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El Ministerio de Ambiente está cada vez más cerca de declarar, oficialmente, al pez basa (Pangasianodon hypophthalmus) como una especie exótica invasora en Colombia, pues está causando graves estragos en varios ecosistemas del país, como lo hemos contado en reiteradas oportunidades en este diario.
Así lo indica el borrador de una resolución conocida por El Espectador que, por el momento, está abierta a comentarios, pero en la que queda clara la intención de esa cartera: adoptar medidas para que se erradique, se prevenga, se maneje y controle al pez basa en Colombia.
De igual forma, el Minambiente, liderado por Irene Vélez (por ahora), prohibiría la introducción de alevinos y parentales. También prohibiría el fomento, reproducción, propagación y comercialización del pez basa.
La idea es que esas medidas que tomaría el Estado colombiano estén coordinadas por diferentes entidades. Entre ellas, las Corporaciones Autónomas Regionales, Parques Nacionales Naturales, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, la Aunap y, entre otros, los ministerios de Ambiente, Ciencia, Salud, Agricultura y Comercio.
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En uno de los apartados el Ministerio es claro: “en los casos de introducción de especies exóticas invasoras los beneficios son, en general, capitalizados por el sector privado, pero los problemas de invasión biológica (...) generan un impacto en toda la sociedad y la responsabilidad para dar solución a este problema recae en los gobiernos y en el público en general”.
Las razones del Ministerio de Ambiente para erradicar el pez basa
En el borrador de resolución, el Ministerio de Ambiente hace una detallada explicación de por qué hay que erradicar, controlar y prohibir el comercio del pez basa en Colombia.
En el documento hace una revisión de literatura que abarca estudios que desde hace más de una década han advertido de potencial invasor de esta especie, hasta recientes análisis de la comunidad científica que muestran las consecuencias de no actuar pronto.
Por ejemplo, se lee en el borrador de resolución, en un estudio de 2010 esta especie obtuvo un puntaje de 766,993 sobre un puntaje máximo de 1500 en el “protocolo para el análisis de riesgo (...) lo que la califica como especie de alto riesgo”.
Además, en la evaluación que por esos años hizo el Instituto Humboldt, junto con el Invemar y otras entidades como el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia, concluyeron que pez basa “es una especie originaria de la cuenca del río Mekong, con perfil invasor, en razón a su rusticidad, alta tasa reproductiva, amplio rango de alimentación y baja exigencia de calidad de hábitats”.
Otro de los documentos que recoge el borrador de resolución es un concepto técnico hecho por Dirección de Bosques, Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del Minambiente. En ella, esa área “consideró no viable desde el punto de vista ambiental el ingreso con fines productivos de la especie al país, dado que puede amenazar la conservación de la biodiversidad”.
De igual forma, indica que “los impactos de las invasiones biológicas, tanto en términos ecológicos como económicos, constituye una pérdida de especies nativas y degradación de ecosistemas”. Ya esa entidad advertía que en caso de que hubiese fugas en el medio natural del pez basa, el riesgo de invasión era alto y su costo ambiental incalculable para la fauna íctica nativa.
Pero, pese a las advertencias, el documento muestra que eso, precisamente, es lo que ha estado sucediendo en los últimos años. En 2016, por poner una muestra, investigadores reportaron en un artículo científico “la presencia de Pangasianodon hypophthalmus en aguas continentales de Colombia“.
Un par de años después, el Instituto Humboldt también advirtió que ya había ejemplares del pez basa en la cuenca del río Magdalena, un lugar donde se ha visto diezmada la pesca por diferentes motivos.
En ese concepto emitido por el Instituto Humboldt se exponían los motivos por los que había que actuar rápido frente al pez basa: esta especie, especificaba, “presenta una alta fecundidad, hábitos migratorios, por lo que los huevos los depositan en afluentes secundarios y derivan con la corriente”. Además, los neonatos y juveniles tienen una supervivencia alta. También requiere una dieta en la que consume altas cantidades de insectos, crustáceos, peces, detritos vegetales, materia orgánica particulada y plantas. Como si fuera poco, el basa soporta niveles bajos de oxígeno, lo cual le permite vivir en muchos cuerpos de agua.
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Otra consecuencia había detectado una investigación de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad de México: esa especie puede generar potenciales efectos negativos en la salud de los humanos, pues detectaron la presencia de hasta 147 patógenos, “76 directamente relacionados con posible influencia en salud pública”.
De Huila hasta Bolívar; de Sucre hasta el Valle del Cauca
En las investigaciones más recientes, citadas por el borrador de resolución del Ministerio de Ambiente, el riesgo que representa el pez basa es claro.
Otro estudio elaborado por el I. Humboldt en 2022, en el que realizaron modelos de distribución del basa, estimaron que tiene condiciones de idoneidad ambiental sobre el río Magdalena, desde el departamento de Bolívar hasta el Huila, y sobre el río Cauca, desde Sucre al Valle del Cauca.
“Esto indicaría que el Pangasianodon hypophthalmus se podría encontrar distribuida en el 51% del río Magdalena, cuya longitud aproximada es de 1500 km”, señalaba.
Esa evaluación iba un poco más allá: el modelo de potencialidad de invasión indica que, en caso de ser introducido en esos afluentes, la especie tendría aptitudes biológicas que le permitirían habitar la cuenca del río Magdalena, y además dispersarse en 11 ríos importantes de Colombia: la cuenca del caribe (río Atrato, Sinú); la cuenca del Amazonas (ríos Apaporis y Caquetá), y la cuenca del Orinoco (ríos Arauquita, Ariari, Casanare, Guaviare, Meta, Orinoco-cauce principal y Vichada).
Por eso, tras organizar diferentes espacios con científicos y pescadores, la conclusión era una: es necesario que “se declare la especie como exótica invasora”.
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