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“La paz necesita que la gente confíe en su propio desarrollo”, gerente del Programa Rutas PDET

La consolidación económica y social de la paz en los territorios es uno de los principales retos para el país en el contexto del poscacuerdo. Una de las apuestas es aquella desarrollada por el Programa Rutas PDET en los departamentos de Caquetá, Putumayo y Tumaco en Nariño, cuyo propósito es consolidar las cadenas cacaoteras y lácteas a través del mejoramiento de la infraestructura vial, el fortalecimiento de las capacidades de pequeños y medianos productores y la implementación de paquetes tecnológicos. Para hablar de este proceso, desde BIBO de El Espectador hablamos con el gerente sobre el balance del Programa que entra en su año final en Colombia.

18 de marzo de 2024 - 09:00 p. m.
Entre la apuesta del Programa está el desarrollo de infraestructura vial con participación de mujeres.
Entre la apuesta del Programa está el desarrollo de infraestructura vial con participación de mujeres.
Foto: Cortesía

A más de siete años de la firma del Acuerdo de Paz en Colombia, la materialización de lo pactado en La Habana ha sido un proceso lleno de retos y de avances. Estos esfuerzos, en parte, se han centrado en el desarrollo económico, social y ambiental de las zonas más afectadas por el conflicto armado, en algunas de las cuales se desarrollan los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET).

Como parte de los acuerdos, en estas zonas se les preguntó a sus habitantes qué necesidades tenían y qué cadenas productivas querían desarrollar. En Putumayo, Nariño y Caquetá, los campesinos y habitantes de estos sectores manifestaron que querían potenciar dos sectores en los que tenían una experiencia y un potencial aún por explotar: el cacao y los lácteos.

Para atender esta situación se desarrolló e implementó, desde finales de 2020, el Programa Rutas PDET, financiado por el Fondo Europeo para la Paz de Colombia, que busca desarrollar iniciativas e impulsar asociaciones en los territorios en tres aspectos centrales: la infraestructura vial, la comercialización, el desarrollo productivo y la innovación tecnológica. Esta iniciativa es implementada por la Red Nacional de Agencias de Desarrollo Local de Colombia (Red Adelco), Conexión - ICCO Cooperación y la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), con el apoyo de la Agencia de Renovación del Territorio del Gobierno Nacional.

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2024 es un año especial para el programa, pues entra en el año final de su implementación, en el que inicia con grandes logros, estrategias innovadoras y metas por consolidar en el país. Para hablar sobre el balance que deja este Programa, las metas para este año y las apuestas de su estrategia, desde BIBO de El Espectador hablamos con Jhon Anthony Castañeda, gerente del Programa Rutas PDET sobre sus perspectivas en la construcción de paz en los territorios y lo que viene para el Programa.

Colombia atraviesa una coyuntura particular con alertas por el incremento de la violencia en los territorios, en particular en Caquetá, una de las zonas de influencia del Programa. ¿Por qué apostarle al desarrollo económico y social de las comunidades en estas zonas del país y cómo se han consolidado como un elemento diferencial?

Uno de los aspectos claves del Programa ha sido involucrar a la comunidad, y no simplemente hacerlos beneficiarlos de una estrategia. Esto es un aspecto central, pues son personas que les ha tocado que los actores armados los presionen. Y nosotros lo que hemos hecho es, con acompañamiento técnico y formativo, simplemente darles confianza, decirles: ‘ustedes pueden construir su propio desarrollo’. Con esta visión, ellos son los que toman las decisiones, los que determinan que necesitan, y nosotros les decimos hasta donde les alcanza y cómo materializarlo.

Esto ha desembocado en un desarrollo completamente diferente que no depende de la guerra. Y es algo que se traduce directamente en sus actividades diarias. Por ejemplo, en los proyectos de mejoramiento de infraestructura vial , esto les permitirá ahorrar dinero, llegar a los puestos de salud más fácilmente, que los niños puedan asistir regularmente a la escuela y, especialmente que su producción pueda salir más fácilmente para su comercialización, en general, que su vida sea más conveniente.

