2024 fue, oficialmente, el año más caluroso en la historia desde que se tiene registro, al superar el umbral de 1,5 °C de aumento en la temperatura global. A pesar de lo impresionante de esta cifra, la ciencia aún está tratando de entender sus efectos en el planeta y, en particular, en la biodiversidad.
Un nuevo estudio publicado en la revista científica PNAS da nuevas pistas en este asunto y revela que miles de especies estuvieron expuestas a temperaturas que nunca antes habían experimentado.
“Identificamos que una de cada seis especies (5.368) estuvo expuesta a temperaturas sin precedentes en más del 25 % de su área de distribución, lo que supone un 68 % más de especies que en 2023″, indican los autores del estudio.
Para evaluar el impacto de las temperaturas sin precedentes en la vida del planeta, los investigadores se centraron en un factor clave: la exposición térmica, entendida como el aumento del promedio anual de temperatura respecto a los registros históricos entre 1940 y 2023 en diferentes hábitats del planeta. Esta variable resulta determinante, ya que influye en las interacciones entre especies, las transiciones de sus etapas vitales, el funcionamiento metabólico y, entre otros aspectos, el comportamiento.
“Casi dos veces y media más especies estuvieron expuestas que en el anterior año más cálido, 2023. Este aumento es especialmente preocupante porque muchas especies ya habían experimentado una elevada exposición al calor en 2023, el doble que en 2016, el último año más cálido”, indican los autores del estudio.
¿Qué especies se vieron más afectadas? Según precisa el estudio, la especies más expuestas a las altas temperaturas fueron los anfibios (30 %), los reptiles (21 %), los mamíferos (11 %) y las aves (6 %). Los autores resaltan que no solo aumentó el número de especies expuestas, sino también la proporción de sus hábitats afectados.
Precisamente, esta explosión a las altas temperaturas no está ocurriendo de manera homogénea en el mundo. Por ejemplo, los bosques húmedos tropicales resultaron ser los más vulnerables, seguidos por los matorrales secos y los pastizales subtropicales y tropicales.
“Nueve de las diez ecorregiones con mayor nivel de exposición se encuentran en la región neotropical. Entre ellas destacan los bosques húmedos del suroeste de la Amazonia, con 170 especies afectadas; las Yungas peruanas, con 166; los bosques montanos de la Cordillera Real Oriental, con 140; y los bosques húmedos de Ucayali, también con 140 especies”, se lee en el estudio.
Otros estudios ya ha alertado sobre el declive de algunas especies en el planeta debido al aumento de las temperaturas. Este el caso de poblaciones de monos aulladores que han disminuido debido a la sequía y el calor en México. Por su parte, se han documentado más de 595 especies de plantas endémicas de Australia que fueron amenazas por incendios relacionados con sequías en los últimos años.
“Estos análisis de la exposición pueden servir de base para las evaluaciones internacionales (por ejemplo, IPBES, IPCC) y los planes de acción nacionales del Marco Mundial para la Biodiversidad, ya que ponen de relieve las amenazas recientes que se ciernen sobre determinadas especies y regiones”, concluyen los autores del estudio.
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