La estabilidad de la Sierra Nevada de Santa Marta y otros Parques Naturales, en riesgo
Un reciente informe de la iniciativa Parques Cómo Vamos señala que al menos el 68 % de las áreas protegidas nacionales del país enfrenta un riesgo. La conectividad entre los parques Picachos, Tinigua y Macarena, así como la estabilidad de la Sierra Nevada de Santa Marta, está amenazada por cuenta de varios fenómenos.
Aunque en el último año la deforestación en el país y en los Parques Nacionales Naturales ha tenido una disminución “sustancialmente importante”, en palabras de Omar Franco, director de la iniciativa Parques Cómo Vamos, si se mira el periodo comprendido entre 2019 y 2022 se han perdido más de 46.000 hectáreas en estas áreas protegidas. Esto, para que se haga una idea, es haber deforestado, en ese lapso, un área similar a la de Popayán, la capital del Cauca. (Puede leer: Se vienen dos cambios claves en Minambiente: llegan nuevos viceministros)
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Aunque en el último año la deforestación en el país y en los Parques Nacionales Naturales ha tenido una disminución “sustancialmente importante”, en palabras de Omar Franco, director de la iniciativa Parques Cómo Vamos, si se mira el periodo comprendido entre 2019 y 2022 se han perdido más de 46.000 hectáreas en estas áreas protegidas. Esto, para que se haga una idea, es haber deforestado, en ese lapso, un área similar a la de Popayán, la capital del Cauca. (Puede leer: Se vienen dos cambios claves en Minambiente: llegan nuevos viceministros)
Estas cifras hacen parte del más reciente informe de Parques Cómo Vamos, una iniciativa conformada por siete organizaciones de la sociedad civil y dos universidades, que desde hace cuatro años le hace seguimiento a estas áreas protegidas. De acuerdo con el documento ‘Los Parques Nacionales Naturales colombianos: amenazas y oportunidades para su gestión’, a pesar de que la deforestación en estas áreas entre 2021 y 2022 ha sido la más baja de los últimos tres periodos (12.380 ha, frente a las 19.429 reportadas entre 2019 y 2020), el objetivo, en los próximos tres años, debería apuntar a eliminar este fenómeno en los PNN.
Para Franco, si bien las estrategias que está empleando el gobierno nacional, como los pagos por conservación y el fortalecimiento del trabajo con las comunidades, arrojan resultados importantes, “este tema requiere muchísimos más esfuerzos”. Lo que sugieren, desde PCV, es que este trabajo “empiece por casa, que son los Parques Nacionales Naturales, las áreas de la nación. No se puede permitir que haya deforestación en los PNN”, afirma el director de la iniciativa, de la cual hacen parte las fundaciones Santo Domingo y Corona, Natura, Alisos, WWF, WCS, Dejusticia y las universidades Javeriana y de los Andes. (Le puede interesar: La disputa por el oro ilegal que financia el terrorismo de los grupos armados en Colombia)
A PCV no solo le preocupa la pérdida de biodiversidad y la reducción de los servicios ecosistémicos que genera la deforestación en estos territorios. También advierten la posible perdida de conectividad ecológica que podría presentarse en el corredor andino-amazónico por cuenta de este fenómeno. Puntualmente, señala el documento, esta situación es crítica entre los parques Picachos, Tinigua y Macarena, todos ubicados en esa región de transición entre los Andes y la Orinoquia.
La deforestación, agrega el informe, también pone en riesgo “la estabilidad de la Sierra Nevada de Santa Marta, que es uno de los últimos refugios en biodiversidad del norte de Colombia y una de las áreas con mayor número de especies endémicas” del país. En esta zona, particularmente, hay un alto riesgo de que se pierda la función hídrica y la estabilidad climática que genera la Sierra en la zona más seca del país: La Guajira. (También puede leer: Un camino para salvar la conectividad entre nuestras áreas protegidas)
Sin embargo, resaltan desde PCV, la deforestación no es la única amenaza que se cierne sobre los Parques Nacionales Naturales de Colombia que, con la reciente designación de la Serranía de las Manacacías, ya alcanzó las 61 áreas protegidas nacionales, conservando más de 23 millones de hectáreas, lo que representa el 11,18 % de la superficie del país, tanto marina como terrestre. También están perjudicados por la presencia del ganado, los cultivos ilícitos y la minería ilegal.
