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Se acercan las horas cruciales en la cumbre climática COP26

Tras los esperanzadores compromisos anunciados en la primera semana de la cumbre del clima de Glasgow, como recortar las emisiones de metano o revertir la deforestación para 2030, la negociación de la COP26 entra en la recta final en los aspectos técnicos. Y surgen fricciones.

09 de noviembre de 2021 - 10:11 p. m.
Cop26 6 coles
Cop26 6 coles
Foto: Cop26 6 coles

Desde los países occidentales con ambición climática se señala a las grandes economías emergentes que arrastran los pies.

“Hay elementos de preocupación” como la “presencia silente de algunos países muy potentes, como China o como India. No están muy activos”, señala una fuente diplomática que echa en falta “una crítica notable sobre cómo de creíble es su cuota de ambición”.

Pero desde esos grandes países con ansias de desarrollo, que históricamente apenas han liberado CO2 aunque en las últimas décadas se han colocado a la cabeza del calentamiento global, señalan a los Estados acaudalados por tacaños y reclaman que asuman la mayor parte del peso de la transformación radical que precisa el planeta.

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Llamamos a nuestros socios desarrollados a ser más ambiciosos en las iniciativas para reducir sus emisiones y más ambiciosos al ofrecer ayuda a los países en desarrollo”, ha dicho en el plenario Ahmadou Sebory, enviado climático de la República de Guinea y presidente del llamado Grupo de los 77 y China.

El mundo “está dividido entre los que han movilizado muchos medios y los que se han tenido que apañar con lo que tenían” y esto genera “irritación”, señalan fuentes de la negociación, que lamentan que los compromisos de los países sobre recorte de emisiones, a veces, no vayan acompañados de las políticas para alcanzarlos.

Fijar objetivos no es lo mismo que hacer”, agrega la fuente, que añade que “algunos países, los menos constructivos, están queriendo reabrir lo que ya se cerró” en acuerdos firmados hace años.

Pero la COP26 necesita un éxito el viernes para que no se pierda la confianza en que la transformación global es posible.

La cumbre de la ONU “no es un lugar para desacuerdos y mentes estrechas”, sino que debe de ser “un lugar donde trabajamos juntos y tenemos éxito juntos”, ha dicho el vicepresidente de la Comisión Europea para el Pacto Verde, Frans Timmermans.

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No estamos donde tendríamos que estar, ni siquiera cerca. Nos movemos en la buena dirección, sí, pero el mundo está aún muy lejos del objetivo”, ha agregado.

También el presidente de la COP26, Alok Sharma, cree que se están “haciendo progresos, pero aún queda una montaña por escalar”, mientras que la ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, considera que “es importante no quedarnos sólo en la crítica”.

“A veces es muy frustrante tener la impresión de que, más que proponer, se critica todo. Es importante ser positivos en las soluciones”, ha dicho en un encuentro con la prensa.

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Esas declaraciones públicas, algunas más altisonantes que otras, son los primeros cartuchos de la traca final. Sirven para fijar posiciones mientras los técnicos cierran entre el martes y el miércoles los intercambios previos a la negociación pura y dura, en manos de los ministros de las 197 partes firmantes del Acuerdo de París de 2015.

La meta

El objetivo general es claro: crear un sistema de transparencia en el reporte de emisiones, afinar la contabilidad y planificar el calendario a partir de 2025 con la ingente financiación que precisará abandonar los combustibles fósiles en poco más de dos décadas, una revolución tras dos siglos impulsando la economía global con hidrocarburos.

La ONU intenta además generar “directrices para ver si los compromisos de las empresas son verdad o son ecopostureo”, lo que “es importante para la credibilidad” pero ha “levantado algunas ampollas”, indican fuentes diplomáticas.

En números, la COP26 persigue confirmar que se puede evitar que las temperaturas suban más de 1,5 ºC a final de siglo respecto a los valores preindustriales.

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No parece fácil pues, según la estimación publicada este martes por la plataforma científica Climate Action Tracker, el planeta se dirige “al menos” a un alza de las temperaturas de 2,4 grados, lejos del máximo de 2 grados recogido en el Acuerdo de París y más aún del límite de 1,5 ºC al que aspira la ONU.

Es incluso difícil establecer, en una negociación compleja e interconectada, qué es un éxito y qué un fracaso a ojos de la opinión pública, que debe acompañar el periplo ecológico.

Ribera, a quien la Presidencia de la COP26 ha designado como una de las “facilitadoras” para alcanzar pactos, cree que el “termómetro” de lo que se consiga en Glasgow lo darán los países vulnerables.

Serán ellos los que digan “si les parece convincente” el resultado, ha dicho.

En ese sentido, ha sido muy eficiente para ilustrar la urgencia de que la COP26 llegue a buen puerto el ministro de Exteriores de Tuvalu, Simon Kofe. Desde su país, metido en el mar hasta las rodillas, ha interpelado a los líderes reunidos en Glasgow.

“Nos estamos hundiendo, pero también el resto del mundo”, ha señalado el ministro de ese archipiélago del Pacífico, al que el aumento del nivel del mar le puede borrar del mapa. EFE

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