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Ricardo Rafael González Castro, de 22 años, no aceptó cargos. En la diligencia de ayer, la Fiscalía le imputó el delito de homicidio agravado a título de coautor por la muerte del estudiante de la Universidad de los Andes, Jaime Esteban Moreno Jaramillo. Según el ente acusador, González actuó junto con Juan Carlos Suárez, ya capturado, en el ataque ocurrido en la calle 64 con carrera 15, donde la víctima fue golpeada hasta quedar inconsciente.
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La defensa de González, encabezada por la abogada que lo acompañó cuando se entregó, nueve días después de los hechos, a la justicia. La defensora pidió a la juez considerar que su cliente no actuó con la intención de matar a Jaime Esteban Moreno, sino en medio de una situación confusa y sin premeditación.
Juez suspende la audiencia: retoma el miércoles
Tras más de seis horas de diligencia, la juez levantó la sesión para que esta audiencia de medida de aseguramiento continúe a las 10:00 a.m. del miércoles.
Horas después, a las 2:00 p.m., se realizará la continuación de la audiencia de medida contra Juan Carlos Suárez, el otro implicado en el caso.
El miércoles se definirá si ambos van a la cárcel.
Argumentos de la defensa
En su primera intervención, la abogada defensora de Ricardo Rafael González Castro pidió al despacho negar la solicitud de medida de aseguramiento presentada por la Fiscalía. La abogada resaltó que el testigo principal, amigo de la víctima, nunca describió físicamente a González ni mencionó una participación directa suya en la agresión inicial, limitándose a señalar a “un hombre con la cara pintada de rojo” (Juan Carlos Suárez) y a dos mujeres. Lo anterior, lo argumentó la togada con los registros de testimonios. Recordó además que incluso el patrullero que atendió el caso declaró que el testigo no recordaba las características del segundo agresor.
En su análisis, la defensora también recalcó que no existió comunicación ni coordinación entre los atacantes durante los hechos. Por último, subrayó que medicina legal inicialmente calificó las lesiones de Jaime Esteban Moreno como personales, otorgando una incapacidad de 55 días, y que su evolución posterior hasta la muerte no prueba una intención homicida desde el inicio. Por todo ello, la defensa pidió a la jueza rechazar la medida de aseguramiento.
Llamado de atención a abogada del procesado
La defensa de Ricardo González, segundo procesado por el asesinato de Jaime Moreno, solicitó el traslado de los videos que tiene la Fiscalía, argumentando que el ente investigador los usó para justificar su imputación y solicitud de medida de cárcel. Tras un debate que se prolongó por más de veinte minutos, hubo un llamado de atención a la togada.
La juez negó que se le trasladaran los videos a la abogada, ya que en este punto del proceso, a ninguna de las partes se les ha corrido el traslado y la fiscal argumentó que todo lo que sustentó anteriormente es con base a los 253 folios que trasladó.
Defensa de víctimas
Uno de los tres abogados, Francisco Bernate, en representación de las víctimas, tomó la palabra. El jurista se adhirió a la solicitud de la Fiscalía de enviar a la cárcel a González, reviviendo los curdos momentos que se vivieron a metros del bar Before Club.
Insistió en que los agresores conocían plenamente las consecuencias de los golpes propinados al joven Moreno, idea reforzada por los comentarios de testigos que afirman que a Juan Carlos Suárez le decían, “¿no que mucho kick boxing?“.
Al final de su intervención el penalista instó a las autoridades en considerar la conducta punible con dolo, es decir, con intención y avanzar también en la captura de la mujer que ha sido mencionada a lo largo de la audiencia y que parece alentar a los dos procesados, a golpear al estudiante de 20 años.
Procuraduría interviene
La Procuraduría inició destacando la garantía de los derechos del procesado. Sobre los hechos fue tajante en afirmar que según las pruebas, hasta ahora, reveladas, Jaime Esteban no pudo iniciar una pelea. “No se puede hablar de una riña”, asegura. Al contrario, su actitud demuestra “un ánimo de retirarse, de evitar la confrontación; sin embargo, la disposición de los agresores no era la misma”, señaló el delegado.
El delegado del ente de control continuó cuestionando el “dolo” imputado en el delito de homicidio agravado. Abrió la puerta a un “homicidio preterintencional”, el cual consideró, será una “discusión jurídica” a lo largo de este caso.
“Una vez despejado a Jaime Moreno del Before Club, que era lo que pretendían los agresores, en vista de la supuesta defensa de sus amigas, no se entiende el segundo ataque. Parece que fuese un linchamiento”, agregó.
Defensora pide videos de la madrugada del 31
La defensora de González Castro cuestionó con firmeza a la Fiscalía por no haberle trasladado los videos completos que sirvieron de base para sustentar la acusación y la solicitud de medida de aseguramiento. Señaló que esos registros audiovisuales fueron usados para extraer conclusiones sobre la presunta autoría y responsabilidad penal de su cliente, sin que la defensa haya tenido la posibilidad de contradecir la evidencia.
La fiscal respondió que la imputación no se basó únicamente en los videos, sino también en testimonios, reconocimientos fotográficos y declaraciones de testigos presenciales.
