
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Es posible que haya oído hablar de los límites planetarios, barreras definidas por la ciencia que marcan las condiciones necesarias para mantener la Tierra como un hogar seguro. La idea es sencilla: mientras nos mantengamos dentro de estos límites, el planeta seguirá siendo habitable; si los traspasamos, aumentan los riesgos de sufrir daños irreversibles en los sistemas que sostienen la vida. En su última evaluación anual, el Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático concluye que el planeta ha superado por primera vez el séptimo límite planetario, y esta vez el afectado es el océano.
Los investigadores señalan que los océanos se están volviendo más ácidos, lo que amenaza la vida marina. La llamada acidificación oceánica a menudo se conoce como el “gemelo malvado” o “hermano malvado” del cambio climático porque ambos fenómenos comparten la misma causa principal: el aumento de los niveles de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, y ambos representan una grave amenaza para los ecosistemas marinos.
Para comprender esto, es muy útil conocer el papel del aragonito, un tipo de carbonato de calcio que muchos organismos marinos —como corales, moluscos y ciertos plancton— utilizan para formar sus conchas y esqueletos.
Puede ver: La ciencia empieza a descifrar qué hay detrás de las turbulencias en los vuelos
La “saturación superficial media global de aragonito” mide qué tan fácil es para estos organismos construir y mantener sus estructuras. En términos simples, mientras el aragonito se mantenga alto, las conchas se forman con facilidad. Si baja mucho, las conchas se disuelven y los organismos tienen problemas para sobrevivir.
Actualmente, el valor global de saturación de aragonito es 2,84, ligeramente por debajo del límite seguro revisado de 2,86, que corresponde al 80 % del valor preindustrial. Según el informe del instituto: “Esto significa que, por primera vez, evaluamos que se ha transgredido el Límite Planetario de Acidificación Oceánica”.
La acidificación de los océanos está muy vinculada con la pérdida de oxígeno. “Las aguas se calientan, reducen su capacidad para retener oxígeno, y la escorrentía de nutrientes de la agricultura provoca proliferación de algas que consumen aún más oxígeno”, señala el informe. Desde 1970, el contenido de oxígeno en los océanos ha disminuido entre un 1 % y un 3 %, y se espera que esta pérdida se multiplique por cuatro en los próximos siglos.
Este fenómeno amenaza a los organismos que forman conchas o esqueletos de carbonato de calcio, como corales, moluscos y especies clave de plancton. Su declive puede alterar las redes tróficas, debilitar la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas marinos y afectar la capacidad del océano para regular el carbono. Además, la acidificación influye en la reproducción, el crecimiento y el metabolismo de muchas especies, sumándose a la presión que ya ejerce la sobrepesca y provocando una disminución general de la biodiversidad marina. (Puede ver: Encuentran un tiburón gigante en Villa de Leyva)