
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
En la conducción diaria, cambiar de marcha parece un acto automático: algunos lo hacen guiados por el oído y la sensación del motor, mientras otros observan con atención el tacómetro buscando el punto exacto. Pero detrás de ese gesto tan cotidiano hay más de lo que parece. En realidad, existe toda una lógica mecánica que define la eficiencia, el rendimiento e incluso la durabilidad del motor.
De acuerdo con Julián Leal, piloto experto de Michelin, el instante ideal para subir o bajar una marcha depende de varios factores, el régimen de revoluciones del motor (RPM), la carga que transporta el vehículo, el tipo de propulsor y, por supuesto, el estilo de conducción. “Cada motor tiene un rango en el que entrega su máximo torque y potencia, y ahí es donde el cambio resulta más eficiente”, explica.
El piloto aclara que identificar ese punto no se trata únicamente de mirar una aguja, sino de sentir el comportamiento del motor. Cuando el propulsor deja de empujar con la misma fuerza y empieza a exigir más acelerador sin aumentar la velocidad, ese es el momento justo para subir de marcha.
¿Cómo influye el estilo de conducción?
El estilo de conducción tiene una influencia directa en las revoluciones a las que conviene hacer los cambios. No es lo mismo buscar un manejo tranquilo y eficiente que querer sacar el máximo desempeño del motor: “cada estilo exige un ritmo distinto, lo importante es encontrar el punto donde el motor responde sin forzarse”, señala Leal.
En una conducción económica, el objetivo es cuidar el consumo y el motor. “Los cambios deben hacerse a bajas revoluciones (entre 2.000 y 2.500 rpm en motores a gasolina, y de 1.500 a 2.000 rpm en los diésel). En ese rango el motor trabaja relajado, con buena combustión y menor gasto de gasolina”, explica el experto.
En un manejo normal o urbano, el cambio ocurre en el rango medio del motor, donde se obtiene un balance entre potencia y eficiencia. “Ahí el carro mantiene una buena respuesta sin exigir más combustible de lo necesario”, añade el piloto. En la práctica, los cambios a tercera marcha suelen hacerse alrededor de los 40 km/h, mientras que los pasos a cuarta y quinta se realizan al superar los 70 y 90 km/h, respectivamente.
En la conducción deportiva, la historia cambia. “En este caso se estiran las marchas hasta altas revoluciones para aprovechar toda la potencia disponible. Es el oído y la sensación del carro, más que el tacómetro, los que marcan el momento justo para cambiar”, comenta Leal.
El experto también destaca que los carros automáticos operan bajo la misma lógica, pero con un control electrónico que toma las decisiones por el conductor. “La unidad de control interpreta la presión del acelerador, la velocidad y el modo de manejo (Eco, Normal o Sport) para decidir cuándo cambiar. En modo económico lo hace antes, en modo deportivo espera más para ofrecer una respuesta más fuerte. Aunque sea automático, el principio de las revoluciones sigue siendo el mismo”, puntualiza.
Le puede interesar: Estos son los tipos de faros más comunes: ¿cuál se adapta mejor a su carro?
Riesgos de un mal cambio de marcha
Hacer los cambios en el momento adecuado ayuda a evitar problemas mecánicos con el tiempo. Leal advierte que hacerlo siempre a bajas revoluciones puede traer efectos indeseados, como la carbonización del motor, pérdida de respuesta, vibraciones y acumulación de residuos en válvulas e inyectores. Esto ocurre, en especial, cuando el motor no alcanza su temperatura ni su régimen óptimos de funcionamiento.
Por el contrario, mantener las revoluciones altas de forma constante tampoco es recomendable. Este hábito acelera el desgaste de componentes internos, aumenta el consumo de combustible y puede provocar sobrecalentamiento, afectando piezas importantes como el embrague o los anillos de pistón. “El equilibrio está en variar el régimen de revoluciones según las condiciones, permitiendo que el motor respire y funcione dentro de su rango ideal”, concluye Leal.
🚗🚗🚗 ¿Ya está enterado de las últimas noticias de Autos? Lo invitamos a visitar nuestra sección en El Espectador.