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Cada día a Bogotá ingresan miles de toneladas de comida, mercancías y otros productos con la misión de satisfacer la demanda de la quinta ciudad más poblada del continente. Este flujo de bienes ha transformado, con los años, el paisaje de la capital y su periferia con la construcción de las bodegas y zonas logísticas, que siguen creciendo año tras año.
El tamaño y la expansión de este sector en la capital y en el departamento es de tal grado que algunas firmas consultoras estiman que, para finales de 2024 había proyectos en curso para construir más de 93.000 metros cuadrados (m²) —alrededor de 13 canchas de fútbol— de zonas logísticas en la región Bogotá-Cundinamarca para el almacenamiento, manipulación y transporte de productos para su oferta en la capital y en zonas aledañas.
En este contexto, en la periferia de Bogotá opera y se expande el Ecoparque Logístico ZOL Funza (Cundinamarca), desarrollado y operado por Terranum, que ofrece activos inmobiliarios, pensados desde la sostenibilidad, para el bienestar, la eficiencia y la productividad de las empresas y sus colaboradores. Con estos desarrollos busca no solo mejorar la eficiencia en el sector logístico en la zona, sino también demostrar cómo estos proyectos pueden contribuir a la protección y la restauración de ecosistemas, así como de los hábitats de especies nativas y migratorias.
Se trata de más de 175.000 m² de área construida, con 20 bodegas y 4 centros de distribución diseñados para optimizar la distribución de bienes, con adaptaciones de infraestructura y equipos que contribuyen a disminuir el uso de energía y del agua potable. En este espacio están empresas con operaciones de alta complejidad logística en el país como Mercado Libre, DHL, Suppla, entre otras.
Como explica Andrea Dorado, vicepresidente de Operaciones de Terranum, “hemos entendido los Objetivos de Desarrollo Sostenible, como una meta común. En ese sentido, tenemos el propósito de seguir haciendo un país mejor desde acciones concretas en nuestros desarrollos inmobiliarios, honrando el rol de la empresa privada. ZOL Funza es un ejemplo de iniciativas tangibles que dan cuenta de nuestro compromiso con la sostenibilidad”.
Este proyecto busca contribuir a la creciente demanda de espacios logísticos más sostenibles, pues este sector ha sido asociado con la contaminación del aire, la generación ruido, el aumento de accidentes viales y, en general, con emisiones relacionadas con el cambio climático. Además de esto, en el caso de los proyectos en la región, estos hechos ocurren en medio del debate sobre los lineamientos de la Sabana de Bogotá, y sobre cómo asegurar que los cambios en el uso del suelo no vayan en contravía con la protección ambiental de un ecosistema clave para el país.
“Nuestra apuesta en ZOL Funza es garantizar las necesidades de la operación logística, y, al tiempo, convivir con los ecosistemas para que estos no se vean afectados por las actividades que realizamos. Es un tema de responsabilidad social ambiental que ha significado varios retos, pero que demuestra cómo estas apuestas son posibles”, explica Diego Sánchez, director de infraestructura de Terranum.
Conviviendo con el humedal
La operación de la Zona de Operaciones y Logística (ZOL) Funza es un ejemplo de cómo se ha transformado a lo largo de los años la Sabana de Bogotá. Antes de la construcción del proyecto, en este lugar se hallaban varios predios dedicados a la producción agrícola. Para sumar a la complejidad, la construcción de la ZOL se realizó cerca de un brazo del humedal La Florida, un sitio RAMSAR protegido por un tratado internacional para la conservación de estos ecosistemas.
Esto último implicó, por una parte, una serie de compensaciones arbóreas y otras contribuciones voluntarias que significaron la siembra de cerca de 5.000 árboles. Este fue, aun así, solo el punto de partida. “Nuestra política interna siempre ha sido enfocada en cómo podemos ir más allá de lo que nos pide la norma, y eso nos ha llevado a realizar una serie de proyectos para contribuir a nuestro entorno y adaptarnos a las nuevas condiciones climáticas, como son sequías más extremas”, explica Carolina Romero, coordinadora ambiental de Terranum.
