Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

La inteligencia artificial predice un aumento de rayos que disparará los incendios

Los rayos son una de las principales causas de incendios forestales en el mundo y su impacto podría crecer con el cambio climático. Un nuevo estudio, apoyado en inteligencia artificial, proyecta que hacia mediados de siglo habrá más rayos en el oeste de Estados Unidos, en días críticos para la propagación del fuego.

Redacción Ambiente

07 de septiembre de 2025 - 02:25 p. m.
Cuando un rayo de nube a tierra cae, descarga una enorme cantidad de energía en fracciones de segundo: puede alcanzar temperaturas de hasta 30.000 °C.
Foto: EFE - YAHYA ARHAB
PUBLICIDAD

Los incendios forestales provocados por rayos representan una de las principales causas de fuego en el mundo. En el oeste de Estados Unidos, por ejemplo, son responsables de más de dos tercios de la superficie total quemada en verano. Se sabe que a medida que el clima se calienta, el riesgo de incendios forestales —incluidos los originados por rayos— aumentará. Sin embargo, los modelos climáticos tradicionales tienen una limitación: no pueden estimar con precisión cuántos rayos ocurrirán en el futuro, ya que no los simulan de manera directa.

Para superar esta limitación, un grupo de investigadores recurrió a la inteligencia artificial, específicamente a redes neuronales convolucionales, capaces de aprender patrones en los datos climáticos. Estas redes fueron entrenadas con información de tres variables clave que favorecen la formación de rayos: la diferencia de energía entre la superficie y la atmósfera media, que refleja la inestabilidad del aire; el gradiente de temperatura en capas intermedias de la atmósfera, que influye en el desarrollo de tormentas; y la humedad relativa en niveles altos, que aporta las condiciones necesarias para que se produzcan descargas eléctricas.

Puede ver: Parque Nacional Natural Utría: un paraíso entre la selva y el océano

Al aplicar este modelo a simulaciones climáticas futuras, los investigadores encontraron que hacia mediados del siglo XXI (2031–2060) habrá más días con rayos de nube a tierra en gran parte del oeste de EE. UU. Los hallazgos se publicaron esta semana. El incremento será especialmente marcado en el noroeste interior, donde se proyecta que cada temporada podrían sumarse entre cuatro y doce días adicionales con rayos respecto al período reciente 1995–2022. El hallazgo más preocupante es que no solo habrá más rayos, sino que estos coincidirán con mayor frecuencia con jornadas de alto riesgo de incendios forestales, según el Índice Meteorológico de Incendios. Esto significa que los incendios provocados por rayos podrían volverse más comunes y peligrosos en un escenario de calentamiento global.

Read more!

Las proyecciones apuntan a un futuro donde los rayos aumentarán en número y ocurrirán en momentos críticos para la propagación del fuego, lo que supone un reto mayor para la gestión y la respuesta ante incendios forestales. Cuando un rayo de nube a tierra cae, descarga una enorme cantidad de energía en fracciones de segundo: puede alcanzar temperaturas de hasta 30.000 °C, mucho más altas que la superficie del Sol. Esa energía extrema calienta instantáneamente lo que toca: el suelo, la corteza de un árbol, la hierba seca o incluso los combustibles finos que hay en el bosque (como ramas delgadas, hojas secas o pasto).

Puede ver: “Puedes dudar de que nuestra idea de progreso sea una idea muy inteligente”

Si el entorno está seco y con poca humedad, este calentamiento es suficiente para que la vegetación se encienda y comience un fuego. A veces el rayo no prende la llama en el mismo instante: puede dejar brasas ocultas dentro de un tronco o bajo la hojarasca, que horas o incluso días después terminan convirtiéndose en un incendio visible. No todos los rayos tienen el mismo potencial de provocar fuego. Los más peligrosos suelen ser aquellos que mantienen la corriente eléctrica por más tiempo, conocidos como rayos positivos prolongados, ya que ese contacto más duradero con el suelo aumenta la posibilidad de encender la vegetación.

Read more!

A esto se suma el papel del entorno. Si hay calor extremo, sequía o vientos fuertes, la chispa inicial que deja un rayo tiene más probabilidades de crecer y convertirse en un incendio forestal de gran magnitud. En otras palabras, un rayo puede actuar como un fósforo gigante lanzado desde el cielo, y cuando encuentra el “combustible” adecuado en el suelo, abre la puerta a un incendio difícil de controlar.

🌳 📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre el ambiente? Te invitamos a verlas en El Espectador. 🐝🦜

Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.