monitoreo comunitario, un mecanismo que en Colombia desarrollan varias entidades y organizaciones de la mano de las comunidades indígenas, afro y campesinas. El conocimiento local es la herramienta principal para llevarlo a cabo a lo largo de los años y de esta manera medir la biodiversidad de los bosques, ríos, selvas y el estado de las especies.

“Cada proyecto tiene una pregunta de investigación y una razón distinta de por qué se hace, así que los usos del monitoreo son muy variados. Van desde las presiones que pueden afectar un sitio sagrado para alguna comunidad indígena, hasta cómo un manejo productivo de una unidad cafetera puede mejorar la conservación de una especie que va a permitir vender mejor mi producto”, explica Diego Zárrate, director de conservación del Proyecto de Conservación de Aguas y Tierras (ProCat).

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Estos procesos no solo han permitido hacer un seguimiento a las especies, sino que además ha permitido identificar algunas de las que no se tenía información desde hace décadas, como es el caso de la especie de colibrí Campylopterus phainopeplus, visto en uno de los monitoreos comunitarios que adelanta ProCat en la Sierra Nevada de Santa Marta.

Para lograr ese tipo de resultados es importante la constancia en los monitoreos a lo largo del tiempo, según explica Jaime Cabrera, especialista en monitoreo comunitario de WWF Colombia. Por esto es importante incorporar este proceso a las actividades cotidianas de las comunidades, y brindarles las herramientas y capacitaciones en el uso de algunos elementos como cámaras, GPS y bases de datos, para que puedan llevarlo a cabo.

“Si las comunidades son las que lo lideran, el proceso es sostenible porque al final se convierte en una actividad propia de ellas, en la que ya no necesitan el soporte de alguien desde afuera”, dice Cabrera.

Una herramienta para conocer el territorio

Aunque el monitoreo puede tener diferentes finalidades, la mayor importancia de este proceso radica en la oportunidad que tienen las comunidades de reconocer sus territorios. A partir de ello, pueden tomar decisiones con el fin de conservar sus ecosistemas, emitir las alertas para actuar a tiempo frente a las amenazas y generar conciencia.

Para Eduardo Sánchez, coordinador de monitoreo comunitario de fototrampeo de la Cooperativa Multiactiva de Jóvenes ComGuaviare, una de las organizaciones que hace monitoreo al corredor del jaguar de la mano de WWF Colombia, sensibilizar a las personas de San José del Guaviare ha sido uno de los mayores frutos del proceso.

“La primera vez que hicimos monitoreo empezamos a mostrarles a los dueños de las fincas lo que tenían en sus predios (los animales), les generamos de arraigo y amor a la tierra. A partir de eso se ha generado un cambio de mentalidad de los finqueros”, dice Sánchez.

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A través de las cámaras trampa, la cooperativa ha podido identificar 25 jaguares en el territorio, que, aunque sabían que existían, no había un monitoreo que les permitiera tener información más clara sobre la presencia de esa especie en el municipio.

“Hicimos una simbiosis perfecta entre los biólogos y las personas del territorio que saben por dónde anda el jaguar, por donde es posible que pase. Antes era imposible identificarlos porque no hacíamos fototrampeo”, agrega el coordinador.

Los beneficios del monitoreo comunitario a la pesca

Una asociación campesina y 25 comunidades de cinco resguardos indígenas, cuatro ubicados en Guainía y una en Vichada, agrupados en la Corporación Mesa Ramsar Estrella Fluvial Inírida (EFI), se han encargado de monitorear durante los últimos cinco años la actividad pesquera en los ríos Inírida, Guaviare, Atabapo y el Caño Bocón. A diario los pescadores que viven cerca a estas fuentes hídricas salen en sus botes a ejercer su actividad y al llegar a sus casas registran la información que encuentran en el día a día.

“En el monitoreo que hemos realizado durante los últimos cinco años hemos visto que son cinco especies de peces las que se consumen de manera permanente en el territorio, 108 las que se consumen de manera constante en temporadas diferentes, que se sigue conservando el número de especies, pero ha disminuido la población en la cantidad”, explica Rosa Cecilia Durán Flórez, presidenta de la corporación.

El trabajo de estas comunidades no se ha quedado solo en su territorio. Gracias a las decisiones que han tomado con base en los análisis que les han arrojado los monitoreos de pesca, las comunidades han llegado a acuerdos para ejercer su actividad en el territorio, y estos a su vez han trascendido hasta la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (AUNAP), para determinar lineamientos relacionados con la actividad pesquera.

“El monitoreo comunitario nos ha servido para conocer el territorio, para poder tomar decisiones precisas en cuanto a los recursos, porque sabiendo que es lo que tenemos, sabemos lo que debemos cuidar. También nos ha servido para fortalecer las capacidades de los pescadores porque sienten que están haciendo un trabajo importante para todo el territorio”, dice Durán Flórez.

Para los expertos, que las comunidades se sumen a estas prácticas es clave para tomar decisiones que ayuden a la conservación del medio ambiente. “Si logramos transformar la información de las comunidades a los temas de plantaciones de café, acuerdos de conservaciones cacaoteras, comunidades indígenas, problemas de comunidades campesinas, conflicto con felinos; y la gente empieza a reportar esa información, tendríamos muchos datos para tomar unas mejores decisiones. Hoy no las tenemos porque los científicos somos pocos y no podemos llegar a todo el territorio colombiano”, concluye Diego Zárrate.

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