Durante los últimos años, los Negocios Verdes impulsados por el Ministerio de Ambiente, con apoyo de la cooperación internacional, se han consolidado como bienes y servicios que velan por el uso sostenible de la biodiversidad y que buscan superar las desventajas sociales y económicas de regiones marginadas y golpeadas por el conflicto armado.
La Oficina de Negocios Verdes y Sostenibles partió con menos de 120 negocios verdes verificados en 2015 y hoy cuenta, junto a las corporaciones ambientales del país, con un portafolio de 4.162 negocios verdes verificados en 750 municipios, a los que están asociadas 78.932 personas y generan 48.052 empleos. Además, bajo el programa “Desarrollo Local Sostenible-DLS”, financiado por la Unión Europea (UE), se apoyaron 1.590 empresas verdes, que para el 2021 generaron ventas equivalentes a 31,7 millones de euros y 4.921 puestos de trabajo (41% para mujeres). (Lea: Un oso se tomó más de 400 ‘selfies’ con una cámara trampa en Estados Unidos)
En conjunto con Parques Nacionales Naturales (PNN), el programa DLS ha apoyado a más de 300 Mipymes sostenibles ubicadas en 41 áreas protegidas y beneficiando a 6.350 familias (34 % de comunidades indígenas; 21 % familias afrocolombianas y 40 % familias campesinas). Cabe destacar que, en sintonía con la implementación del punto 1 del Acuerdo de Paz (Reforma Rural Integral), el 40% del total de estos negocios verdes y Mipymes están ubicados en zonas PDET y en áreas de especial interés ambiental con presencia de núcleos de deforestación.
A pesar de todo este esfuerzo, problemáticas como la deforestación, que según el Ideam y el Ministerio de Ambiente llevó, en 2021, a la pérdida de más de 174.000 hectáreas de bosque y generó graves afectaciones sobre ecosistemas estratégicos, supone retos que debe asumir el gobierno colombiano para proteger su biodiversidad. En esta línea, la Oficina de Negocios Verdes del Ministerio de Ambiente actualizó el “Plan Nacional de Negocios Verdes 2022-2030″, con miras a promover actividades productivas que favorezcan a las comunidades y a la naturaleza. (Lea: Hay más de 500 especies de hormigas por fuera de sus hábitats, ¿debería preocuparnos?)
“Hasta el momento, la oficina se había dedicado principalmente a la verificación de negocios verdes y con este plan queremos pasar a la gestión. Para ello, tenemos que potenciar oportunidades que no han sido tan prioritarias, como la economía circular, la bioeconomía y un verdadero desarrollo territorial”, explica José Manuel Perea, jefe de la Oficina de Negocios Verdes y Sostenibles.
Según detalla el funcionario, uno de los puntos clave del plan será fortalecer el Pago por Servicios Ambientales (PSA), con el fin de que sea un motor para los negocios verdes en territorios con diversas problemáticas ambientales como el Chocó Biogeográfico, la Amazonía, el corredor minero del Cesar y el Bajo Cauca Antioqueño. Esta iniciativa funciona como incentivos económicos en dinero o en especie para personas o comunidades que trabajen en la preservación y restauración de áreas y ecosistemas estratégicos.
Para estas metas, seguirá siendo vital el apoyo del Programa de Desarrollo Rural con Enfoque Territorial (DRET II), de la Unión Europea (UE), la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Su asistencia técnica ha sido clave para elaborar estrategias que mejoren las condiciones de productividad, competitividad y acceso a mercados de los negocios verdes, al igual que para fortalecer la agenda interministerial entre Ministerio de Agricultura y Ministerio de Ambiente. Algunos ejemplos de ello son la estructuración de dos proyectos PSA en el páramo de Cruz Verde (Cundinamarca) y en el territorio colectivo de comunidades afro en Tumaco (Nariño), así como el apoyo a la ruta para la promoción y comercialización de los productos agroecológicos vinculados a los Negocios Verdes. (Lea: Una esperanza para reducir el hambre y la pobreza rural en Colombia)
“Las Rutas Territoriales o los pilotos del Programa DRET II nos han ayudado a generar valor en los territorios y a crear condiciones para que las comunidades puedan acceder a recursos. Sus constantes capacitaciones seguirán siendo fundamentales para que las personas conozcan la oferta del Ministerio y de la cooperación internacional, y para que elaboren proyectos que les permitan desarrollar su autonomía”, señala José Manuel Perea.
El jefe de la Oficina de Negocios Verdes también recalca que el fortalecimiento de la economía popular a través de parámetros de sostenibilidad será clave para transitar en 2030 hacia un modelo de descarbonización que garantice una justicia ambiental, económica y social para las poblaciones rurales. “Por esto nos enfocaremos en la investigación y la educación, ya que son esenciales para que las comunidades tengan conciencia de la importancia de proteger los ecosistemas a través de negocios verdes y estrategias de conservación”.
Otras líneas estratégicas relevantes serán la generación de alianzas, la implementación de sistemas de monitoreo de negocios verdes, el desarrollo de instrumentos económicos, el posicionamiento de los negocios verdes como alternativa responsable y sostenible, además de fortalecer su oferta y garantizar su acceso a mercados. (Lea también: Indonesia utilizará la inteligencia artificial para enfrentar las inundaciones)
“Antes se decía en la oficina que ‘el que contamina paga’, cuando la pregunta a responder debería ser: ¿cómo este tipo de procesos nos permiten hacer más eficiente el uso de los recursos? Entonces tenemos que hablar de que ‘proteger paga’, pues es lo que verdaderamente puede generar concienciación en los diversos sectores”, sostiene Perea. También destaca la necesidad de ampliar el espectro de los negocios verdes, para incluir capitales de mayor dimensión que apoyen a las pequeñas iniciativas en su proceso de consolidación.
Para conseguir un profundo desarrollo territorial será necesario robustecer la agenda interministerial entre el Ministerio de Ambiente y el Ministerio de Agricultura. Tal y como menciona Perea, solo así se conseguirá el objetivo de transitar de una economía agraria a una economía agroecológica que combine los saberes locales y la ciencia moderna. Todo esto en búsqueda de sostenibilidad en negocios de cultivos y productos agrícolas como frutas, cacao, café, sacha inchi, vegetales, hierbas aromáticas y miel, entre otros.
“Por ejemplo, el açaí que está en los bosques tiene una alta demanda a nivel internacional que incluso Brasil no alcanza a cubrir por completo. Por eso es que nos sirve más el bosque en pie, porque hay muchos productos no maderables del bosque que pueden ser aprovechados sin necesidad de generar presión sobre los ecosistemas”, menciona Perea.
Finalmente, el funcionario subraya que durante el gobierno de Gustavo Petro y el liderazgo de Susana Muhamad en el Ministerio de Ambiente, el enfoque diferencial y el respeto por las culturas tradicionales será fundamental para llegar a cualquier tipo de consenso con las comunidades. “Tenemos que saber hasta dónde podemos llegar y no imponer una perspectiva de desarrollo que rompa con su idiosincrasia. No estamos construyendo de arriba hacia abajo, sino de abajo hacia arriba”, concluye.