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Empresas lácteas que impulsan la transición energética en el Caquetá y el Meta

En el Caquetá y el Meta, empresas lácteas buscan implementar sistemas de energía renovable para mejorar la sustentabilidad ambiental y económica de su cadena de producción. Los resultados muestran cómo la organización en torno a este tipo de industrias puede ayudar avanzar hacia las metas climáticas y de biodiversidad en el país.

24 de octubre de 2025 - 07:00 p. m.
Paisaje ganadero.
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Foto: Cortesía
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Entre los principales compromisos de Colombia frente al cambio climático y la protección de la biodiversidad está detener la pérdida de bosques en ecosistemas estratégicos y únicos en el planeta que se ubican en sus fronteras. Para 2025, según estimaciones optimistas del Gobierno Nacional, se espera que la tasa de deforestación no sea mayor a las 100.000 hectáreas, es decir, casi dos veces el área de Bogotá.

Existen diversos factores que amenazan a las áreas forestales, pero uno de los principales es la ganadería extensiva, relacionada con el cambio del uso del suelo que, a su vez, es una de las principales actividades relacionadas con las emisiones de gases de efecto invernadero. Este sector, por otra parte, es uno de los principales rubros económicos del país, y en departamentos como el Caquetá representa según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) más del 60 % de su actividad productiva.

Para atender este potencial económico, y sus impactos ambientales, desde el nivel nacional existen políticas para mejorar la sostenibilidad del sector ganadero, como los Planes de Ordenamiento Productivo para las cadenas láctea y cárnica, los lineamientos de política para la ganadería bovina sostenible, emitidos por el Ministerio de Agricultura en 2022, y además desde el 2019 se firmaron los Acuerdos Cero Deforestación para las cadenas láctea y cárnica.

Estas políticas y compromisos ambientales fueron la base para el trabajo del proyecto ProRural, implementado por la Cooperación Alemana para el Desarrollo -GIZ, el cual se enfocó en fortalecer las capacidades de actores públicos y privados para un desarrollo ganadero sostenible y libre de deforestación.

“A través del proyecto ProRural socializamos este marco de política en Meta y Caquetá, y promovimos su implementación entre gremios, empresas y familias ganaderas”, explica Pedro Valderrama, asesor político de Prorural GIZ.

Prorural desplegò una estrategia de fortalecimiento en tres niveles: el nivel nacional, el nivel empresarial y el nivel de organizaciones regionales, y en medio de talleres y espacios de discusión sobre la sostenibilidad del sector, que vienen siendo realizados desde 2022, se identificó la necesidad de dar una solución a dos problemas del sector en Meta y Caquetá: los altos costos de la energía en el procesamiento de leche, y la ausencia de una red de frío para el transporte y acopio de leche.

De esta manera, en ambos departamentos, ubicados entre el piedemonte andino y las selvas amazónicas se vienen diseñando soluciones con energías sostenibles, Y, como resaltan los actores involucrados en estas estrategias, uno de los elementos claves para su éxito ha sido la asociatividad de la industria láctea que permite articular esfuerzos en torno, en este caso, a la transición energética.

Una nueva comunidad energética en el Caquetá

Desde su industria láctea en el Caquetá, conocida como La Maporita, Luisa Fernanda Amaya asegura que la ganadería llegó a esta zona del país promovida por el gobierno. “Cuando esto era Amazonía pura, el mismo Estado promovió la expansión de la frontera agrícola, y el país se benefició económicamente de esos años de tumbar bosque y producir en grandes extensiones de tierra”, sostiene.

En esta zona del país, el conflicto armado y la inestabilidad de los precios y de la industria, en particular, de economía lechera, no detuvieron la producción, y llevaron a productores a asociarse y organizarse. Uno de los ejemplos más recientes de esto es la Asociación Amazónica de Industriales Lácteos del Caquetá (AMALAC), la cual es presidida por Maya.

“Hemos aprendido que cuándo pensamos en cómo sobrevivir en el tiempo, no es suficiente pensar en el litro de leche o el kilo de carne, sino en cómo armar planes para desarrollarnos en grupo en medio de los cambios del clima, del mercado y nuestro entorno. Y esto comienza con un cambio de cultura y consciencia en toda la cadena de producción que va desde los ganaderos hasta los transportistas y las empresas que se encargan de la transformación y distribuir de productos lácteos”, indica Maya, presidenta de AMALAC.

