Antes de iniciar un viaje y durante el mismo, el conductor debe descansar física y sicológicamente para que pueda responder de manera efectiva ante las diferentes situaciones que se puedan presentar sobre la marcha. Por esta razón, es primordial tener en cuenta los siguientes aspectos.
Comidas: el conductor debe consumir alimentos fáciles de digerir, evitar comer en abundancia porque puede producir somnolencia; más aún, es recomendable beber agua con frecuencia y por ningún motivo comer mientras conduce.
Vestuario: debe ser cómodo y ancho, que permita la transpiración, porque la ropa estrecha y ajustada impide la libertad de movimiento, dificulta la circulación de la sangre y genera estrés.
Documentos: antes de emprender el viaje, revise que todos los documentos del vehículo (tarjeta de propiedad, seguro obligatorio, certificado de revisión técnico-mecánica) como del conductor (licencia de conducción, cédula) se encuentren en regla.
Itinerario: conocer con anticipación, entre otros factores, los kilómetros por recorrer, la topografía, los sitios de paradas, las ciudades alternas, etc., para lo cual se debe tener un mapa donde consultar toda esta información. La ruta más adecuada para viajar no es la más corta, sino la más segura y cómoda.
Paradas frecuentes: en lo posible, se debe organizar el viaje de modo que se puedan realizar paradas frecuentes, es decir, cada 150 ó 200 kilómetros recorridos o como máximo cada dos horas, con una duración por día no mayor a ocho horas de recorrido.
Horario: es frecuente proyectar una hora aproximada de llegada al destino. Esto es un error, ya que si el objetivo no se está cumpliendo, se trata de recuperar el tiempo perdido aumentando la velocidad y de esta manera incrementando el riesgo de ocasionar un accidente.