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¿Por qué los carros de Estados Unidos no se venden bien en Japón?

El japonés Toyota es el segundo fabricante con más ventas en Estados Unidos, con más de 2,3 millones de vehículos el año pasado.

Andrew McKirdy con Kyoko Hasegawa
05 de mayo de 2025 - 03:00 p. m.
General Motors, apenas vendió 587 Chevrolets y 449 Cadillacs en Japón. Ford, otro gigante norteamericano, decidió hace casi una década retirarse del complicado mercado nipón.
General Motors, apenas vendió 587 Chevrolets y 449 Cadillacs en Japón. Ford, otro gigante norteamericano, decidió hace casi una década retirarse del complicado mercado nipón.
Foto: Pexels
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Con sus elegantes curvas y sus rejillas cromadas, los carros estadounidenses clásicos que vende Yosuke Fukuda rezuman estilo californiano. Pero en las carreteras de Japón, para fastidio de Donald Trump, es muy raro ver vehículos nuevos del país norteamericano.

El japonés Toyota es el segundo fabricante con más ventas en Estados Unidos, con más de 2,3 millones de vehículos el año pasado.

En cambio, el líder de la industria estadounidense, General Motors, apenas vendió 587 Chevrolets y 449 Cadillacs en Japón. Ford, otro gigante norteamericano, decidió hace casi una década retirarse del complicado mercado nipón.

No es solo cierta aversión a las marcas extranjeras, porque los fabricantes alemanes Mercedes-Benz o BMW colocaron más de 50.000 vehículos cada uno en las carreteras japonesas en 2024.

“Ellos no compran nuestros vehículos, pero nosotros tenemos MILLONES de los suyos”, protestó en abril el presidente estadounidense, que acusó a Japón de tratarlos “muy mal en el comercio”.

Para intentar revitalizar la industria automotora del país, Trump impuso un arancel del 25% a los vehículos importados, en un duro revés para las empresas japonesas.

Muchos consumidores en Japón admiran los carros clásicos de Estados Unidos, pero cuando se trata de vehículos nuevos, confían más en las marcas locales, explicó Fukuda a AFP.

Canciones de hip hop estadounidense resuenan por los altavoces de su tienda Y-Tech, un discordante reducto de cultura estadounidense en medio de los arrozales del norte de Tokio.

“Para ser honestos, creo que el problema es el tamaño de las carreteras” y la sensación probablemente infundada de que los coches estadounidenses se averían más a menudo, dice el vendedor.

En su garaje restaura una veintena de modelos clásicos, como un Chevrolet Nova verde plateado de 1970 o un Buick Roadmaster de 1954.

Pero Fukuda también conduce un SUV moderno: un General Motors Yukon de dos metros de ancho, que “sobresale o queda muy apretado” cuando lo aparca en las estrechas calles de Tokio.

Aunque hay algunos modelos más pequeños, las marcas de la primera economía mundial son una elección de nicho porque “apenas hay sitios que los vendan o los reparen”, dice.

“Bola de bolos”

Yuka Fujimoto, directora de una agencia de modelos de 42 años, contó a AFP que nunca se planteó comprar un carro estadounidense.

“Los vehículos americanos no se venden muy bien” en Japón, donde los fabricantes nacionales ofrecen “una amplia gama de modelos, también para familias”.

Sin embargo, Trump ve en este fenómeno una estrategia deliberada de Tokio para limitar el acceso de estas marcas. Parte de sus quejas se dirigen a los estándares técnicos de protección exigidos en Japón.

“Colocan una bola de bolos a seis metros de altura y la sueltan sobre el capó del vehículo. Si el capó se deforma, el coche no pasa la prueba”, dijo Trump en 2018, durante su primer mandato.

Un funcionario del Ministerio de Transporte japonés a cargo de los requisitos de seguridad explicó a la AFP que no se usan bolas de bolos.

Trump “puede estar confundiéndolo con una prueba en la que se golpea un modelo de cabeza humana contra el capó”, indicó el funcionario.

Modificar los procedimientos de importación de vehículos japoneses es una posible moneda de cambio para Tokio en las negociaciones arancelarias con Washington.

El país podría ofrecer ampliar el acceso a un proceso de control simplificado que actualmente se aplica a 5.000 vehículos por modelo al año, según los medios de comunicación japoneses.

Cambios

Los aranceles de Trump a la industria automovilística ya han provocado algunos cambios. Nissan, por ejemplo, revisó el mes pasado sus planes de reducir la producción en Estados Unidos.

Honda está trasladando la producción de su modelo híbrido Civic de Japón a Estados Unidos.

Pero los fabricantes estadounidenses siguen enfrentándose al problema de la escasa demanda entre los consumidores japoneses.

Hisashi Uchida, empleado de una empresa de construcción de 56 años, dice que su vehículo Toyota “no tiene ninguna característica especial, pero no se estropea”.

“Muchos vehículos estadounidenses no se pueden parquear en estacionamientos de varias plantas, y su eficiencia de combustible no es buena”, aseguró.

Masamitsu Misawa, redactor jefe de la revista japonesa de vehículos Car Top, no cree que “los fabricantes de vehículos estadounidenses estén dando realmente importancia al mercado japonés, que es bastante más pequeño que su mercado nacional”.

Por Andrew McKirdy con Kyoko Hasegawa

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