El esfuerzo por combatir la pobreza en Bogotá, que llevaba tres años con tendencia a la baja, sufrió un revés en el primer año de administración de Carlos Fernando Galán. Según el DANE, la capital fue una de las regiones del país que reportó un aumento del Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) en el 2024, al pasar de 283.000 capitalinos bajo esta condición en 2023 a 431.000. Es decir, hay 148.000 ciudadanos más en la pobreza.
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Pero antes de los detalles relacionados con la capital, es clave explicar que el país cuenta con dos formas de medir la pobreza: la pobreza monetaria, relacionada exclusivamente con cuando dinero percibe cada hogar, y la segunda es el IPM, que analiza las carencias de los ciudadanos frente a ciertos bienes y servicios.
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Para establecerlo, el DANE realiza una encuesta que estudia cinco dimensiones, que agrupan 15 indicadores: salud (aseguramiento y barreras de acceso a salud), educación (analfabetismo y bajo logro educativo), trabajo (trabajo informal y desempleo), vivienda (hacinamiento, agua, servicios sanitarios, materiales de pisos y de paredes 5) y niñez y juventud (rezago escolar, inasistencia escolar, trabajo infantil y cuidado a primera infancia).
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Para establecer el Índice que se reveló este martes, el DANE aplicó la encuesta a 85.387 hogares, que arrojó como resultado general que el IPM se redujo en el país, al pasar de 12,1 % en 2023 a 11,5% en 2024, lo que representa una reducción de 0,6%. En cifras concretas, mientras que en 2023 había casi 6,3 millones de personas viviendo en pobreza multidimensional, el año pasado la cifra cayó a casi 6 millones, lo que representa una mejora en las condiciones de vida para muchos.
No obstante, las regiones Central y Bogotá estuvieron en contravía de la tendencia, al ser las únicas en reportar incrementos negativos. Para el caso particular de la capital se tiene que pasó de registrar un IPM de 3,6 % en 2023 a un 5,4% en 2024. Yendo un poco más al fondo, se tiene que hay más mujeres en esta condición (5,8%) que hombres (4,9%).
Dicho esto, acá vale la pena resaltar que, si bien Bogotá presentó un retroceso en 2024, hoy sigue siendo la región con el menor IPM en el país. Al analizar por regiones, la lista la encabeza la Orinoquía-Amazonía con un IPM de 20,3 %; seguida por la Caribe, con 18,5 %; la Pacífica, con 11,8; la Central, con 10.8; la Oriental, con 8,8, y cierra Bogotá, con 5,4. Pese a esto, hay un detalle que dispara la alerta: con el aumento de 2024 se rompió una tendencia de disminución que venía desde 2020, año en el que el indicador llegó a 7,5 %.
¿Qué contribuyó al alza del IPM en Bogotá?
Hay algo llama la atención con la medición de 2024: el aumento de pobreza multidimensional en Bogotá se da, curiosamente, en un año en el que la ciudad mejoró 14 de los 15 indicadores evaluados, y solo se rajó en uno: barreras de acceso al servicio de salud (pasó de 1,5% a 4,3%). Y llama más la atención al conocer que en 2023, que reportó un mejor indicador, solo había mejorado ocho de 15.
No obstante, según el DANE, esto tiene una explicación: la privación, que subió, afectó hogares vulnerables, que estaban en el límite del corte de clasificación y terminaron clasificados como pobres, lo que aumentó el índice. “Aunque las otras privaciones (indicadores) disminuyeron de forma uniforme, no alcanzó a compensar la subida de un indicador”, explicó la entidad.
A esto se suma un elemento: en el estudio de la tasa censurada, que estudia específicamente si aumentaron o disminuyeron las privaciones de los pobres (no de toda la población), fueron tres los indicadores que crecieron: bajo logro educativo, acceso a servicios de salud y trabajo informal. “Es decir, los hogares más vulnerables fueron los más afectados con esos incrementos y simultáneamente no recibieron el beneficio del decremento de las demás privaciones. Esta información muestra de forma clara la razón del incremento de la incidencia de pobreza”, agregó la entidad.
