"Utilizar bolsas de plástico para comprar fruta y verdura me parece una locura"

Para Inger Andersen, directora de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la reducción del plástico es uno de los grandes desafíos que tiene hoy la humanidad. Según sus cifras, incluso el 83 % de agua potable tiene nanoplásticos. La solución, dice, es implementar una economía circular.

Lourdes Uquillas - EFE Verde*
18 de febrero de 2019 - 04:21 p. m.
Inger Andersen, directora de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. / EFE Verde
Inger Andersen, directora de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. / EFE Verde

La economista danesa Inger Andersen es la directora de una de las entidades más reconocidas en el mundo a la hora de hablar de protección de especies: la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). Año tras año, esta entidad suele publicar la llamada “Lista Roja”, donde advierte qué animales están en amenaza de extinción. (Lea Un jardín colombiano entra a la lista de patrimonio universitario del mundo)

Aunque hoy esa cifra supera las 26 mil especies, Andersen, que será la directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cree que hay caminos para enmendar los errores que han cometido los humanos. La implementación del Acuerdo de París y la Cumbre Mundial de la Biodiversidad en 2020, son solo dos de los eventos que le hacen ver un escenario esperanzador. (Lea Datos de la Nasa muestran que India y China lideran el reverdecimiento de la Tierra)

Sin embargo, para contrarrestar los severos problemas que enfrenta el mundo, como el excesivo uso de plástico y la degradación de los suelos, insiste en la necesidad de implementar políticas más serias y en repensar la manera en que funcionan las economías del mundo. A sus ojos, una de las alternativas está en abrirle paso a la economía circular.

La Lista Roja de la IUCN de 2018 (96.500 especies) señala que más de 26.500 están amenazadas de extinción, eso significa que más del 27 % de las especies analizadas. Sin embargo, hay un dato que podría dar un poco de esperanza: en Colombia y Ecuador se han detectado especies de anfibios que se pensaba habían desaparecido. ¿Quiere decir que tal vez los datos son un poco catastrofistas o están sub o sobreestimados?

La Lista Roja de IUCN es un documento muy interesante. Es un barómetro de la vida en la Tierra, y en la organización estamos muy orgullosos de nuestro trabajo. La Lista es un espejo de esta realidad. Hay que explicar varias cosas: Lo primero es que la Lista es un documento totalmente crítico para entender nuestro planeta. Segundo, estamos causando extinción y el último informe habla de un gran número de especies en peligro al igual que algunas que se creían extintas y que se han detectado nuevamente.

¿Qué está pasando? En muchos casos de estas especies en peligro de extinción tenemos que hablar de sobreexplotación, de agricultura extensiva, de fragmentación de la tierra y, ahora, además, estamos viendo los efectos del cambio climático. Todo esto afecta en la vida marina y terrestre. Pero hay buenas noticias, la Tierra perdona nuestros excesos más de lo que imaginamos. Si permitimos que la Tierra y sus especies se recuperen, volverá a su rumbo. La Lista Roja de este año habla de especies que se están recuperando, pero también de miles que están en peligro de extinción. Y lo que esperamos es que esto mueva y dinamice a los movimientos sociales, así como a la opinión pública, a legisladores y a políticos.

¿Qué se debe hacer para ralentizar o frenar la destrucción por la acción humana?

Actualmente hay en la Tierra 7.000 millones de personas, y pronto seremos 10.000 millones, y cada persona en el planeta tiene derecho a tener el mismo bienestar que usted y yo tenemos: buena salud, buena educación, buenas infraestructuras, buena comida, un trabajo y un futuro decentes. Pero aún hay 1.000 millones de personas que viven en la pobreza extrema. Tenemos que pensar cómo garantizamos el crecimiento económico para que esta gente abandone la pobreza y que el impacto sobre el medio ambiente no esté conectado. No podemos extraer, emitir y pavimentar el suelo en nuestro camino para lograr el desarrollo económico; tenemos que optar por la economía circular.