Los cultivos ilícitos y la ganadería
Además de la pérdida de bosque, el informe destaca que, al menos el 68 % de los PNN colombianos están amenazados, principalmente, por la presencia de los cultivos ilícitos y el incremento en el número de las cabezas de ganado. Otros fenómenos que ponen en riesgo a estas áreas son la minería ilegal, la contaminación, los incendios y el traslape con bloques de hidrocarburos.
Sobre los cultivos ilícitos, las organizaciones y universidades señalan que los datos para algunas áreas protegidas nacionales “no son alentadores porque señalan el aumento de hectáreas en su interior”, de acuerdo con el reporte de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc-Simci) para 2022. (Puede interesarle: Minsalud emitió recomendaciones de salud para 2024 por fenómeno de El Niño)
En términos generales, para 2022 se identificaron 8.749 hectáreas de cultivos ilícitos en 14 Parques Nacionales Naturales. De estas, el 24 %, es decir, poco más de 2.000 hectáreas, se encontraban en Paramillo, un caso que genera particular preocupación entre los investigadores, pues desde 2019 esta área presenta una tendencia de aumento en la cantidad de hectáreas cultivadas.
A Paramillo le siguen Catatumbo Barí (1.745 ha), Sierra de la Macarena (1.248 ha), La Paya (762 ha), Munchique (719 ha), Farallones de Cali (670 ha) y Sanquianga (212 ha). Además, otras 1.249 hectáreas cultivadas con hojas de coca se detectaron en áreas con distintas categorías de protección, como la Reserva Nacional Natural Nukak.
A pesar de que la cantidad de hectáreas de uso ilícito varía en cada una de las áreas, así como su tendencia, PCV lanzó una alarma, pues estos cultivos sí han venido aumentando en las zonas de amortiguamiento de los PNN. Según los datos de la Unodc-Simci, durante el año pasado se registró un incremento del 18 % en áreas con cultivos de hoja de coca en estas regiones. (También puede leer: Petro confirmó que Colombia será sede de la cumbre de biodiversidad más importante)
Esto, apunta el informe en uno de sus capítulos, preocupa, pues las funciones para las que fueron creadas las zonas de amortiguación —atenuar y prevenir las perturbaciones en las áreas protegidas, por ejemplo—, no se estarían cumpliendo. Además, reseñan que varios autores ya han identificado que estos cultivos adyacentes se estarían desplazando al interior de los parques.
Un tercer fenómeno que alerta de manera particular a la iniciativa es el aumento de la presencia de ganado en municipios que están cerca o en área de influencia de algunos Parques Nacionales Naturales. Cerca del 21 % del ganado bovino del país se encuentra en municipios asociados con áreas de PNN, según identificó recientemente el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) en su Censo Nacional Pecuario.
“Las territoriales con mayor número de cabezas de ganado son Orinoquía (34 %), Caribe (22 %), Andes Noroccidentales (14 %), Amazonía (13 %), Andes Occidentales (12 %) y Pacífico (5 %)”, señala el informe. Mientras tanto, los municipios asociados a PNN con mayor número de cabezas de ganado son Cartagena del Chairá, La Macarena y Tame. (Puede leer: Nuevo Instituto de Ciencias del Mar de la UdeA funcionará en el Urabá antioqueño)
Al respecto, Franco resaltó que gran parte de esta actividad, “que a veces se hace de manera intensiva y sin manejo, está contribuyendo a la presión que se ejerce sobre estas áreas”. Por eso, hizo un llamado para que las instituciones competentes, así como los actores del sector, emprendan un camino para que esta actividad se desarrolle sin generar deforestación.
