“Más malas noticias para el planeta”, dijo la Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés) antes de presentar el Boletín de gases de efecto invernadero (GEI) correspondiente al año pasado. Y es que, según el reporte, “los tres principales gases de efecto invernadero -dióxido de carbono, metano y óxido nitroso- alcanzaron nuevos máximos históricos en 2021″, expuso la organización. (Puede leer: Más de 1 millón de muertes al año: así afectan la salud los combustibles fósiles)
El dióxido de carbono (CO2), mayor contribuyente al cambio climático, alcanzó el año pasado el 140% del nivel preindustrial. La WMO asegura que este crecimiento se debe, principalmente, a las emisiones procedentes de la combustión de combustibles fósiles y de la producción de cemento.
La organización destaca que, desde las cuarentenas generalizadas impuestas por el covid-19 en 2020, las emisiones han venido repuntando. “Del total de las emisiones procedentes de las actividades humanas durante el periodo 2011-2020, alrededor del 48% se acumularon en la atmósfera, el 26% en el océano y el 29% en la tierra”, asegura el informe. (Le puede interesar: Los planes de reducción de gases de efecto invernadero son insuficientes: ONU)
Respecto al metano (CH4), el segundo mayor contribuyente al cambio climático, el informe señala una realidad preocupante: “Se informa sobre el mayor salto interanual en las concentraciones de metano tanto en 2020 como en 2021, desde que comenzaron las mediciones sistemáticas hace 40 años.
Sin embargo, a diferencia de lo que sucede con el dióxido de carbono, con el metano “la razón de este aumento excepcional no está clara, pero parece ser el resultado de procesos tanto biológicos como inducidos por el hombre”. Pero la comunidad científica maneja una hipótesis que, por el momento, parece ser la más respaldada. (También puede leer: El pingüino emperador fue incluido en la lista de especies amenazadas)
Varios análisis han indicado que la mayor contribución al aumento de metano desde 2007 viene de los humedales y los cultivos de arroz. Entonces, plantean los científicos, podría tratarse de una retroalimentación climática: “Si hace más calor, la materia orgánica se descompone más rápido. Si se descompone en el agua (sin oxígeno) se producen emisiones de metano. Por tanto, si los humedales tropicales se vuelven más húmedos y cálidos, es posible que se produzcan más emisiones”. Pero todavía no existe la evidencia para asegurar con mayor certeza que este es el fenómeno que explica el incremento.
Por último, respecto al óxido nitroso (N2O), el tercer GEI más importante, el boletín señala que el aumento de 2020 a 2021 fue ligeramente superior al que se presentó de 2019 a 2020 y superior a la tasa media de crecimiento anual de la última década. Aproximadamente el 57% de las emisiones del óxido nitroso provienen de fuentes naturales, mientras el 43% restante de fuentes antropogénicas. (Puede interesarle: A la espera (otra vez) de la delimitación del Páramo de Santurbán)
El informe de la WMO llega el mismo día que la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha advertido que los planes de reducción de gases de efecto invernadero son insuficientes y que, de acuerdo con los actuales planes de gobierno para disminuir la emisión de estos, la temperatura global podría aumentar entre 2,1ºC y 2,9ºC.