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La Corporación Autónoma Regional del Magdalena (CORPAMAG), a través de un comunicado, hizo un llamado al Gobierno, así como a todas las autoridades con injerencia en el complejo lagunar de la Ciénaga Grande de Santa Marta, para atender de manera conjunta y urgente la invasión de la planta acuática Hydrilla verticillata.
CORPAMAG advirtió que en el sector de Nueva Venecia, en la Ciénaga de Pajarales, más de 700 hectáreas de espejo de agua estarían cubiertas por esta especie invasora, afectando no solo el ecosistema y la biodiversidad, sino también la pesca y, por tanto, la seguridad alimentaria y cultural de las comunidades palafíticas.
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“Entendemos la difícil situación que enfrentan los pescadores de Nueva Venecia. Esta problemática requiere atención urgente y una respuesta articulada del Estado colombiano. La Ciénaga Grande de Santa Marta no solo representa el sustento de estas comunidades, sino que además es un ecosistema Ramsar de importancia mundial que debemos proteger entre todos”, dijo Alfredo Martínez Gutiérrez, director general de CORPAMAG. Cabe recordar que ser declarado como sitio Ramsar implica un importante status de protección internacional que tienen ciertos humedales. Además, esta Ciénaga fue declarada como Reserva de la Biosfera por la UNESCO en el año 2000.
La entidad agregó que la situación se ha agravado debido al ingreso constante de material vegetal flotante, maderas y sedimentos que vienen del río Magdalena, a través de un boquete abierto “sin criterios técnicos en la entrada del caño Aguas Negras, el cual no hace parte del sistema hidráulico construido por la corporación en los años 90”. Esta condición, dice, ha favorecido que la especie se expanda, además de que la temporada de lluvias eleva los niveles del agua y facilita su dispersión en el complejo lagunar.
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Es por ello que CORPAMAG insistió en la necesidad de activar, de manera inmediata, la Mesa Interinstitucional de la Ciénaga Grande de Santa Marta. Este espacio de coordinación entre el Gobierno, las autoridades ambientales, las entidades regionales y locales, permitiría definir soluciones conjuntas y sostenibles para contener la expansión de esta planta invasora.
Por el momento, la corporación trabajará con la comunidad, “implementando acciones concertadas de mitigación a corto plazo dentro de sus competencias”. Algunas de las medidas incluirán “la construcción de una estructura artesanal que disminuya el ingreso de material vegetal flotante y el desarrollo de una prueba piloto de remoción manual en una hectárea, con el fin de monitorear el comportamiento de la Hydrilla y evaluar la efectividad de esta medida de control”.
Hipótesis sobre la llegada de esta planta a la Ciénaga
Hace un par de meses, la exviceministra de Ambiente, Sandra Vilardy, quien lleva toda su carrera de bióloga marina estudiando ese complejo de lagunas, dijo a este diario que le preocupa lo que está sucediendo con la Hydrilla verticillata. Como sus colegas de la Universidad Javeriana, Vilardy, doctora en Ecología, tampoco sabe con precisión cómo pudo llegar esa planta a los alrededores del pueblo palafítico de Nueva Venecia. Una de las hipótesis que baraja es que el incremento de los dragados que se hacen en unos caños para que llegue agua dulce de a la Ciénaga, haya posibilitado su acceso.
Por su parte, Carlos Rivera, biólogo y doctor en Ecología Fundamental y Aplicada, explicó que los caminos por los cuales se propagó esa especie pueden ser muy diversos. Entre las posibilidades que enumera se encuentran la dispersión a través de alguna red de pesca o de motores de lanchas o, incluso, es posible que haya viajado por el Magdalena hasta encontrar un lugar favorable para crecer. Y, al parecer, no hay nada más favorable que ese punto llamado Pajarales (donde está Nueva Venecia) en esta época del año.
La Hydrilla, originaria del sudeste asiático, está catalogada como una de las especies invasoras más agresivas del mundo. CORPAMAG subraró que su crecimiento acelerado, sumado a su alta capacidad de reproducción y su resistencia a diferentes condiciones ambientales, le permiten formar densos mantos que desplazan las plantas nativas. También disminuyen el oxígeno del agua, alterado así las poblaciones de peces y bloqueando la navegación.
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