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La sal, para muchos, puede ser un ingrediente indispensable en la cocina. Sin embargo, su importancia va más allá de darle sabor a las comidas. El sodio (Na), como también se le conoce, es un nutriente esencial para los animales, y ahora sabemos que, de su disponibilidad en las plantas depende la distribución de grandes herbívoros como los elefantes, jirafas y rinocerontes.
Esta fue la gran conclusión de un estudio publicado recientemente en la revista Nature Ecology and Evolution. La investigación, en la que participaron cerca de 30 científicos, realizó un mapa del sodio con los datos de concentración de este elemento en las hojas de decenas de especies de plantas. Para ello, tomaron 4.258 muestras en 268 ubicaciones de África. También analizaron la cantidad de sodio presente en 1.356 muestras de heces de ejemplares de 28 especies diferentes.
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Lo que encontraron es que en las zonas donde dominan plantas con mayor concentración de sodio, es donde hay una mayor abundancia de herbívoros de mayor tamaño, como los elefantes o jirafas.
“En Kenia, los elefantes entran en cuevas para consumir rocas ricas en sodio, y en la selva tropical del Congo excavan en busca de sal en los lechos de los ríos”, dijo Andrew Abraham, investigador de la Universidad Municipal de Nueva York y primer autor a El País. “Se sabe que los gorilas se pelean por los alimentos más salados, mientras que los rinocerontes, los ñúes y las cebras suelen reunirse en las salinas, desde el desierto de Kalahari hasta el Masái Mara”, añadió.
Con estos datos, pudieron identificar que las mayores partes del continente donde hay restricción de sodio, y por ende poca población de grandes herbívoros es en África central y occidental. “Planteamos la hipótesis de que la limitación de Na es un mecanismo adicional que contribuye a la escasez o “falta” de megaherbívoros en esta región, lo que anteriormente se ha atribuido a la caza excesiva o a los suelos infértiles”, escribieron los autores en el estudio.
En otras palabras, aunque la baja disponibilidad de sodio probablemente no sea la única responsable de la escasez de megaherbívoros en África Occidental, puede funcionar en conjunto con otros factores de estrés antropogénicos o ambientales previamente considerados.
Además, indican que este patrón se da de manera más pronunciada en las hembras gestantes o lactantes, ya que sus requerimientos de sodio aumentan el doble durante estas etapas.
Los investigadores señalan que si no hay una ingesta suficiente de sal, puede haber consecuencias fisiológicas, como el deterioro del metabolismo proteico y energético, pueden conducir a una reducción de la supervivencia, la reproducción y el crecimiento poblacional.
“Nuestros resultados también indican que los grandes herbívoros de todos los tamaños corporales pueden verse limitados en entornos con niveles muy altos de Na como las zonas costeras o los entornos áridos. En estos paisajes, la ingesta crónicamente alta de Na, potencialmente combinada con una menor disponibilidad de agua, puede causar estrés fisiológico (por ejemplo, hipertensión) y muerte prematura”, agregan los investigadores.
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