Aunque la iniciativa reconoce que “los fenómenos que afectan la capacidad de las áreas protegidas de completar sus objetivos de conservación son variados y actúan en distintas escalas”, el informe diseñó un índice que permite clasificar a las áreas protegidas según su nivel de amenaza. Saltándose algunos detalles técnicos, los investigadores tuvieron en cuenta algunos de los riesgos ya señalados, además del número de ecosistemas amenazados en cada uno de los parques. (Le puede interesar: Los reparos al proyecto de ley que busca esterilizar a gatos y perros en el país)
Este ejercicio arrojó que 20 PNN, es decir, el 36 %, se encuentran en un riesgo Medio Alto, mientras que otros 15 (27 %), están en un riesgo Alto. “Es especialmente preocupante —dice el informe— que tres parques (5 %) se encuentren en estado Crítico: Catatumbo Barí, Paramillo y Farallones de Cali”. Por falta de información, los parques marinos no pudieron ser evaluados con este índice.
Si bien el informe hace énfasis en la pérdida de biodiversidad por cuenta de estas amenazas, así como en la disminución de los servicios ecosistémicos, entre otros impactos, los investigadores ofrecieron, por primera vez, la valoración de Capital Natural para 60 de los 61 PNN del país (no se incluyó la Serranía de Manacacías por su reciente designación).
A grandes rasgos, explican los autores del documento, el Panel Intergubernamental de Servicios Ecosistémicos, el organismo sobre biodiversidad más importante del mundo, reconoce al menos tres formas de valorar la naturaleza, los ecosistemas y las contribuciones que estas hacen a la humanidad. La primera es la intrínseca, y hace referencia a la importancia biológica, mientras que la segunda es la relacional, que se refiere a los valores espirituales y simbólicos.
La tercera, que sirvió de base para construir el concepto de Capital Natural, es la valoración instrumental, “que incorpora el uso de técnicas económicas para usar precios como un indicador de los calores de uso y no uso de los ecosistemas, y, por lo tanto, su contribución al bienestar humano”, aclara la iniciativa. (Puede leer: La actividad humana provocó, por primera vez, la extinción de una especie marina)
De esta manera, consideran los autores, se puede “visibilizar la importancia de los PNN a través de valores económicos, que pueden complementar de una manera novedosa la gestión y direccionamiento de políticas de estas áreas protegidas”. Para el informe, los investigadores estimaron dos valores: el del Capital Natural Remanente (el que queda después de la transformación humana) y el perdido (el que se perdió por dichas transformaciones).
El primer resultado que se obtuvo al estimar estos valores, indicó que, para 2020, los Parques Nacionales Naturales del país contenían alrededor de 2 trillones de dólares del Capital Natural total del país, una cifra que es difícil de aterrizar a la realidad o para hacer comparaciones.
En ese sentido, los PNN con el mayor Capital Natural Remanente son Tuparro, Cocuy, Sumapaz, Chingaza, Ciénaga Grande de Santa Marta e Isla de Salamanca, con estimaciones que oscilan entre los 111 billones de dólares para el primero y 92 billones de dólares para el último. (Le puede interesar: Los renos cambian el color de sus ojos durante el invierno, ¿por qué?)
Mientras tanto, el Corchal Mono Hernández, Corales del Rosario, Tayrona, Paramillo, Las Orquídeas y el Cocuy, son las áreas protegidas nacionales con el mayor Capital Natural perdido, con pérdidas estimadas entre los 140 billones de dólares para el primero y 106 billones de dólares para El Cocuy.
Eso sí, aclara el equipo, “ningún tipo de valoración es perfecta por definición, lo ideal es que las tres formas de valoración mencionadas se definan y complementen”. Aún con estas limitaciones, destacan el ejercicio como un complemento útil para quienes toman las decisiones.