Por esta razón, desde su creación, ZOL Funza hace parte del Programa Plan Padrino de la Corporación Autónoma Regional (CAR) para contribuir a la protección de humedales como La Florida, que está siendo afectado por especies invasoras, como el buchón de agua (Eichhornia crassipes) o el ojo del poeta (Thunbergia alata).
El objetivo de esta estrategia, según explica Alfred Ballesteros, director de la CAR Cundinamarca, es que el sector privado se apropie de su entorno y contribuya a proteger ecosistemas claves para la regulación hídrica de la región a través de acciones conjuntas con la autoridad ambiental.
“Con estas alianzas logramos realizar restauraciones de estos ecosistemas, pero también permitimos que más personas vigilen y estén pendientes de los humedales, para evitar que terceros lleguen a intervenirlo, a dejar basuras o invadirlo para usos indebidos”, precisa Ballesteros.
Además de esto, también se ha avanzado en temas investigativos de la biodiversidad con la identificación de 44 especies de aves que viven en el humedal La Florida, producto del trabajo de conservación, algunas de ellas con amenaza de extinción como la tingua bogotana (Rallus semiplumbeus), así como otras migratorias como el pato canadiense (Aythya affinis).
“Ser padrinos del humedal nos ha permitido la implementación de actividades de conservación, investigación, señalización, educación e innovación, adicional al mantenimiento y poda que hacemos periódicamente, para tenerlo en buen estado”, precisa José Francisco Cabra, director de operaciones de ZOL Funza. “Sumado a esto realizamos jornadas de educación ambiental con colegios, colaboradores y empresas para sensibilizar a las personas sobre el cuidado de este ecosistema”.
A través de este trabajo, en conjunto con la autoridad ambiental, surgió la idea crear un ‘hotel de paso’ para especies polinizadoras para que cumplan su rol ecosistémico en la región. Se trata de un espacio ubicado entre las bodegas logísticas y el humedal La Florida, en la que se sembraron plantas con nutrientes y néctar, árboles, arbustos y hierbas silvestres, que proporcionan una fuente de polen y néctar, anidación y refugio para los insectos. Este sitio, vale señalar, también funciona como un sitio de conexión con la naturaleza y de relajación para los colaboradores que trabajan en la ZOL cada día.
Uno de los hitos de esta alianza es que ha logrado disminuir los niveles de contaminación del humedal, en parte debido a este conjunto de acciones, pero también a un enfoque particular que tiene ZOL Funza relacionado con el manejo sostenible de las aguas en la zona. En particular, como parte del equipamiento del proyecto se cuenta con un reservorio en el que se recolecta y procesa el agua lluvia captada en varias bodegas para luego descargarla en el humedal, y de esta manera asegurar su conectividad.
“Se trata de un reservorio de 30.000 metros cúbicos que son procesados con canales y otras estructuras para entregar al humedal que ha perdido una gran cantidad de sus espejos de agua”, indica José Francisco Cabra, de ZOL Funza.
Estas estrategias se suman a que toda el agua utilizada en la ZOL, que proviene de las aguas de la Sabana de Bogotá, es tratada en una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) antes ser depositada en el alcantarillado municipal. Solo en enero de 2025 se trataron 2.450 m³ de aguas residuales.
“En la zona tratamos aguas domésticas de las zonas comunes para mitigar esa huella que dejan nuestras actividades. Aun así, es un trabajo que se pierde, pues en Colombia los alcantarillados no separan las aguas tratadas y aquellas que no. En todo caso, estamos trabajando para poder reutilizar el agua tratada en nuestras instalaciones con el objetivo de reducir el consumo de agua como parte de nuestra operación”, explicó Diego Sánchez Buitrago, director de infraestructura de Terranum.