Somos totalmente responsables de la situación actual por el tipo de vida que llevamos. La idea del usar y tirar se tiene que acabar, al igual que la de emitir gases. Tenemos que pensar en temas de agricultura, porque cuando hablamos de biodiversidad, la agricultura, la fragmentación y los cambios en el uso del suelo son las principales consecuencias de la pérdida de especies. También es necesario pensar en una agricultura inteligente y cómo asegurar que los sistemas para la obtención de alimentos son seguros para el planeta.

¿Cree que las políticas y actuaciones son las correctas para salvaguardar la biodiversidad?

Claramente no, algunas están en sus primeras etapas. Necesitamos revisar las políticas. Vemos cómo el conocimiento ha permitido que prácticas anteriores ahora sean prohibidas, como fumar en cualquier sitio. Eso no ha sucedido aún con la biodiversidad. Y como movimiento dedicado a la conservación debemos ver qué no hemos hecho, en dónde tenemos que mejorar y qué debemos hacer para conservar la naturaleza, porque la naturaleza tiene derechos, pero también necesitamos conservarla porque es esencial para nuestra supervivencia.

La buena noticia es que en 2015 llegamos a un acuerdo que señala los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que nos muestra la hoja de ruta a seguir. 2020 es, además, un año importante porque se celebrará en Pekín la Cumbre Mundial de la Biodiversidad (COP15), donde se establecerán los nuevos objetivos para la biodiversidad y tendrán que ser ambiciosos, estratégicos. En 2020 también entra en vigor el Acuerdo de París. Será un “Súper Año”.

¿Qué piensa sobre los movimientos juveniles y su concientización sobre los problemas ambientales? ¿Hay que trabajar más con ellos?

Creo que son ellos los que nos van a enseñar a nosotros. Los jóvenes pueden enseñarnos más de lo que nosotros a ellos. Cuando ellos entienden lo que está sucediendo, se enfurecen sobre los fracasos de las generaciones anteriores y cómo hemos arriesgado su futuro. Sin embargo, no todos los jóvenes tienen la oportunidad de enterarse. Debemos hacer información que esté a su alcance y disponible, pero no podemos pensar que somos nosotros los que tenemos que decirles qué hacer y ellos solo escuchar. Debemos entender que ellos tienen muchas soluciones que nosotros no hemos sido capaces de desarrollar.

¿Qué podemos esperar de la Cumbre de China?

Necesitamos acelerar el camino. Necesitamos dos cosas: por un lado, tenemos que poner la mano en el hombro y hacer todo lo posible para lograr las metas de Aichi. Eso es un reto de hoy, no podemos pensar que algunos de esos retos ‘pueden’ ser asumidos, no podemos darnos por vencidos. Por otro lado, los objetivos que se relacionan con las zonas marinas protegidas, que representan el 10 % de la superficie global de los océanos, deben ser totalmente protegidas, y el 70 % deben ser de protección terrestre. Podemos hacerlo, es una tarea de ahora. Así que pongo un desafío al mundo: hagamos todo por conseguirlo. Hicimos un compromiso en 2010 y este es el momento de demostrar que podemos conseguirlo. Ese es un punto importante.

Otro factor importante es mirar más allá de 2020. Necesitamos ser muy ambiciosos con los nuevos objetivos. En IUCN estamos trabajando con los objetivos señalados por el Panel Internacional de Cambio Climático (IPCC) sobre la reducción de la subida de la temperatura del planeta a dos grados. Sin embargo, lo que no hicimos en el Acuerdo de París, fue hablar sobre las metas de la acidificación de los océanos, de la resiliencia, la adaptación, entre otros temas. Pero, además, no hemos señalado las consecuencias de la subida de dos grados para la biodiversidad, ni las pérdidas que supondrían.

Usted les insiste en que no hay tiempo.

