Hace un par de años, como contamos en esta nota, un grupo de 19 investigadores de varios países de Suramérica, en su mayoría colombianos, presentó los resultados de un trabajo sobre una parte del mundo poco conocida para la mayoría de la población: los peces que habitan las profundidades del río Orinoco, el cuarto más hondo del mundo.
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A profundidades que alcanzaron hasta los 100 metros, los científicos encontraron 109 especies de peces, entre los que resaltaron el particular bagrecito ciego (Micromyzon orinoco), que destaca, no solo por sus 15 milímetros, que lo convierten en la especie más pequeña de ese microhábitat, sino también porque es ciego. También identificaron varios miembros de la familia de los cuchillos (Gymnotiformes), quienes, a pesar de tener ojos, producen descargas eléctricas para ubicarse y navegar por las oscuras aguas del fondo del Orinoco.
Aunque la lista podría seguir describiendo características muy particulares del centenar de especies descritas, los científicos quedaron preocupados por un hallazgo que los tomó por sorpresa: en los estómagos de varias especies, capturadas con dificultad a profundidades de entre 70 y 100 metros, encontraron microplásticos, partículas de entre 0,5 y 5 milímetros que provienen de productos más grandes, como llantas o fibras textiles, y que se han ido degradando.
En los últimos años, estas diminutas partículas también se han encontrado en la cima del Monte Everest, el fondo de las fosas marianas a 11 kilómetros de profundidad, entre otros ecosistemas extremos. Además, recientes investigaciones también han detectado microplásticos en la sangre, el cerebro e, incluso, en las placentas de bebés prematuros. Estos son solo algunos de los impactos en la naturaleza y la salud humana de la contaminación por plásticos, una de las tres crisis planetarias, además del cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
Sin embargo, como reconoce la bióloga marina María Isabel Criales, profesora de la Universidad Nacional, en el país todavía existe un vacío de conocimiento frente al impacto de la contaminación por plásticos en la biodiversidad y en la salud de los colombianos. Para empezar a suplirlos, Criales lideró una revisión sistemática (que consiste en analizar la evidencia científica publicada hasta el momento) de la información que existe al respecto. Su trabajo, condensado en dos informes que presentó este lunes a primera hora, fue respaldado por la Plataforma Nacional de Acción sobre Plásticos (NPAP Colombia), una red global promovida por el Foro Económico Mundial a la que recientemente el país se sumó (WWF será la organización anfitriona) y que busca eliminar la contaminación por plásticos en el mundo.
De los 25 países que se han sumado al Global Plastic Action Partnership, resalta Jonathan Sánchez, gerente de la NPAP Colombia, el nuestro es el primero en producir un informe sobre los impactos que tiene la contaminación plástica en la biodiversidad. Estos documentos, así como otros que se están elaborando desde la plataforma, servirán como insumo para elaborar la Hoja de Ruta Nacional para la Acción sobre el Plástico, que será presentada en un par de meses y en la que se establecerán medidas concretas para que el país avance en la eliminación de la contaminación por plástico.
En el evento de lanzamiento de la NPAP, también se denunció el lento avance que ha tenido la reglamentación de la ley que busca reducir la producción y consumo de ciertos productos plásticos, al tiempo que representantes del Ministerio de Ambiente presentaron las prioridades que el país llevará a Ginebra (Suiza), a principios de agosto, donde se espera acordar un tratado mundial contra la contaminación por plásticos.
Peces, osos y abejas, entre los afectados por el plástico
Tras analizar 78 artículos académicos publicados hasta octubre de 2024, el grupo liderado por Criales identificó que los estudios sobre el impacto de la contaminación por plásticos en la biodiversidad del país se ha centrado en la región de Caribe, donde se adelantaron el 68 % de los trabajos, seguida por el Pacífico, con un 15 %. Mientras tanto, en regiones como la Amazonia o la Orinoquía no se identificaron estudios, por lo que hicieron un llamado a investigar la problemática en estas dos regiones del país.