Al analizar los resultados de la encuesta 2024, se encuentra que las dimensiones de educación (38,4%), trabajo (35,6%) y niñez y juventud (12,8%) fueron las que más incidieron en el alza en el IPM para la capital. Al analizar indicadores puntuales se tiene que las privaciones que más reportaron las familias encuestadas fueron empleo informal (51,3%), bajo logro educativo (19,2%) y rezago escolar (17,5%).
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En cuanto a la dimensión de salud, el indicador de las barreras de acceso a servicios fue el que más aumentó (pasó de 1,5% a 4,3%); mientras que el de hogares sin aseguramiento en salud disminuyó -0,8% (pasó de 9,2 % a 8,4%). Finalmente, respecto a las condiciones de la vivienda, la mayoría de los indicadores disminuyeron, destacándose el bajo número de hogares con pocos cuartos y varias personas (-2,8%), así como las familias sin acceso a fuente de agua mejorada.
¿Qué dice el Distrito?
Ante los resultados, varios despachos de la Alcaldía de Bogotá hicieron sus análisis. En el caso del empleo informal, que es uno de los indicadores más altos en el IPM, quien se pronunció fue la Secretaría de Desarrollo Económico, al señalar que el 2024 cerró con una tasa del 34,6% de informalidad, un aumento del 1,8% frente al 2023. Es decir, 1 millón 457 mil personas estaban sin un trabajo formal, siendo los hombres la mayor proporción (35,2%) que las mujeres (33,7%).
Con estos indicadores y los más recientes presentados por el DANE, su secretaria, María del Pilar López, es consciente que hay varios retos por delante. “Hay factores como el aumento del salario mínimo superior a la inflación, que afecta la estructura de costos de las empresas. Pero nuestro mayor objetivo es incentivar el empleo formal. Por eso hemos avanzado en la Agencia Distrital de Empleo y fortaleciendo el tejido empresarial a través de incentivos monetarios para que empleen, en especial, a aquellas poblaciones históricamente marginadas”, señala.
Sobre si tienen una meta fija para 2027 en cuánto a reducir esa tasa de empleo informal, López aseveró que no es sencillo de calcular, pues hay factores externos que impiden con certeza dar una respuesta. “Nosotros quisiéramos reducirla, pero si entra en vigor una nueva legislación que aumenta los costos salariales o hay señales de mercados que no generan confianza, para nosotros se sale de las manos. Por eso no hemos fijado una tasa de desempleo ni de informalidad. En cambio, si hay metas asociadas de cuántas empresas queremos fortalecer o cuántas personas colocar, pero nuestro accionar está limitado a una reglamentación nacional”, argumentó.
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Por su parte, desde Integración Social, su secretario, Roberto Angulo, se pronunció a través de su cuenta en X, asegurando que la “única variable de Bogotá que empeora es barreras de acceso a la salud”, destacando, además, la calidad del informe.
“Todas las variaciones con intervalos de significancia y con un análisis que va más allá de la obligación mínima, como lo es la disección de la pregunta de barreras de acceso a la salud. Esto último de vital importancia para retroalimentar las políticas públicas. Estamos pendientes de obtener el microdato para cálculos y chequeos adicionales”, acotó.
A su vez, la Secretaría de Educación, al término de esta edición, no respondió ante las inquietudes. No obstante, sobre las 5 de la tarde del 22 de abril, iniciaron con la publicación de varios trinos, destacando los principales logros de su sector. “En 2024, subimos 3 puntos en Saber 11. Por primera vez, con estrategias de nivelación de aprendizajes, el número de estudiantes con capacidad de leer un texto básico aumentó 43% al 60%, y en matemáticas el número que logró resolver operaciones complejas del 24% al 57%”, justificaron.
Estos nuevos datos del Índice de Pobreza Multidimensional brindan un acercamiento sobre las necesidades que hoy, 431 mil bogotanos padecen en distintas dimensiones de su vida, que solo terminan por aumentar la desigualdad y alejarlas en el acceso a oportunidades. Por lo que el alcalde Galán tiene la responsabilidad de ajustar el diseño de sus políticas públicas para mejorar en las dimensiones de educación, niñez y juventud y trabajo, hoy principales necesidades de sus habitantes, según el DANE.
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