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Adultos mayores cayeron en Bogotá con armas de fuego, accesorios y munición

Llevaban las armas ocultas en parlantes modificados. Fueron capturados en la localidad de Kennedy.

Redacción Bogotá
11 de abril de 2025 - 05:14 p. m.
Los dos sujetos, de 69 y 71 años, transportaban dos armas de fuego en parlantes de sonido. Fueron capturados en la localidad de Kennedy.
Los dos sujetos, de 69 y 71 años, transportaban dos armas de fuego en parlantes de sonido. Fueron capturados en la localidad de Kennedy.
Foto: Mebog
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El tráfico de armas en la capital del país, es una de las piedras en el zapato a la que, alcaldía tras alcaldía, no ha sido posible ponerle un freno real, situación que facilita la comisión de otros delitos conexos como los hurtos y los homicidios.

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Uno de los casos más recientes de incautación de armas en Bogotá sucedió en las últimas horas en la localidad de Kennedy, en el occidente de la ciudad. Allí, en medio de vigilancia que cumplían sobre la Av. Boyacá, soldados del Ejército notaron la actitud sospechosa sé los dos sujetos que se alertaron en cuanto notaron su presencia, razón por la cual le avisaron a los policías del cuadrante más cercano.

Una vez ubicados, los dos sujetos, de 69 y 72 años, fueron solicitados para un registro. Cada uno llevaba consigo un parlante que parecía haber sido modificado. Tras verificarlo, las autoridades se llevaron una sorpresa: dentro de los parlantes yacían ocultas dos pistolas con sus respectivos proveedores y 99 cartuchos para las mismas.

Ante la imposibilidad de comprobar un origen legal de las armas, las balas y los accesorios, los dos adultos mayores involucrados fueron capturados por el delito de fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios o municiones, confirmó el teniente coronel , Andrés Obando, comandante operativo de la Mebog.

Sobre el origen y el destino del armamento, las autoridades aún no tienen certeza

Tráfico de armas en Bogotá

Municiones, accesorios, fusiles, revólveres y armamento no convencional, como granadas, circulan con facilidad entre las manos criminales. No es casualidad que en localidades como Kennedy, Ciudad Bolívar, Los Mártires y Usme y Rafael Uribe Uribe, en donde los índices de delitos conexos como extorsión y hurto se multiplicaron en 2024, también se haya reportado tráfico de armas.

La pandemia, además de cambiar las dinámicas sociales, influyó en las maneras en que operan los mercados criminales, incluso el de armas, uno de los más consolidados. Se estima que entre 2020 y 2021 disminuyó 21 % la demanda de armas por grandes estructuras criminales de Colombia y América Latina.

“Esto devino en dos panoramas: por un lado, el mercado buscó la forma de reactivarse y encontró en las bandas delincuenciales urbanas un cliente. Por otra parte, estas bandas encontraron en ese armamento, de gran calibre, una posibilidad de generar temor para el control territorial” , analiza Andrés Nieto, director del Observatorio de Seguridad y Convivencia de la Universidad Central.

Alquiladas o vendidas al mejor postor, las armas de fuego configuran el elemento principal en la comisión de los delitos de alto impacto, como la extorsión. Un caso que ilustra cómo funcionan estas bandas ocurrió en a mediados del año pasado. Los Roncos, estructura que dinamizaba la venta ilegal de armas y la modificación de armas traumáticas, para volverlas letales, estaban en Kennedy, Ciudad Bolívar y Antonio Nariño. En esta última, la policía les incautó 25 armas, como revólveres, pistolas y escopetas. Además, cientos de municiones de varios calibres.

Esta banda, que tenía relación directa con el Estado Mayor Central de las FARC, vendía o alquilaba las armas por precios que oscilaban entre los $500.000 y los $4 millones. Por esas rentas obtenían ganancias de hasta $400 millones. Incluso se descubrió que tenían una armería, donde modificaban las armas traumáticas e intervenían las de fuego, para borrar seriales y otros elementos claves para la investigación balística.

Su modus operandi parece repetirse en varios casos: las bandas que dominan este mercado tienen contacto con estructuras criminales de mayor envergadura, como células guerrilleras, paramilitares o relacionadas con el narcotráfico, quienes se encargan de proveer los artefactos. A su vez, estas estructuras de mayor poder reciben armas a través de espacios fronterizos con poca vigilancia, por vía marítima e incluso de empresas de encomiendas.

Bogotá no tiene un gran centro de producción de armas o municiones, lo que indica que necesariamente todas las armas ingresan a la ciudad. “Desde el año 2009 hay evidencia de que las armas ingresan desde el tapón del Darién y las fronteras de Ecuador y Venezuela. Estas armas, todas hurtadas o de contrabando, estaban en manos de grupos al margen de la ley, pero hoy están en manos de bandas delincuenciales”, puntualiza Nieto.

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Redacción Bogotá

Por Redacción Bogotá

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