¿Cómo influye la masturbación frecuente en la relación de pareja y el deseo?

La autoestimulación sexual frecuente puede ser señal de una vida sexual equilibrada o de una posible desconexión emocional en la pareja. Aquí le contamos qué dicen los expertos.

Diego Alejandro Suárez Guerrero
01 de noviembre de 2025 - 01:00 a. m.
La masturbación frecuente no es inherentemente perjudicial para la vida sexual en pareja, pero puede convertirse en síntoma de desequilibrio si sustituye el deseo compartido. Integrada con comunicación y apertura, puede ser parte de una sexualidad saludable y consciente; ignorada o usada como refugio, puede ser un espejo de lo que no se dice en la intimidad.
La masturbación frecuente no es inherentemente perjudicial para la vida sexual en pareja, pero puede convertirse en síntoma de desequilibrio si sustituye el deseo compartido. Integrada con comunicación y apertura, puede ser parte de una sexualidad saludable y consciente; ignorada o usada como refugio, puede ser un espejo de lo que no se dice en la intimidad.
Foto: Getty Images
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La masturbación es una práctica común en la mayoría de las personas y, desde hace mucho tiempo, existe la duda de si puede tener efectos negativos o positivos en la vida sexual dentro de una relación. En contextos de pareja estable, muchos se preguntan si hacerlo con frecuencia puede disminuir el deseo hacia la pareja o afectar la satisfacción mutua. Otros, en cambio, consideran que puede complementar la intimidad, funcionando como una forma de autoconocimiento o de liberación saludable.

La sexualidad en pareja depende de muchos factores: la frecuencia del contacto sexual, la comunicación, la calidad del encuentro y la motivación compartida. Si la masturbación compite con la intimidad, podría representar un reto; pero si se integra como parte de la exploración individual, puede tener un efecto neutro o incluso positivo.

Un estudio publicado en 2022 en la revista Sexes, titulado “Masturbation Frequency and Sexual Function in Individuals with and without Sexual Partners”, analizó esta relación. La investigación, realizada con 12,271 hombres y mujeres en Finlandia, evaluó la frecuencia de masturbación, la función sexual (deseo, orgasmo, satisfacción) y, en quienes tenían pareja, la compatibilidad sexual.

Los resultados mostraron diferencias notables según el estado relacional. En las mujeres sin pareja, una mayor frecuencia de masturbación se asoció con una mejor función orgásmica y una mayor satisfacción sexual. En cambio, en las mujeres con pareja, una masturbación más frecuente se relacionó con menor satisfacción y peor función orgásmica.

En los hombres se observó una tendencia similar: quienes estaban solteros presentaron una mejor función eréctil con mayor frecuencia de masturbación, mientras que, en aquellos con pareja, esta se vinculó con menor satisfacción en el coito y con más casos de eyaculación retardada. En ambos sexos, una baja compatibilidad sexual dentro de la relación se asoció con una mayor frecuencia de masturbación.

Clara Méndez, psicóloga clínica independiente, interpreta estos hallazgos con matices: “La masturbación no es en sí misma un enemigo de la vida en pareja, pero cuando se convierte en la principal vía de placer y desplaza la intimidad compartida, puede estar señalando una desconexión”. Según explica, más que una causa de los problemas, la masturbación frecuente puede ser un reflejo de que algo en la relación —ya sea el deseo, la comunicación o el vínculo emocional— necesita atención.

Por su parte, Luis Ferreira, sexólogo y terapeuta de pareja, coincide en que la clave está en la comunicación. “Cuando la pareja mantiene una buena conexión y diálogo sobre su sexualidad, la masturbación puede integrarse como parte de la exploración personal sin restar al ‘nosotros’. El problema aparece cuando la persona dice: ‘ya lo hago solo porque no me interesa con la otra persona’”, afirma.

Entonces, ¿la masturbación frecuente afecta la vida sexual en pareja? En términos generales, puede hacerlo, pero no de forma automática. Depende de variables como:

  • La frecuencia de masturbación frente al deseo compartido.
  • La compatibilidad sexual y la satisfacción mutua.
  • Si la masturbación sustituye o complementa la intimidad en pareja.

¿Qué recomiendan los expertos?

  • Hablar abiertamente con la pareja sobre los deseos, la frecuencia y las expectativas sexuales. “Si alguien se masturba mucho porque la pareja no lo hace o porque hay poca comunicación, es un signo de alerta”, advierte Méndez.
  • Evaluar la intención: determinar si la masturbación funciona como un escape del vínculo o como una forma sana de autoplacer.
  • Usarla como complemento, no como reemplazo. La autoexploración puede servir para descubrir y compartir fantasías o preferencias que enriquezcan los encuentros en pareja.
  • Observar la compatibilidad sexual. Cuando las frecuencias de deseo difieren mucho, la masturbación frecuente podría reflejar esa falta de sincronía. Como resume Ferreira: “El verdugo no es la mano, sino la falta de sintonía entre dos”.

En conclusión, la masturbación frecuente no es inherentemente perjudicial para la vida sexual en pareja, pero puede convertirse en un síntoma de desequilibrio si sustituye el deseo compartido. Integrada con comunicación y apertura, puede formar parte de una sexualidad saludable y consciente; ignorada o usada como refugio, puede ser el reflejo de aquello que no se expresa en la intimidad.

Diego Alejandro Suárez Guerrero

Por Diego Alejandro Suárez Guerrero

Comunicador social y periodista de la Universidad Externado de Colombia, con énfasis en comunicación creativa y medios emergentes.dasuarez@elespectador.com

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