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La puesta en marcha del intercambiador vial de la calle 72 se vio eclipsada por las críticas de diversos sectores a las demoras de la obra. Si bien, el intercambiador vial representa un alivio para la movilidad del sector, y para el avance del tramo de la calle 72 correspondientes al futuro metro, el retraso de dos años y las afectaciones son más que evidentes.
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De hecho, tres horas después de que el alcalde decidiera inaugurar el tramo, en un poco acostumbrado evento a las 3:00 A.M., los comerciantes afectados de la zona decidieron adelantar bloqueos intermitentes en la Av. Caracas. Los manifestantes representan a una veintena de propietarios de establecimientos comerciales quebrados por cuenta de los cierres, las polisombras y separadores que obstaculizan el ingreso a sus locales. La protesta fue motivada en el hecho de que el intercambiador no finaliza sus problemas y que las obras de espacio público y demás todavía están en la lista de pendientes y sin una fecha clara de entrega.
Este incidente fue aprovechado por el presidente Gustavo Petro para lanzar una nueva crítica a las obras de la primera línea del Metro. Desde que el alcalde dejó de ser alcalde de la ciudad, en 2016, y durante todo su periodo como jefe de Estado, Petro ha sido enfático en que la solución elevada del metro constituye un “error histórico para la ciudad”. Vale la pena resaltar que Petro es fiel defensor del metro subterráneo, el cual promovió durante los últimos dos años de su alcaldía tras recibir la negativa del Concejo de la ciudad para construir un tranvía ligero sobre la séptima.
En esta oportunidad, al ver la protesta de los comerciantes, Gustavo Petro se despachó contra Claudia López y Carlos Fernando Galán, a quienes los catalogó de “peñalosistas” y de defender el modelo de Metro que, según él, empeorará la movilidad en la ciudad. “Creyeron que saboteando el metro de verdad iban a impedir que fuera presidente y actuaron con tal pequeñez de miras que no impidieron que fuera presidente, pero sí dañaron a Bogotá, quizás irreversiblemente”, aseveró el mandatario.
Aunado a lo anterior, el mandatario manifestó que todavía es posible cambiar la modalidad del tramo por la Av. Caracas, para hacerlo subterráneo en vez de elevado, como está previsto. Lo hizo, como en anteriores oportunidades, con base en un estudio de ingeniería en el que se menciona la supuesta viabilidad de esta propuesta y su conveniencia para el entorno urbano del futuro medio de transporte. “El metro elevado, lo dijeron en estudio, que oculta la prensa, decenas de especialistas internacionales, demorará más los viajes en toda la ciudad. Es decir, que no sirve. Dañará hacia la fealdad el urbanismo bogotano. Si el llamado metro elevado crea más troncales de buses, disminuye el fluir del tráfico en general, lleva más al vehículo particular y a la moto que congestionan más. Es votar miles de millones de dólares de la nación y de las y los bogotanos a la caneca de la basura”, escribió Petro.
No es la primera vez que Petro pone sobre la mesa este cambio, ya que desde 2023, incluso en la antesala de las pasadas elecciones locales, el mandatario ya había efectuado una serie de maniobras para llevarla a cabo. Desde el ofrecimiento de que la Nación asumiera el costo total de la obra (actualmente tiene a cargo el 70 %) hasta un viaje a China en el que intentó plantear el cambio en las condiciones del contrato actual, son varias las acciones del mandatario para validar su idea del metro subterráneo, al menos por la Av. Caracas.
“Aún se podría hacer un tramo subterráneo en el centro y la Caracas, y evitar que a quienes vayan a vivir en los edificios de la Caracas, que serán más pobres que los de hoy, les pase un tren por la ventana cada tres minutos, pero el empeño sectario del alcalde aferrado a la idea falsa “peñalosista” y a negar la pertinencia de la propuesta de la Bogotá Humana, se lo impide con ceguera extrema”, manifestó Petro. No obstante, tanto Claudia López como Carlos Fernando Galán fueron enfáticos en que el Metro continuará según lo planeado.
“Bogotá está muriendo”
El mandatario no solo se limitó a criticar las obras del Metro. En su trino aprovechó para lanzar indirectas a la gestión del agua en la ciudad y a los contratos de buses vigentes. Ambos factores, dice el presidente, inciden en que Bogotá esté en un proceso de decadencia y a punto de morir como ciudad. “Mientras tanto, Bogotá va sin detenerse al abismo de su decadencia, como bien lo pintara Eduardo Mendoza en su película. Bogotá Humana lo dijo con claridad en su programa. Las ciudades pueden morir, y Bogotá, al estar mal ubicada por decisión feudal de los castellanos conquistadores que comenzaron por tapar el agua, puede morir y está muriendo”.
Sin embargo, a pesar de que en el extenso trino resaltaran sobre todo los reproches, Petro dejó ver una buena noticia para la ciudad. “Hay un acuerdo con el alcalde para cambiar el transporte de buses hacia eléctricos y férreos, la Nación comprará las flotas de buses para bajar las tarifas de transporte en las grandes ciudades. Pondré la transición a energías limpias del transporte público como proyecto estratégico de la Nación”, anunció. Este anuncio resulta en un alivio para las menoscabadas finanzas del sistema de transporte público de la ciudad, y para la compra de 264 buses eléctricos, cuya licitación se abrió en noviembre del año pasado.
Continúe leyendo en la sección: Los desvíos que continúan en la calle 72 pese a entrega del intercambiador.
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Por Redacción Bogotá
