Kalashnikov, de fabricar armas a diseñar el auto del futuro

Más parece una reliquia de la era soviética que el auto del futuro, pero así fue como la famosa fabricante de armas rusa, Kalashnikov, ahora privatizada, presentó su prototipo CV-1 con el que busca competirle a Telsa.

Neil Macfarquhar - The New York Times
30 de agosto de 2018 - 03:15 p. m.
Con el CV-1, la fábrica de armas rusa Kalashnikov entra en la competencia por los autos eléctricos del futuro. ¿Está lejos? A la vista parece que sí. / © KALASHNIKOV MEDIA 2017
Con el CV-1, la fábrica de armas rusa Kalashnikov entra en la competencia por los autos eléctricos del futuro. ¿Está lejos? A la vista parece que sí. / © KALASHNIKOV MEDIA 2017
Foto: ValeryMoroz
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¿Qué se obtiene cuando un fabricante formal de armas rusas diseña un auto eléctrico “conceptual” y un robot futurista? Por lo visto, un vehículo basado en un diseño de la era soviética y un monstruo desgarbado de más de cuatro metros de alto cuya capacidad de movimiento queda en tela de juicio para mucha gente.

Esta semana en Moscú, Kalashnikov Concern, una empresa afamada por sus rifles, presentó dos productos potenciales ante una ronda de risas y abucheos, al promocionarlos como una prueba de la capacidad de Rusia para crear productos innovadores para la economía global.

Una portavoz de la empresa se jactó de que el auto eléctrico competirá con el líder del mercado, Tesla, mientras que el prototipo del robot en teoría fue diseñado para emprender tareas ingenieriles y de combate.

De acuerdo con un representante de la empresa, la cual se privatizó el año pasado, el vehículo puede acelerar de cero a más de 96 kilómetros por hora en seis segundos, y su batería brinda un alcance superior a 320 kilómetros.

“Estamos hablando de competir con Tesla precisamente porque en la actualidad ya es un proyecto automotriz exitoso”, comentó el representante al sitio web de noticias RBC. “Esperamos al menos mantenerle el paso”.

El internet ruso se negó a aceptarlo. Los memes que se burlaron del auto conceptual y las preguntas sobre si el robot en verdad se movía proliferaron por todas las redes sociales.

Por supuesto, Tesla tiene sus propios problemas, los cuales hacen que la idea de una competencia, incluso una rusa, parezca menos disparatada de lo que se podría pensar. Sin embargo, no ayuda mucho que nadie relacione el concepto de elegante o sexy con los autos ordinarios de la era soviética. Además, el vehículo eléctrico CV-1 de Kalashnikov está basado en un “hatchback” soviético con forma de caja, el Izh, que fue introducido en 1973.

Si acaso, recordó más a un “lowrider” de Los Ángeles que a una tendencia del futuro. Un espectador creativo se imaginó que el interior de un auto futurista podría estar decorado con iconos de la iglesia rusa ortodoxa, un adorno favorito de muchos conductores locales.

Tanto el auto como el robot se develaron en una exposición militar a las afueras de Moscú llamada ARMY-2018. El robot se parece a un pollo mecánico gigante, pero con una cabeza gigantesca y un peso superior a las 4,5 toneladas métricas. Varios periodistas especializados en tecnología lo compararon con los robots armados de las películas de “RoboCop” o los videojuegos de “Metal Gear”.

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No hubo muchas respuestas ante las preguntas respecto de qué podía hacer, y los espectadores pronto concluyeron que no podía hacer absolutamente nada. El robot era más una estatua que un arma, como lo describió de forma burlona un periodista del extranjero.

Al parecer sí hubo una innovación como mínimo, por lo menos en el auto conceptual de Kalashnikov. Los espejos laterales son algo así como un órgano vestigial en los vehículos de Rusia: los conductores rusos suelen cambiarse de carril o abrirse paso sin molestarse en ver qué viene detrás de ellos.

El vehículo prototipo no tenía espejos laterales.

Por Neil Macfarquhar - The New York Times

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