De lo que sabemos hasta ahora, los manglares son uno de los ecosistemas más afectados por la acumulación de basura plástica, en la que las raíces actúan como trampas naturales de residuos “lo que limita el establecimiento de propágulos y el crecimiento de plántulas, dificultando la regeneración natural del manglar”. Además, se ha identificado que alrededor de 56 especies de peces se ven afectadas directamente por la contaminación plástica. Algunas de ellas, resaltó Criales durante su presentación, son especies consumidas por los humanos, como el bagre, el bocachico, la mojarra plateada o la tilapia. En todas ellas, se han detectado microplásticos.
Pero los impactos no se limitan a los ecosistemas marinocosteros o a las especies acuáticas. Hace una década, un grupo de científicos reportó, por primera vez, la presencia de residuos plásticos en las heces del oso andino y en el contenido estomacal de un coatí andino —un pequeño mamífero— en un Parque Nacional Natural de Norte de Santander. De manera más reciente, investigadores reportaron la presencia de microplásticos en abejas criadas en zonas rurales de Tabio y Guasca (Cundinamarca), así como en áreas urbanas en Bogotá. Esto, por mencionar solo algunos de los ejemplos.
En síntesis, explica el primer informe publicado por la plataforma, “la contaminación plástica se concentra principalmente en áreas con alta actividad humana, como playas urbanas, zonas industriales y cuerpos de agua cercanos a ciudades. Las playas urbanas y turísticas muestran mayores acumulaciones de microplásticos, mientras que las playas remotas, aunque menos impactadas, reciben desechos transportados por ríos y corrientes marinas”.
Los plásticos y la salud de los colombianos
Contrario a lo que sucede con los impactos en la naturaleza del país, donde hay un panorama más claro, a pesar de que hacen falta estudios, la investigación que busca ahondar entre la contaminación plástica y la salud de los colombianos es un “área que hasta ahora está iniciando”, señala el segundo informe.
Pese a esto, estudios pioneros han confirmado la presencia de microplásticos en el polvo doméstico urbano, partículas de plástico en el tejido placentario humano, así como en la orina de mujeres gestantes. “Estos hallazgos confirman que la exposición cotidiana a estos compuestos ya ocurre en contextos locales y resaltan la necesidad de ampliar significativamente la investigación en el país”, resaltan los autores del documento.
Bajo la premisa de que los plásticos ya no son únicamente un desafío ambiental, sino una urgencia de salud pública, la plataforma hizo un llamado para fortalecer las investigaciones científicas que permitan tener más información sobre los impactos de la contaminación plástica en la biodiversidad y salud de los colombianos.
Durante el evento, Gabriela Delgado, decana de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional, una de las instituciones de educación superior vinculadas a la NPAP, llamó la atención sobre el desfinanciamiento que padece la ciencia en el país y los retos que existen desde la academia para aumentar las investigaciones sobre esta problemática.
Para Criales, espacios como el de este lunes, donde participaron viceministros de las carteras de Ciencia y Comercio, así como representantes del Ministerio de Ambiente, sirven para que se lleven el mensaje de que “la ciencia necesita presupuesto y equipamiento. Esta es una de las grandes problemáticas que hay en Colombia, no solamente en este tema de contaminación por plástico, sino en muchas de las áreas”.
Los avances de Colombia y América Latina
En esta crisis planetaria que representa la contaminación por plásticos, es claro que “nuestra región es la que ha presentado más avances”, dice a este diario Dolores Barrientos, representante del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en Colombia y Punto Focal para los países andinos.
Para la mexicana, quien lleva tres meses en Bogotá, varios países de la región presentaron avances incluso antes de que empezaran las negociaciones del acuerdo mundial. Como ejemplo de esto, reseña a Chile, Panamá y Colombia, que cuentan con regulaciones a nivel nacional que buscan prohibir, en la mayoría de los casos, los plásticos de un solo uso.