¿Cuál ha sido el monto invertido por el Programa Rutas PDET en los departamentos de Caquetá, Putumayo y Tumaco en Nariño y de qué manera se han preparado las comunidades para recibir dicha inversión?

En total 36 mil millones de pesos, este año esperamos llegar a más de mil millones de pesos invertidos en proyectos que nosotros denominados como Apoyos Financieros a Terceros, enfocados en infraestructura y en el fortalecimiento de la producción de cadenas lácteas y de cacao. Todo esto lo hemos hecho, además, a una escala más grande de lo acostumbrado en los programas de cooperación internacional. Con las administraciones municipales se hacen regularmente los convenios con la comunidad suelen ser de 30 millones de pesos, nosotros pasamos la barrera en un 1.000 %, con convenios de hasta 350 millones de pesos ejecutados por la comunidad.

Para esto, tuvimos la tarea de fortalecer las capacidades de las Juntas de Acción Comunal (JAC) con las que trabajamos para que cuando les llegara la plata, no se generaran riesgos con la administración de los recursos, y tuvieran un plan claro para desarrollar. Y esto no es solamente fue hacer un taller y hablar sobre acciones victimizantes, sino decirles, sí, ustedes fueron víctimas, pero tienen la opción de cambiar eso, hacerse resilientes, y además con un potencial beneficio económico.

¿Qué resultados se han alcanzado con esta estrategia durante los tres años de ejecución del Programa?

Con el Programa hemos implementado obras en Tumaco (Nariño) y los departamentos de Putumayo y Caquetá. En total, hemos hecho más de 90 obras de infraestructura vial, ejecutadas a través de 30 contratos de apoyos financieros a terceros que han sido realizadas con las Juntas de Acción Comunal (JAC) que han ejecutado los proyectos. Ahora, cada proyecto es distinto, pues se desarrollan según las necesidades de las comunidades, en algunos casos se necesitan placas-huella, en otras alcantarillas, puentes, entre otros. Realmente, son obras cortas, de no más de cinco meses, por lo que esperamos que durante el primer trimestre de este año estemos entregando todas las obras de infraestructura que arrancaron en el último trimestre de 2023. De manera general, empezamos todas las obras que planificamos y esperamos terminarlas este año.

¿Cómo se originó la estrategia de incluir al menos el 40 % de mujeres en las obras de infraestructura, considerada uno de los aspectos más innovadores del Programa?

En la práctica, cuando uno va en la carretera y hay una obra, uno no ve mujeres, quizá en ocasiones como ‘paleteras’. Con esta imagen, nos dimos cuenta de que, si bien veníamos desarrollando programas de inclusión, estos se desarrollaban con los roles que siempre se les han establecido a las mujeres en las comunidades. Y dijimos, hagamos un cambio, y les preguntamos a las mujeres si le gustaría hacer y participar en las obras infraestructura. Nos dijeron que sí, con una gran recepción en las comunidades. Luego consultamos con el SENA qué tipo de formación ofrecían, y descubrimos que para ellos también fue era un proceso novedoso, en el que pudimos avanzar.

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En este punto llegó un nuevo reto, y fue lograr que las empresas, las alcaldías o las JAC contrataran a las mujeres para engancharlas complemente, y no quedarnos en la simple formación. De hecho, para convencer a algunas Juntas de Acción Comunal se estableció la condición de que incluyeran a las mujeres en la ejecución, y fue así que se dieron cuenta de que ellas tenían todas las capacidades.

Otra de las apuestas del Programa ha sido avanzar en la transformación de roles género en comunidades rurales, lo que parece un gran reto. ¿Cómo ha sido este proceso y cuáles siguen siendo los retos?

Si bien una de nuestras puertas de entrada a las comunidades son los talleres y estrategias de sensibilización sobre sus derechos, nuestro foco principal para cambiar estas dinámicas es ofrecer posibilidades reales a las mujeres. Esto adquiere especial relevancia en culturas donde el machismo y el paternalismo están profundamente arraigados. Sin embargo, hemos logrado trascender esta barrera al involucrar activamente a las mujeres en proyectos concretos, como obras de infraestructura. Es en estas actividades donde las personas rápidamente reconocen el valor y la importancia de las mujeres, permitiéndoles destacarse y demostrar su capacidad en cualquier proyecto.

