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Científicos de todo el mundo analizaron cómo el derretimiento de las capas de hielo haría mucho más lenta una de las corrientes oceánicas más fuertes del mundo, la Corriente Circumpolar Antártica (ACC), de aguas frías que fluyen del oeste al este alrededor de la Antártida.
De manera más específica, investigadores de la Universidad de Melbourne y del Centro de Investigación NORCE de Noruega concluyeron que el deshielo afectaría a esta importante corriente en un 20 % para 2050, en un escenario en el que continúe el alto volumen de emisiones de carbono.
Luego de llevar a cabo una simulación del océano, el hielo marino y el transporte de calor, los expertos diagnosticaron cuál podría ser el impacto de la ralentización de la ACC en los cambios de temperatura, salinidad y condiciones del viento. Tras obtener los resultados, uno de los autores principales del estudio, el profesor asociado de mecanicismo de fluidos Bishakhdatta Gayen, afirmó que algunas de las consecuencias graves podrían ser “una mayor variabilidad climática con extremos en ciertas regiones, y un calentamiento global acelerado debido a una reducción en la capacidad del océano para actuar como sumidero de carbono”. El artículo fue publicado en la revista científica Environmental Research Letters.
“Las capas de hielo que se derriten vierten grandes cantidades de agua dulce en el océano salado. Este cambio repentino en la ‘salinidad’ del océano tiene una serie de consecuencias. Estas incluyen el debilitamiento del hundimiento del agua superficial del océano hacia las profundidades (llamado Agua del Fondo Antártico) y, según este estudio, un debilitamiento del fuerte chorro oceánico que rodea la Antártida”, dijo el Profesor Asociado Gayen.
El posible impacto en la biodiversidad
La ACC es considerada como una “cinta transportadora oceánica” del mundo. De hecho, es cuatro veces más fuerte que la corriente del Golfo, y une los océanos Pacífico, Atlántico e Índico. También, es el principal mecanismo de intercambio de calor, dióxido de carbono y sustancias químicas.
Funciona, además, como una barrera para especies invasoras, entre ellas las balsas de algas marinas que se desplazan por las corrientes, además de otros animales marinos como camarones y moluscos.
Si esta importante corriente se desacelera y debilita, los científicos afirman que existe una gran posibilidad de que estas especies lleguen al continente antártico e impacten en la red alimentaria, lo que podría cambiar la dieta disponible para animales como los pingüinos antárticos.