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Los bosques pueden tomar muchas formas dependiendo de la latitud donde se encuentren, las características de los suelos, la regularidad de la lluvia y las temperaturas. Solo en Colombia se encuentran bosques secos, bosques de niebla, bosques de galería, manglares, bosques húmedos tropicales y bosques muy húmedos tropicales. Todos desempeñan múltiples funciones. Son, desde corredores ecológicos que conectan unos ecosistemas con otros y productores de oxígeno y alimento, hasta guardianes del agua dulce del planeta.
Se estima que estos ecosistemas albergan más de tres cuartos de la biodiversidad terrestre del mundo y que cerca de 1.600 millones de personas dependen directamente de ellos como medios de subsistencia. Además, América del Sur cuenta con el 20% del total de bosques a nivel global.
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Unos de los bosques más complejos y biológicamente diversos de la Tierra son los bosques húmedos tropicales. Estos se caracterizan por ser de copa cerrada, con temperaturas siempre cálidas y muy alta humedad por la cantidad de lluvia que reciben, ya sea estacionalmente o durante todo el año. En la zona norte de Suramérica, incluyendo a Colombia, tenemos el bosque húmedo tropical más extenso de todo el planeta, la Amazonia.
La Amazonia es un pilar de la vida en la Tierra
Este bosque húmedo tropical se extiende por Colombia, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Venezuela, Guyana, Surinam y Guyana francesa. Se calcula que en sus más de 5,5 millones de kilómetros cuadrados habita nada más ni nada menos que el 10% de todas las especies de plantas y animales que conocemos. Según el Panel Científico por la Amazonía, en dos hectáreas de ella hay más variedades de árboles que en toda América del Norte.
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Así mismo, en su cuenca hay más de 2.300 especies de peces, más que en todo el Océano Atlántico, y cerca de una sexta parte del agua dulce del planeta fluye por sus ríos y arroyos. Solo en la parte colombiana de la Amazonia se conoce la presencia de 674 especies de aves, 158 de anfibios, 195 de reptiles, 212 de mamíferos, 753 de peces y más de 6.300 plantas diferentes de flora.
También, allí viven 35 millones de personas, entre ellos indígenas y poblaciones tradicionales que hablan 330 lenguas distintas. Esto la convierte en un epicentro no solo de diversidad de especies sino de culturas y saberes ancestrales.
Proteger los bosques para enfrentar el cambio climático
Los bosques tienen un rol crucial a la hora de enfrentar el cambio climático. Por un lado, si son degradados o arrasados liberan gases de efecto invernadero y, por ende, contribuyen al aumento de la temperatura global. La deforestación y degradación de los bosques y el cambio de uso de la tierra aportan cerca de un cuarto de las emisiones totales de gases de efecto invernadero en el mundo, lo que representa más del total de emisiones del sector transporte global.
Por otro lado, si los bosques son conservados o restaurados, ayudan a mitigar el cambio climático y también a adaptarnos. Por ejemplo, actúan como grandes sumideros de carbono, es decir, absorben dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero que almacenan en su vegetación y en la biomasa que yace en sus suelos. De no ser por ellos, todos esos gases estarían en la atmósfera aumentando el calentamiento global y poniendo en riesgo al planeta.
Aproximadamente, 2.600 millones de toneladas de dióxido de carbono, un tercio de los gases emitidos por la quema de combustibles fósiles, son absorbidos por los bosques cada año, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. El mejor ejemplo de su capacidad es la Amazonia. De acuerdo con el Panel Científico por la Amazonía, este ecosistema almacena alrededor de 130 mil millones de toneladas de carbono, casi el valor de una década de emisiones globales de dióxido de carbono.
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Además, los bosques producen enormes cantidades de oxígeno y son cruciales en la regulación de los ciclos hídricos. Por ejemplo, los millones de árboles de la Amazonia evaporan miles de litros de agua diariamente, creando flujos aéreos de agua, conocidos como ríos voladores, de los que dependen las lluvias y los ciclos hídricos del continente. En este sentido, los bosques regulan el clima y garantizan disponibilidad de agua para ecosistemas y poblaciones, aumentando la resiliencia frente al aumento de temperatura y posibles sequías.
A esto se suma que los bosques también tienen la capacidad de protegernos de desastres naturales y eventos climáticos extremos, los cuáles se pronostica aumentarán con el cambio climático. Este es el caso de los bosques de manglar que actúan como una especie de barrera contra las mareas altas e, incluso, los tsunamis, pues al estar entre la costa y el mar se interponen a la fuerza de las olas y reducen su impacto. Hay cifras que indican que una línea de manglar de 500 metros reduce la altura de las olas entre un 50 y 90 por ciento.
Los bosques del mundo están en grave riesgo
A pesar de todos los servicios que nos prestan, la deforestación amenaza gravemente a los bosques del mundo. El reporte ‘Frentes de deforestación; impulsores y respuestas en un mundo cambiante’ de WWF asegura que en el mundo hay 24 frentes de deforestación y 9 de ellos están en América Latina. Seis se encuentran en la Amazonia en Brasil, Colombia, Perú, Bolivia, Venezuela y Guyana; otro en el Gran Chaco entre Paraguay y Argentina; uno en el Cerrado en Brasil; uno en Chocó-Darién entre Colombia y Ecuador; y otro en la Selva Maya entre México y Guatemala. Entre 2004 y 2017, más de 43 millones de hectáreas de bosque fueron devastadas en los 24 frentes, un área del tamaño de California, en Estados Unidos.
En Colombia, las cifras son igual de preocupantes. De acuerdo con el más reciente informe del IDEAM, en el 2021 se talaron 174.103 hectáreas de bosque, principalmente en Meta, Caquetá, Guaviare, Putumayo, Norte de Santander y Antioquia, donde se registró el 77% de la deforestación. Esto quiere decir que hubo un aumento del 1,5% con respecto al 2020, cuando se deforestaron 171.685 hectáreas. En 2021, el 64% de la deforestación se concentró en los departamentos de la Amazonia.
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Según indicó el Ministerio de Ambiente en la presentación de las cifras de deforestación del IDEAM, detrás de la deforestación en Colombia está la praderización orientada a la usurpación y el acaparamiento de tierras, la implementación de malas prácticas de ganadería extensiva, los cultivos de uso ilícito, la ampliación no planificada de infraestructura de transporte, la extracción ilícita de minerales, la tala ilegal y la ampliación de la frontera agrícola en áreas no permitidas. En el mundo, la agricultura y ganadería a gran escala se ubica como la mayor causa detrás de la pérdida de bosques, puesto que miles de hectáreas son arrasadas para dar lugar a estos usos.
Por otro lado, los cambios de temperatura, humedad y otras condiciones, debido al cambio climático, también están afectando a los bosques y a las especies que viven en ellos. Con el aumento de la temperatura global, incrementa la frecuencia de los incendios, cambian los patrones de lluvia, se intensifican las sequías y cambian las condiciones en las que viven las especies, poniendo en riesgo aquellas que no puedan adaptarse o migrar.