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El necesario debate por las altas tarifas de energía en el Caribe, se ha venido llenando de imprecisiones y estigmatizaciones, sin información completa, acusando a los generadores como los responsables de esta crisis. Para restarle valor a estas acusaciones infundadas basta recordar que esta región se ha visto afectada por un conjunto de circunstancias alimentadas por el tiempo y no atendidas estructuralmente.
Esta coyuntura tiene como responsables muchos hechos históricos, incluyendo corrupción y malos manejos, de parte de algunos actores públicos y privados; desviaciones y malas prácticas de consumo; la pandemia del covid; y otros problemas no atendidos oportunamente. Ninguno de estos asuntos corresponde a los generadores.
Generadores, del mito a la realidad
El precio de la energía que llega en la cuenta final a los usuarios se establece con una fórmula de seis elementos, siendo la generación uno de ellos (los otros cinco corresponden a otros factores como la trasmisión o la distribución). Esta fórmula se define según las normas que dicta la Comisión Reguladora de Energía y Gas (CREG) como reguladora del sector, quien debe evaluar y definir los ajustes necesarios. Lo cierto: el precio de la generación de energía es el mismo para todo el país, por eso es falso que exista un precio más alto para la Costa por parte de los generadores.
Por un lado, están los contratos de energía que típicamente se dan de manera bilateral entre las empresas generadoras y las distribuidoras. Estos contratos son de largo plazo, a un precio fijo, en condiciones de competencia para todo el país. En promedio, el 80% de la energía del país se negocia bajo esta modalidad.
De otro lado, está la venta de energía en Bolsa, que corresponde tan solo al 20 % de la energía, donde se negocian típicamente excedentes y/o faltantes de energía. Allí el precio responde a la dinámica del mercado según la disponibilidad del agua y otros combustibles en tiempo presente y su proyección en el corto plazo, entre otros factores. Cuando hay señales de escasez, a partir de información climática y técnica, el agua disponible debe guardarse para enfrentar las sequías y por eso su precio sube, dando entrada a otras fuentes de generación de respaldo, como las térmicas, que son más costosas por el precio de sus combustibles. El precio de Bolsa responde entonces a diversos criterios técnicos con el fin de garantizar el acceso a la electricidad firme y segura ininterrumpidamente.
Gestión de los distribuidores
El precio al que se compra la energía y su cantidad es una responsabilidad del distribuidor local, el cual decide su nivel de exposición al precio de Bolsa y su tolerancia a esa volatilidad. La mayoría adquiere la energía de los generadores mediante contratos de largo plazo y a precio estable, y algunos deciden adquirir en Bolsa a precios variables, que a veces es más bajo que los contratos y otras más alto.
Lo cierto: es que si en alguna región del país el componente de generación es más costoso que en otra, esto no tiene que ver con los generadores, sino con los esquemas de compra de energía implementados, que en algunos casos incluyen comercializadores e intermediarios que reciben primas por su intervención y este sobrecosto termina trasladado a las tarifas.
La principal diferencia de tarifas entre el Caribe y el resto del país está plasmada en los cobros por las Pérdidas y la Opción Tarifaria, que representan más del 30% de la tarifa.
Las Pérdidas hacen alusión a la energía que se pierde en el transporte (llamadas técnicas) y en los hurtos y fraudes (llamadas no técnicas) un flagelo histórico en la región. Para ambos casos los valores son superiores al resto del país: si el promedio del país es de $73 kWh, para Air-e es de $118 kWh y para Afinia es de $181 kWh. La modernización de la infraestructura es fundamental para bajar estos valores.
El caso de la Opción Tarifaria se refiere a la recuperación de esos saldos de energía que no se cobraron durante la pandemia y que ha tenido un modelo diferente de cobro entre la Costa y el resto del país. Mientras Afinia decidió hacerlo paulatinamente a varios años (alrededor de $80 kWh mensual), Air-e decidió hacerlo en poco más de un año (sumando más de $250 kWh mensual). De allí se explican los incrementos (en algunos municipios de la Costa este cobro ha crecido hasta 689% en los últimos 12 meses), pues el promedio del país es de $42 kWh. Recordemos además que es Gobierno Nacional ha decidido asumir estos saldos para los estratos 1, 2 y 3 de todo el país y no solo suspender de forma temporal los que venía cobrando Air-e.
Cobros que no son energía
Finalmente, no todo lo que se cobra en la factura corresponde a la energía consumida. Los usuarios del Caribe podrían encontrar en su factura aspectos como alumbrado público, servicio de aseo y tasa de seguridad, que en algunos casos representan cerca del 32% del total de la factura.
Entre pérdidas, Opción Tarifaria y cobros adicionales, más del 60 % de la factura que pagan los usuarios en el Caribe no tiene que ver con el rol de los generadores, sino con actores diferentes de la cadena y circunstancias ajenas.
Analizando el tema punto por punto, queda claro que “culpar a los generadores” busca simplificar un problema complejo e histórico y que la única opción para bajar los precios es a través de la inversión en nuevos proyectos de generación, el avance en la actualización y desarrollo de infraestructura de transmisión y la estabilización de la CREG para la toma de decisiones eficaces y oportunas, como vienen advirtiendo los expertos desde hace dos años.
Por ISAGEN
