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Por estos días, en Victoria Falls, una ciudad en el oriente de Zimbabue (África), se está llevando a cabo una importante reunión que no suele llamar mucho la atención de los medios, pero que es clave en la búsqueda de soluciones para los ecosistemas más amenazados del mundo: los humedales.
En términos técnicos, se conoce como la 15ª reunión de la Conferencia de las Partes Contratantes de la Convención sobre Humedales de Importancia Internacional, más conocida como Ramsar. En pocas palabras, los 172 países que han ratificado esta convención se reúnen cada tres años para ver cómo se detiene y revierte la pérdida de humedales, así como para compartir buenos ejemplos locales.
Como contamos en esta nota, un par de días antes de que empezara la COP15 de Ramsar, la delegación de Colombia llevó una propuesta de resolución que se venía trabajando por años. En síntesis, buscaba que se reconociera a los delfines de río como especies claves para la conservación y el uso sostenible de los humedales.
La lógica de la propuesta es circular, nos dijo Fernando Trujillo, director científico de la Fundación Omacha, quien por más de 30 años ha investigado a las dos especies de delfines de río que habitan en el país. “Protegiendo a los delfines, podemos proteger los sitios Ramsar, y estos últimos son la mejor figura de enfoque acuático para proteger especies amenazadas”, aseguró el biólogo, quien preside el subcomité de Pequeños Cetáceos de la Comisión Ballenera Internacional (CBI).
Y es que los delfines de río y los humedales comparten una característica: están altamente amenazados. Según un reciente informe, elaborado en la antesala de la COP15 por la Secretaría de la Convención de Ramsar, desde 1970 se ha perdido el 22 % de los humedales, lo que equivale a más de 500 millones de campos de fútbol.
Mientras tanto, las ocho especies de delfines que existen se encuentran clasificadas como En Peligro o En Peligro Crítico según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y, de acuerdo con WWF, las poblaciones de delfines de río se han desplomado en un 73 % desde la década de 1980, principalmente por infraestructuras hidráulicas, la pesca insostenible y la contaminación.
Según la plataforma Earth Negotiations Bulletin (ENB), un servicio de información independiente sobre las negociaciones de las Naciones Unidas, el proyecto de resolución fue presentado el domingo 27 de julio. La propuesta fue apoyada por países como China, Venezuela, Ecuador, Nepal, Argentina, Fiji, entre otros, mientras que, como se esperaba, Francia, en nombre de la Unión Europea, cuestionó que la resolución se enfocara en los delfines de río. La principal crítica, residía en que “podría dar lugar a una proliferación de resoluciones si posteriormente se añadieran especies adicionales”, reportó ENB.
Pese a estas inquietudes, en los últimos días la delegación colombiana logró convencer al resto de países y el proyecto de resolución fue aprobado en la jornada de este miércoles 30 de julio por los 172 países que hacen parte de la reunión.
¿Qué dice la resolución impulsada por Colombia?
Aunque hubo algunos ajustes menores al texto inicialmente planteado por el país, la resolución establece seis líneas de acción que serán vinculantes (de obligatorio cumplimiento) para los 14 países en donde habitan los delfines de río.
Lo primero, nos dijo Delio Mendoza, director de Bosques, Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del Ministerio de Ambiente, es que se reconozca a los delfines de río a nivel global “como especies clave esenciales para la conservación de los humedales en Sudamérica y Asia”. En segundo lugar, busca que las partes contratantes, fortalezcan los esfuerzos de conservación, uso sostenible y restauración de los ecosistemas de agua dulce, enfocados en los delfines de río y sus hábitats.
Las otras líneas apuntan a que se promueva una colaboración entre continentes y países, que se apoye la investigación científica y el establecimiento de mecanismos de acceso abierto e intercambio de datos para compartir historias de éxito y mejores prácticas entre los países. Finalmente, se espera que los países aumenten la ambición para “priorizar planes de acción de conservación de los delfines de río a nivel local, nacional, continental y global”. Con esto último, señaló Mendoza, se espera que los países también incrementen la inversión frente a los delfines de río y los sitios Ramsar.
Días antes del inicio de la COP15 de Ramsar, Juliana Sintura-Arango, especialista de Ecosistemas Acuáticos y Marinos de WWF Colombia, una de las organizaciones que apoyó la construcción de la resolución, aseguró que esta “representa un avance normativo en el ámbito multilateral, ya que además genera sinergias entre convenciones como el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, aumentando el compromiso a nivel regional y global por la protección de ecosistemas, especies y los modos de vida de las personas que habitan y dependen de estas cuencas y humedales”.
En últimas, se trata, como apuntó Trujillo, de generar un impacto, no solo en los delfines de río, o en los 29 sitios Ramsar en los que habitan entre Sudamérica y Asia, sino también a mejorar el ambiente y los servicios ecosistémicos que prestan estos humedales a más de 1.600 millones de personas que habitan sus cuencas.
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