Mi trabajo es hablar de conservación, extinción y la velocidad de todo esto, cuándo se puede cerrar la ventana y desaparecer las especies en peligro. No tenemos tiempo. Y mucha gente no se lo cree, porque creen que es solo una rana o un insecto. Pero la naturaleza es fascinante, es un mundo de interdependencia y esa interdependencia es tan sofisticada, como átomos interconectados que no puedes desconectar, porque no sabes cuándo y dónde se puede producir un colapso.

Cuando habla con los líderes políticos del mundo, ¿tiene la impresión de que ellos entienden la importancia del medio ambiente, los insectos, el agua, la biodiversidad?

Cuando lo haces, realmente sí. Pero los políticos no son elegidos por los temas de la Naturaleza, son temas más a corto plazo de los que se habla mucho en los medios de comunicación los que hacen posible su elección. En los movimientos conservacionistas no entendemos por qué sucede esto si no hay conexión con lo que sucede en la realidad. En el mundo conservacionista, si no hablamos de lo que tiene conexión con la realidad, de lo que realmente nos afecta, estamos perdiendo una oportunidad.

Uno de los grandes causantes de la pérdida de biodiversidad son los cultivos de palma. ¿Se puede logra la sostenibilidad en esos cultivos?

Actualmente, el 20 % de los cultivos de palma son sostenibles, pero el 80 % no lo son. La producción insostenible del aceite de palma está afectando a la biodiversidad, y pone en peligro a 193 especies, incluyendo algunas tan icónicas como el orangután. Hay una necesidad urgente de estudiar cómo utilizamos los aceites vegetales. Más de la mitad de la población mundial utiliza aceite de palma. En el planeta, el 35 % del cultivo de aceites vegetales son de palma. Ese 35 % de ese cultivo ocupa solo el 10 % de áreas de suelo. Según un estudio que hicimos, para producir una tonelada de aceite de palma se necesitan 0,26 hectáreas, pero si quieres producir lo mismo con soja, se necesitan nueve veces más esa proporción de suelo. Entonces debemos plantearnos si es mejor estar contra el cultivo de palma o dar paso a otros cultivos que destruirán más biodiversidad.

El plástico es otro de los grandes problemas para los animales tanto en áreas marinas como terrestres. ¿Cómo se puede incrementar la lucha contra estos elementos para evitar los daños que está produciendo en las diferentes especies?

El plástico se ha convertido en un gran problema tanto en el medio marino como en el terrestre. Desde los años cincuenta, en el mundo se han producido más de 8.000 millones de toneladas de plástico, que es equivalente al peso de 8.000 millones de elefantes. Actualmente, la basura de plástico se encuentra en todas partes y es un shock, porque no se destruye si no que se descomponen en miles de micropartículas que es ingerido por el plancton y los peces. Otro gran porcentaje de ese plástico se incinera o va a vertederos. Pero nuestro medio ambiente ya no lo resiste.

Necesitamos trabajar en la economía circular para la reutilización del plástico, porque las consecuencias son muy graves. Pero, además, debemos reducir el consumo de plástico. Cuando vamos a los supermercados nos obligan a utilizar bolsas de plástico para la compra de fruta y verdura y eso me parece una locura.

Pero hay otro problema: actualmente el 60 % de los componentes de los automóviles están compuestos por plásticos y todos sabemos (yo no tengo coche) dónde termina el plástico. También en los textiles para profesionales, técnicos o en los deportivos hay mucho plástico. En el primer lavado de una prenda, al menos 700 microfibras de plástico se van en el agua, y al océano.

Actualmente, el 83 % de agua potable tiene nanoplásticos, y en Europa se detectó en el Reino Unido y en Estados Unidos que más del 90 % tiene nanoplásticos. Por ello, son urgentes las acciones para el bienestar del planeta y de nuestra salud.

Por Lourdes Uquillas - EFE Verde*

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar