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Para hoy, en cabeza del Brigadier General, Giovanni Cristancho Zambrano, se desplegó a más de 400 uniformados de las diferentes especialidades en el sector de San Bernardo y sus alrededores para un control de seguridad.
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Ante las continuas denuncias ciudadanas y hechos de afectación a la seguridad y convivencia ciudadana, en esta zona, se llevaron a cabo actividades sostenidas de registro y control. Lo anterior, con el objetivo de frenar diferentes estructuras delincuenciales dedicadas a la comercialización y tráfico de estupefaciente en el centro de la ciudad.
#AEstaHora | Nuestro cdte. Bg. Giovanni Cristancho, lidera operativos en la lucha frontal contra la delincuencia en la localidad de #SantaFe.
— Policía Metropolitana de Bogotá (@PoliciaBogota) February 25, 2025
Este despliegue integra:
✅ Mas de 500 uniformados de @DIJINPolicia, @GaulaPolicia, #SIART de @PoliciaAntiNar.#PrevenimosElDelito pic.twitter.com/K6otY8jnVf
En el proceso, se dio la captura de 199 personas por tráfico de estupefacientes y homicidio. Además, se incautaron más de 300 armas cortopunzantes.
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¿Qué pasa en San Bernardo?
Por décadas, el barrio San Bernardo (o el “Samber”, como popularmente se le conoce) ha sido una de las zonas de la ciudad con mayores índices de criminalidad y deterioro social, que se agudizó después de la intervención del Bronx, en 2016, cuando buena parte de las bandas delincuenciales se mudaron a esta zona. Hoy, pese a las constantes operaciones oficiales, allí se concentran flagelos asociados al microtráfico, entre ellos, el sicariato, la trata de personas y las guerras por el territorio.
Hoy, dicen los investigadores, los protagonistas de la nueva guerra son las bandas Los Venezolanos y Los Costeños, la cual se desarrolla en el corazón de una zona donde se concentra el poder político del país y algunas instituciones de seguridad como la Seccional de Investigación Criminal de la Policía, el Palacio de Nariño, el Congreso, el Palacio de Justicia y el Batallón de Reclutamiento del Ejército, que parecen darle la espalda al problema, como ocurrió por años con la calle del Cartucho y el Bronx.
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En medio de ese ambiente de constantes hechos delictivos y capturas, que propician el relevo de los mandos de las estructuras criminales, los recientes atentados se pueden entender como mensajes entre bandas para mostrar quién tiene el control. Sin embargo, la preocupación general recae en que no es una novedad que responda a una coyuntura: en julio pasado, por ejemplo, pretendían realizar un ataque con granada, pero, por fortuna, las autoridades lograron interceptar el artefacto y realizar la detonación controlada.
Si no se agiliza la renovación urbana y se fortalece la oferta social para habitantes de calle, migrantes, mujeres y niños explotados sexualmente, el problema seguirá latente. La razón: pese a las constantes capturas, si no hay una intervención social de fondo, las bandas que se disputan la zona, responsables de la zozobra con la que se vive en el sector, seguirán encontrando las condiciones para reacomodar sus fichas y seguir dominando a través del miedo y mantener vivos sus negocios criminales en la capital.
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Por Redacción Bogotá