La sostenibilidad en todos los ámbitos
Estas acciones en torno al manejo del agua hacen parte de una estrategia integral para asegurar un mejor uso de los recursos que se utilizan durante la operación, que casi nunca se detiene en la ZOL. Una de las iniciativas del proyecto tiene que ver con la instalación de más de 1.850 paneles solares fotovoltaicos que alimentan el 90 % de las zonas comunes de la zona logística, mientras que el 10% restante proviene de la red eléctrica convencional, pero con una certificación de fuentes renovables, gracias a la compra de energía de Pequeñas Centrales Hidroeléctricas.
“La instalación de los paneles solares se hizo a través de un acuerdo con Celsia, mediante el cual ellos instalaron los paneles solares y, a cambio, nos cobran a través de tarifas su uso. Estas son mucho más bajas a la de la energía convencional, lo que ha implicado un ahorro de hasta el 45 % en los costos de energía para la ZOL”, explica Nelson Fabián Millán, director de activos de Terranum.
Estas iniciativas también han sido aplicadas por algunos de los clientes que operan en ZOL Funza, con los cuales alimentan el 51 % de sus operaciones con los paneles solares del proyecto. Esto ha representado un ahorro del 26 % en los costos eléctricos y una reducción de emisiones de 190 toneladas de CO₂/año.
“Nuestra alianza con clientes comprometidos con la sostenibilidad en nuestro proyecto, ha sido ofrecer soluciones para que ellos puedan certificar su uso de energías limpias a lo largo de su cadena, en la que ya usan furgones eléctricos para la distribución, entre otras iniciativas”, precisó Millán, director de activos de Terranum. “Esta es una de las muestras de cómo se pueden hacer sinergias productivas y sostenibles”.
Además de esto, ZOL Funza cuenta con unas bodegas certificadas Edge. Al final de año proyecta certificar todo el parque en Leed Operación y Mantenimiento.
Otra de las apuestas de ZOL Funza es el manejo sostenible de residuos que surgen como parte de la operación, en la que se utiliza una gran cantidad de cajas, plásticos y otros materiales. Solamente para el caso de uno de los clientes, se estima, por ejemplo, que se generan cerca de 40 toneladas de residuos sólidos cada día en las instalaciones de ZOL Funza.
“Cada cliente cuenta con sus aliados para el procesamiento de los residuos generados como parte de su operación, pero contamos con una zona para el procesamiento de materiales utilizados en las zonas administrativas y que está disponible para las empresas. Esta es operada por una asociación local de recicladores Red Dame Tu Mano”, explica Romero, de Terranum. “Para validar estos procesos contamos con un sistema de información para hacer la trazabilidad de esta iniciativa”.
A través de este modelo, se logró una tasa de aprovechamiento del 38 % durante el 2024, con lo que evita que estos residuos afecten a cuerpos de agua o generen, en los residuos sanitarios, lixiviados y otras sustancias tóxicas en el suelo y aguas subterráneas al mezclarse con otro tipo de materiales.
Además de esto, se está construyendo una política con aliados para consolidar una política de compras sostenibles para que los residuos manipulados en la ZOL sean más biodegradables y amigables con el medioambiente.
Finalmente, una de las apuestas del ecoparque logístico de Terranum tiene que ver con la movilidad sostenible, con la implementación de un servicio de rutas gratuitas para facilitar la llegada y salida de los colaboradores en la ZOL. Asimismo, se presta el servicio de bicicletas compartidas para que los colaboradores puedan hacer sus desplazamientos por fuera de la zona logística de manera sostenible. En 2024, se realizaron más de 8.000 viajes con el programa de préstamo gratuito de bicicletas, generando una reducción de 18.728 kg de CO₂. Otra de las recientes implementaciones es la instalación de una estación de carga para vehículos eléctricos.
Con estas apuestas, ZOL Funza tiene aún zonas disponibles para su expansión para futuras bodegas de distribución y logística, en la que la eficiencia, la productividad y la sostenibilidad van de la mano, y muestran cómo se pueden mitigar las actividades humanas y corporativas en un ecosistema único como la Sabana de Bogotá.
*Este contenido de BIBO fue realizado en alianza con Terranum y la CAR Cundinamarca.