Fiscalía pide cárcel
La Fiscalía subrayó que los agresores tuvieron tiempo de reflexionar y detenerse, pues después de la primera confrontación se retiraron del lugar y se reagruparon, pero minutos después decidieron regresar para atacar nuevamente a Moreno, esta vez con la clara intención de causarle la muerte. Esa segunda embestida, dijo la fiscal, demuestra dolo directo y plena conciencia del daño que podían provocar.
Además, el ente acusador recalcó que tras la agresión, ninguno de los implicados pidió ayuda ni alertó a las autoridades, pese a que la víctima yacía inconsciente y sangrando. Por el contrario, huyeron del lugar con total tranquilidad, lo que, según la fiscal, evidencia una actitud de evasión frente a la justicia y desprecio por la vida humana.
“La medida de aseguramiento es necesaria y proporcional. Ricardo González representa un peligro para la comunidad por su comportamiento violento, su consumo habitual de alcohol y su actitud evasiva frente a la justicia. Después del crimen no socorrió a la víctima, no avisó a las autoridades y, cuando supo que había sido identificado, huyó. Todo esto demuestra que, de permanecer en libertad, podría evadir el proceso o reiterar su conducta”, señaló la fiscal del caso.
Lo que hizo González después del homicidio
La narración del ente investigador indica que González Castro, participó directamente en el ataque: primero con una patada por la espalda que dejó a la víctima tendida en el suelo y luego con golpes en el tórax y la cabeza. Tras la agresión, González fue al día siguiente a trabajar y le habría contado a su empleador, en el centro comercial GranSan, donde vendía perros calientes, que estuvo involucrado en el homicidio del estudiante, aunque afirmó que “solo lo había empujado”.
Este testigo narró que el joven imputado de 22 años consumía frecuentemente alcohol y que, tras conocerse la noticia de las capturas, González desapareció, a lo que una de las mujeres señaladas como partícipes del hecho lo buscó, diciendo: “Ah, ya se voló ese HP”. La Fiscalía recalcó que este comportamiento muestra conciencia de su participación y su intento de evadir la acción de la justicia.
"Yo sé que puedo acabarlo"
El testigo, amigo de la víctima, relató que tras una primera pelea, Ricardo González y Juan Carlos Suárez regresaron minutos después con dos mujeres. Mientras golpeaban a Jaime Esteban Moreno, una de ellas —vestida con disfraz azul— gritaba que “¡ese era el de la discoteca!” y que eso le pasaba por abusador, incitándolos a continuar la agresión. La otra mujer, vestida de negro, solo observaba.
“Los dos hombres atacaron a Jaime con furia, propinándole golpes y patadas mientras él ya estaba en el suelo, sin posibilidad de defenderse” dijo la fiscal. El testimonio describe también que los agresores estaban “llenos de ira”, que no pararon de golpearlo".
Y es que, relató la fiscal, una vez Suárez golpeó por detrás a la víctima cuando caminaba por la calle 64, por primera vez, se acercaron dos mujeres, una vestida de azul y otra de negro, que gritaban: “Ahí tiene para que siga acosando”. Minutos después, cuando Suárez regresó hacia el grupo de amigos, les dijo: “¿Será que lo persigo? Aliéntenme”, a lo que una de las mujeres respondió: “Tanto que presume de kickboxing, yo le hubiera pegado más duro”.
En ese momento, según el testigo, Suárez salió corriendo tras la víctima mientras el grupo lo animaba, y fue entonces cuando se unió Ricardo González, quien vestía de negro y tenía unas orejas como parte de su disfraz. González se abalanzó sobre Jaime Esteban, lo lanzó al suelo y ambos agresores continuaron golpeándolo.
Otra testigo, confirmó que el grupo gritaba repetidamente que la víctima era un “violador” y un “acosador”, y que una de las mujeres insistía en que debían “pegarle bien”. También se escuchó a Suárez decir: “Denme ánimos, yo sé que puedo acabar con ese man si quiero”, mientras su grupo lo alentaba a continuar la agresión.
Fiscalía narra lo que escucharon testigos de la golpiza
La Fiscalía volvió a narrar los hechos, con una novedad: develó lo que dicen haber visto y escuchado los testigos de la agresión contra Jaime Moreno. Entre se encuentran, el amigo del estudiante y otros testigos presenciales que observaron cómo, entre Juan Carlos Suárez, disfrazado del personaje Darth Maul, y Ricardo González, con unas orejas negras, atacaron a Moreno en múltiples ocasiones.
Empieza la audiencia de medida de aseguramiento
Con el saludo de las partes, defensores de las víctimas, defensora del procesado, Procuraduría, juez, fiscal, da por iniciada la audiencia.
En esta audiencia denominada, “de medida de aseguramiento”, la juez de garantías decidirá si el imputado (Ricardo González) debe seguir el proceso en libertad o en detención preventiva. En esta etapa, la Fiscalía expondrá los motivos por los cuales considera necesaria la medida, como riesgo de fuga, posible obstrucción a la justicia o peligro para la sociedad o las víctimas, mientras que la defensa puede argumentar que no existen razones suficientes para restringir la libertad del procesado.
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