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Qué es la regla 3-6-9 y cómo funciona en las parejas

Observar cómo evolucionan los primeros nueve meses permite reconocer patrones y procesos.

Redacción Bienestar

25 de diciembre de 2025 - 08:01 a. m.
Foto: pixabay
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La regla 3-6-9, de la que hablaremos hoy, funciona para analizar o reconocer lo que ocurre durante el inicio de una relación. Se viralizó hace un tiempo —igual que muchos otros términos, técnicas o lecturas sobre nuestros vínculos— en plataformas como TikTok, y se trata de identificar aquellos procesos que suelen repetirse en las relaciones durante los primeros tres, seis y nueve meses.

Es importante aclarar que “la nuez” de la regla no es el número de meses, sino los cambios y decisiones que suelen concentrarse en ese primer periodo de tiempo, la dificultad para comprenderlos, hablarlos y adaptarse a ellos.

Veamos qué sucede en cada etapa.

El inicio del vínculo (tres meses)

Durante los primeros meses de una relación, es probable que la atención esté enfocada en lo que genera cercanía entre ambos. Podría explicarse como una “fase de focalización emocional”, porque el interés y las cosas en común, o las novedades, van desarrollando una percepción selectiva del otro.

Aunque los desacuerdos pueden aparecer, no siempre se consideran muy importantes, pues prima un poco más la validación mutua que la negociación de diferencias. Por eso, las decisiones importantes a veces se postergan y suele decirse que, al comenzar, todos mostramos nuestra mejor cara (aunque eso no implica mentir al respecto).

Aparición de diferencias en los primeros seis meses de relación

A medida que el tiempo pasa, comienzan a aparecer aspectos que antes no eran muy visibles. Desde la psicología, este cambio se asocia con el proceso de diferenciación: cada persona empieza a reafirmar sus límites, sus necesidades, sus incomodidades, sus lenguajes del amor y su forma, en general, de estar en pareja.

La compatibilidad deja de medirse solo por la afinidad que tenemos a nivel emocional y empieza a evaluarse más en términos de acuerdos, comunicación, expectativas, etcétera. Aquí, muchas relaciones se terminan porque el enamoramiento inicial ya no alcanza para sostenerlas sin tener que atravesar las incomodidades.

Y, finalmente, los nueve meses y su solidificación del vínculo

Es este el momento en el que se consolidan la mayoría de los patrones de interacción. Es decir, cómo se gestionan los desacuerdos, qué lugar ocupa la pareja en los proyectos personales y qué tipo de compromiso se está dispuesto a tener al respecto. Ya no hay un apoyo tan grande en la proyección; se entiende o se le da un lugar al vínculo desde las experiencias que se van acumulando. Hablamos, ahora, desde los hechos concretos.

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Si la relación continúa, lo hace desde un mayor conocimiento mutuo. Si no, la separación suele responder a esa evaluación consciente de lo que cada persona puede o no sostener.

La regla 3-6-9 puede servir como un recurso de observación, siempre que se use para ayudar a entender que el inicio de una relación es un proceso no lineal. Y que, por más difícil que parezca, no hay que idealizarlo ni temerle.

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Pero recuerde que todas las parejas atraviesan cambios y fases que pueden no corresponder a los que aquí mencionamos. Esto es completamente normal, pues la regla es más una guía generalizada y no una que aplica para todos los vínculos que construimos y lo que de ellos se desprende.

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Por Redacción Bienestar

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