Frente a las costas del Pacífico costarricense se encuentra una de las filtraciones de metano, uno de los hábitats más asombrosos y diversos de la Tierra. Allí, cientos de animales se alimentan del metano que se va generando por la descomposición de la vida marina que, al morir, se hunde y entierra en el lecho marino.
Como explica la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, las filtraciones de metano son cruciales, tanto para la gestión de la pesca, como por el consumo de metano de las especies que allí habitan. Este consumo permite que el metano, uno de los gases responsables del cambio climático, no se libere a la atmósfera.
Recientemente, un grupo de científicos presentó el recuento de biodiversidad jamás registrado en una única región de filtraciones. Su trabajo se enfocó en la filtración de metano que hay frente a la costa del Pacífico en Costa Rica y requirió 63 inmersiones entre 2009 y 2019 a profundidades que oscilaron entre los 300 y los 3.600 metros.
Los resultados de esta década de trabajo fueron publicados hace unas semanas en la revista académica ZooKeys. En este, explican los autores, “se presenta un catálogo exhaustivo de la biodiversidad de aguas profundas —principalmente invertebrados— descubierta durante cinco expediciones de investigación”.
A través de recolección de especímenes, fotografía y secuencias de ADN, el equipo de 28 investigadores logró identificar 488 especies distintas. De estas, 131 habían sido descritas con anterioridad y, al menos 58, son completamente nuevas para la ciencia. Las casi 300 especies restantes “presentan cierto grado de incertidumbre taxonómica, por lo que es probable que representen adicionales no descritas”.
Charlotte Seid, una de las autoras del estudio e investigadora del Instituto Oceanográfico Scripps, de la Universidad de California en San Diego, señaló que esperan que este recurso “rico en información y de libre acceso, refuerce la investigación, la educación y la conservación de la biodiversidad de los fondos marinos, además de establecer un alto nivel científico que inspire estudios igualmente exhaustivos en otras partes del mundo”.
De las 488 especies identificadas, 155 correspondían a anélidos —animales invertebrados cuyo cuerpo, por lo general, se segmenta en anillos—; 108 moluscos; 96 eran crustáceos —como las langostas o los cangrejos—, y los restantes correspondían a cnidarios, equinodermos, nemerteos y cromistas.
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