De esta manera, en los últimos años se han realizado acciones para mejorar la sostenibilidad de la cadena, así como su interconexión con el mercado. Esto último se ha logrado con la consolidación de acuerdos de deforestación pero también con la denominación de origen de uno de los productos insignia de la región: el “Queso del Caquetá”.

Y este alto nivel de asociatividad es clave para enfrentar los altos costos de la energía, en particular en la refrigeración y en el procesamiento de leche.

Para buscar soluciones a este desafío, en el marco del proyecto ProRural, se realizó un estudio con la firma Óptima Consultores para identificar la viabilidad de implementar energías alternativas en la cadena láctea del Caquetá y las posibles soluciones. Entre las opciones que se identificaron, está la posibilidad de crear una comunidad energética conformada por las 19 empresas socias de AMALAC.

“Con el diagnóstico, vimos que podíamos desarrollar una solución que favoreciera a productores y ganaderos a través de los lineamientos de la política pública de las comunidades energéticas. En ese caso, se propone construir una granja solar de 2 megavatios (mw) en un terreno dispuesto por Amalac”, explicó Camilo Casallas, coordinador técnico de Optima Consultores.

La figura de las comunidades energéticas, establecida en el Decreto 2236 de 2023 del Ministerio de Minas y Energía, busca que comunidades puedan establecer sus propios sistemas de producción de electricidad a partir del sol o el viento. En particular, en este caso se busca la instalación de granjas solares que puedan venderle energía a la red interconectada del país.

Para materializar este proyecto, la alianza internacional CIAT-Biodiversity apoyo la estructuración del proyecto y todos los requisitos para dejarlo en la etapa de prefactibilidad. Con estos avances, se tiene pensado presentar el proyecto a diferentes fuentes de financiación, como por ejemplo al Fondo de Energías no Convencionales y Gestión Eficiente de la Energía (FENOGE).

“El objetivo de la granja solar es que produzca energía, aprovechando la radiación solar que tenemos en el departamento para venderla a la red nacional y con esos recursos subsidiar el tema de los costos de las industrias y empezar a reducir los diferentes costos que se presentan en las producciones”, explica Maya, del AMALAC.

Con la conformación de la comunidad energética se busca también mejorar las rutas lecheras de la región, e ir vinculando las fincas que instalen tanques fríos comunitarios, de manera que cada vez se vaya mejorando la calidad de la de leche, y abrir la puerta a que se produzcan más productos que ya se venden en grandes superficies del país.

Dotación de equipos de energía renovables en el Meta

Como comenta Omar Gómez, representante legal de Industria Lactea Gomarlac, ubicada en el departamento del Meta, con apoyo de GIZ, se estructuró un proyecto en fase de prefactibilidad para la instalación de paneles solares para alimentar sistemas de ordeño mecánico, así como tanques de frío para la conservación de la leche.

“Estos avances nos dan mucho orgullo, lo que buscamos es dar un ejemplo en la región de que si se puede realizar este tipo de proyectos sostenibles que también aumentan los rendimientos de las producciones. Y esto hace parte de varias acciones que venimos adelantando para enfocarnos en productos con sellos verdes, con procesos para utilizar menos tierra para el ganado y con el uso de insumos biodegradables para mitigar el impacto en el medioambiente”, explica Gómez.

“La formulación de este proyecto hace parte de las acciones de ProRural, para proponer soluciones que reduzcan los altos costos de la energía y, a tiempo mejorar la calidad higiénica de la leche que se produce en esta zona” indica Valderrama.

En esta misma línea, el proyecto también contempla el uso de biodigestores, que son equipamientos capaces de descomponer materia orgánica como el estiércol para producir biogás y biofertilizantes. Estas dotaciones buscan reemplazar el uso de gas natural, en particular el que es comercializado en pipetas de gas (GLP), y cuyo precio ha incrementado en los últimos años.

Esto permitiría liberar algunos de los costos de los productores tanto para sus producciones como para el uso doméstico, y les da un mayor rango de autonomía. Y en estas mismas líneas, también propusimos el desarrollo de tanques de frío isométricos como una solución para los transportistas para conservar la cadena de frío, y que puedan hacer rutas más largas ”, explica Casallas, de Optima Consultores.

Con estas iniciativas la Cooperación Alemana está dejando orientaciones para que el sector privado y el Gobierno Nacional puedan avanzar hacia una ganadería y una cadena láctea sostenible.

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