A pesar de que celebra este “gran logro”, es consciente de que el reto en la región es pasar a la implementación efectiva de las regulaciones nacionales. Este es un punto en el que coincide el Representante a la Cámara, Juan Carlos Losada, autor de la Ley 2232 de 2022, “por la cual se establecen medidas tendientes a la reducción gradual de la producción y consumo de ciertos productos plásticos de un solo uso y se dictan otras disposiciones”.
Losada, quien también asistió al lanzamiento de la plataforma, lamentó que el Ministerio de Ambiente, encargado de reglamentar esta ley, solamente haya expedido uno de los cinco decretos que se requieren. “Desgraciadamente, lo sacó un año y medio después de lo que la ley le mandaba, apenas tres semanas antes de que entrara en vigencia la ley. Esto es una falta de seriedad que generó demasiadas dificultades al interior de la industria para saber hasta dónde podían continuar comercializando algunos productos y las condiciones de esa comercialización”.
Losada recuerda que al Ministerio de Ambiente todavía le queda la reglamentación de cinco decretos más, por lo que “existe una enorme preocupación de que eso no avance en el Ministerio de Ambiente”.
Por su parte, Daniela Durán González, quien en los próximos días se posesionará como directora de la oficina de asuntos internacionales de esa cartera, explica que la ministra Lena Estrada “está realmente comprometida con este tema”. Durán, quien fue co-redactora de la Ley 2232 de 2022, destaca que “la ministra ha trabajado en las negociaciones del Tratado de Plásticos antes y está comprometida con avanzar la reglamentación que falta”. En diálogo con El Espectador, adelantó que en los próximos meses se expedirá el plan de reconversión productiva, uno de los asuntos centrales de esta normativa.
El tratado mundial que esperan cerrar este año
Entre el 5 y el 14 de agosto, representantes de casi todos los países del mundo se reunirán en Ginebra (Suiza), en la segunda parte del quinto intento por alcanzar un tratado internacional que reduzca la contaminación mundial por plásticos. La última vez que lo intentaron fue en diciembre de 2024 en Busan (Corea del Sur), pero se encontraron con la oposición de países productores de petróleo, un insumo clave en la producción de este material. Entre ellos, Arabia Saudita y Rusia.
En esta oportunidad, anticipa Durán, del Ministerio de Ambiente, Colombia espera sentar una posición ambiciosa que consta de cinco puntos. El primero de ellos, pretende que se reduzca la producción de polímeros plásticos primarios. “Si la producción de estos polímeros continúa creciendo —agrega la funcionaria— va a comprometer el cumplimiento de las metas del Acuerdo de París”, que buscan limitar el aumento de la temperatura a 1.5 °C para finales de siglo.
En segundo lugar, el país pedirá que se eliminen los químicos tóxicos del plástico: de los 16.000 tipos de químicos que tiene el plástico, sabemos que al menos 4.000 de estos son tóxicos, afirma Durán. Como tercer punto, Colombia pedirá avanzar hacia un diseño de productos que simplifique el plástico para que se facilite la entrada en el mercado, la recolección y el reciclaje de plásticos.
Cuando viaje a Suiza, Durán también espera poner sobre la mesa la necesidad de tener conferencias funcionales. Esto busca que, agotada la instancia de toma de decisiones por consenso, se puedan tomar por mayoría. Con esto, quieren avanzar en las discusiones que han sido bloqueadas por algunos países (como Arabia Saudita y Rusia), aprovechando que todas las partes deben estar de acuerdo con las decisiones discutidas. Finalmente, el país promoverá un enfoque de derechos humanos y de protección de los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades más vulnerables.
A diferencia de lo que ha pasado en los últimos años, tanto Durán, del Minambiente, como Barrientos, representante del PNUMA en Colombia, son optimistas de que en Suiza, por fin, se logre un acuerdo que de los primeros pasos para poner fin a la contaminación por plásticos.
Sánchez, gerente de la NPAP Colombia, comenta que, al ser una plataforma multiactor, multinivel y neutral, servirá de espacio para discutir cómo se cumplirán las disposiciones que resulten del tratado, así como su integración a las metas que el país establezca.
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