Otro componente esencial es darles la capacidad para discernir información. Hoy en día estamos expuestos a mucha información, en ocasiones bastante complicada. Con nuestras capacitaciones las beneficiarias saben escoger sus propios procesos de información y las oportunidades a las que pueden acceder para defender sus derechos y crecer.

La transformación de las cadenas productivas también ha sido uno de los focos de la estrategia del Programa Rutas PDET, que ha llevado a varias asociaciones a competir a nivel nacional y a exportar a nivel internacional. ¿Qué oportunidades hay en la incursión en nuevos mercados para estas comunidades?

Hemos observado que al desafiar a las comunidades a certificarse en ciertos temas ambientales y a adquirir un mayor conocimiento técnico sobre la producción y la calidad de los alimentos y productos para acceder a determinados mercados, se produce un incremento en el rendimiento y la confianza en los emprendimientos y asociaciones que hemos respaldado. Ingresar a estos mercados ofrece ventajas significativas, ya que se pueden obtener mayores ingresos por las ventas en un período de tiempo más corto. Por ejemplo, en el país, el precio de la libra de cacao puede estar alrededor de los 12 mil pesos, mientras que en una venta internacional este precio puede aumentar hasta 25 mil pesos.

Esto es importantísimo, pues hay que destacar que, en la actualidad, la coca no resulta tan rentable para los campesinos. Por lo tanto, tiene mucho más sentido promover la transición hacia cultivos legales que sean ambientalmente sostenibles, y tenemos que consolidar eso.

¿Cuáles son las metas para este 2024, año final del proyecto en Colombia?

El año 2024 es muy importante para el Programa, ya que marca su año de cierre. En términos de infraestructura, nuestro objetivo es completar todas las obras que hemos iniciado. Además de esto, le hemos pedido a las comunidades establecer mecanismos para garantizar el mantenimiento constante de estas obras, dado que las vías terciarias tienen una vida útil definida, y nuestra meta es prolongarla tanto como sea posible, ideal que duren hasta 15 años. Con este fin, hemos creado los llamados Comités Procarretera, con la intención de fomentar la organización de las mujeres para el mantenimiento de las vías. Por otro lado, vamos a realizar una inversión total de 17 mil millones de pesos en infraestructura a lo largo de toda la duración del Programa, lo que va acompañado de un proceso en el cual las Juntas de Acción Comunal (JAC) rendirán cuentas sobre el uso de los recursos invertidos.

La última meta está relacionada con que el Gobierno Nacional ha tomado el Programa como un piloto para hacer proyectos integradores en las zonas PDET, precisamente por los componentes que manejamos en términos comerciales, transformadores, con inversionistas, con enfoque de género, entre otros. Esperamos que en los territorios que estamos se puedan desarrollar estos proyectos del Gobierno con los aprendizajes que nos han dejado los esfuerzos de estos años.

Finalmente, el éxito del Programa Rutas PDET en los departamentos de Caquetá, Putumayo y Tumaco en Nariño, en la consolidación económica y social de la paz en Colombia, ha sido el resultado de un esfuerzo conjunto y coordinado entre diversas entidades y actores clave. La colaboración entre los implementadores del Programa, Red Adelco, Conexión ICCO Cooperación y la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical, ha sido fundamental para llevar a cabo las iniciativas con eficacia y eficiencia. Además, el respaldo financiero de la Unión Europea a través del Fondo Europeo para la Paz de Colombia ha sido importante para el desarrollo y la ejecución de las actividades. Además, el papel de la Agencia de Renovación del Territorio, las alcaldías municipales y las organizaciones sociales, cuyo compromiso y trabajo conjunto han sido imprescindibles para garantizar el éxito y la sostenibilidad de las intervenciones. Este enfoque integral demuestra que, para lograr un verdadero impacto en la construcción de la paz, es necesario unir fuerzas y recursos de manera coordinada y estratégica.

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