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La alineación y el balanceo suelen estar en la lista de tareas pendientes de muchos conductores. No son servicios vistosos, ni generan cambios que se noten de inmediato, pero su ausencia sí se siente: mayor gasto de combustible, llantas que se desgastan antes de tiempo y una sensación de inestabilidad al volante. Por eso conviene entender de qué se trata cada uno y por qué marcan la diferencia.
La alineación se enfoca en la posición y el ángulo de los ejes delantero y trasero respecto al centro del vehículo. En términos prácticos, este ajuste busca que las llantas queden paralelas entre sí y correctamente apoyadas al piso. Cuando esta geometría se altera -por un golpe en un hueco, un roce con un andén o incluso por el uso mismo- el carro comienza a “pelear” contra la dirección, generando esfuerzos innecesarios.
El balanceo, en cambio, está relacionado con la distribución del peso en cada rueda. Aquí el objetivo es compensar pequeñas variaciones para que el conjunto gire de manera uniforme, sin vibraciones molestas en el volante ni movimientos incómodos. Aunque pasa desapercibido, un buen balanceo puede evitar daños en otros componentes y mejorar la experiencia de conducción.
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¿Para qué sirve la alineación y el balanceo?
A la hora de cuidar la estabilidad y prolongar la vida útil de las llantas, la alineación y el balanceo cumplen un papel clave. De acuerdo con expertos de Volkswagen, cuando los ejes del vehículo están correctamente alineados, se obtiene un manejo más estable y un desgaste parejo en los neumáticos. Por su parte, unas ruedas bien balanceadas permiten que giren sin vibraciones, lo que se traduce en una conducción más suave y cómoda, tanto en ciudad como en carretera.
¿Cuándo es necesario alinear y balancear el carro?
Para los especialistas, estos son algunos síntomas comunes que indican que su vehículo podría requerir alineación o balanceo:
- Vibraciones en el volante: si percibe vibraciones constantes mientras conduce, puede ser señal de desalineación o desbalanceo.
- Desgaste irregular de las llantas: cuando la superficie del neumático se consume más en los bordes internos o externos, es probable que exista un problema de alineación.
- Dificultad para mantener el control: si el carro se desvía hacia un lado sin motivo, los ejes pueden estar fuera de su ángulo correcto.
- Dirección dura o inestable: una sensación de rigidez o inestabilidad al maniobrar suele relacionarse con ruedas desbalanceadas.
- Sonidos extraños: golpes, chirridos o ruidos anormales al rodar pueden ser indicio de un ajuste pendiente.
Ante cualquiera de estos signos, lo ideal es acudir a un técnico profesional que verifique la necesidad de realizar uno de estos servicios. Como referencia general, los especialistas de Volkswagen recomiendan hacerlo cada 10.000 kilómetros o al momento de cambiar las llantas, para mantener el desempeño del vehículo en óptimas condiciones.
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