En la madrugada del barrio Siete de Agosto, al norte de Bogotá, ocho personas, cinco de nacionalidad extranjera, fueron capturadas tras una operación policial que desenmascaró el robo. Los detenidos simulaban ser empleados de una empresa de telecomunicaciones: usaban uniformes falsos, cascos, herramientas especializadas y hasta conos para simular una actividad legítima.
Más información sobre Bogotá: Llega a Bogotá el tercer tren del Metro: así avanza la flota que operará en 2028.
Pero, en el maletero del vehículo, la verdad era otra: más de 60 metros de cable cortado, valorados en cerca de 14 millones de pesos. La denuncia ciudadana fue la chispa que encendió la reacción de la estación de Policía de Barrios Unidos.
Una llamada al 123 alertó sobre un vehículo sospechoso circulando por la zona. Los uniformados lo interceptaron en la carrera 19 con calle 63, y al abordarlo encontraron las pruebas del hurto: el material, como se confirmó luego, había sido presuntamente extraído en la vía hacia La Calera, una zona que ya ha sido identificada por autoridades como un punto crítico para este tipo de ilícitos. Los arrestados fueron enviados a la Fiscalía para responder por hurto agravado.
Este caso no es un hecho aislado: guarda relación con una ola creciente de robos de cable en Bogotá, motivada por el auge del cobre en el mercado ilegal.
Las telecomunicaciones bogotanas llevan años sufriendo las consecuencias: en 2023 se habrían robado más de 400 kilómetros de cableado, y en el primer trimestre de 2024 los hurtos subieron un 140 %.
¿Por qué el cobre?
Es simple: los cables de fibra óptica contienen este metal, y quien los sustrae puede convertirlos en dinero. Muchos de los ladrones cortan los hilos, extraen el cobre y lo venden a chatarrerías que luego lo revenden.
Además, hay quienes se arriesgan física y legalmente para hacerlo: algunos criminales trepan postes de luz en la madrugada, expuestos a descargas eléctricas, para extraer cableado valioso
La magnitud del problema también se refleja en cifras recientes de la Policía: por ejemplo, en Fontibón, seis sujetos fueron sorprendido robando 56 metros de cable de fibra óptica, con trajes que imitaban la marca de una empresa real, y el valor de lo hurtado superó los 6 millones de pesos.
Desde la empresa ETB se reconoce que este delito representa una amenaza permanente. Frente a ello, han iniciado procesos para migrar su red desde cobre hacia fibra pura, una estrategia que reduce el atractivo de los cables para las bandas criminales.
Además, las autoridades han logrado desarticular algunas bandas. En otras operaciones similares, se han capturado personas que transportaban grandes cantidades de cable y portaban uniformes falsos, como si fueran técnicos.
Las autoridades piden a la ciudadanía que denuncien cualquier actividad asociada a este delito a la línea 123.
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.