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Según cifras de la Encuesta Multipropósito del DANE, en 2017 el 66,9% de los hogares de las localidades urbanas de Bogotá contaba con conexión a internet y el 74,2% de las personas manifestaron haber usado internet. Esto significa que todavía uno de cada tres hogares y uno de cada cuatro personas en la ciudad están desconectadas.
La falta de conectividad no sólo impide que las personas accedan a herramientas como la educación virtual, el teletrabajo o la telemedicina, también limita el diálogo entre ciudadanos, así como entre ellos y las instituciones. A manera de ejemplo, las personas que no están conectadas a internet deben realizar sus trámites de manera presencial o a través del teléfono, que tienen costos asociados al desplazamiento y al horario de atención de las entidades.
Esto hace que haya una brecha entre la información que generan las personas que tienen acceso a internet y las que no, lo que impacta la toma de decisiones por parte de las autoridades. En esta coyuntura, los Gobierno Nacional y Distrital han trabajado intensamente en estructurar datos existentes y recolectar nuevos datos para vincular a más personas en programas de asistencia en el ingreso. Con una tasa de desempleo del 19,8% en abril, es evidente la necesidad de contar con información clara y oportuna para focalizar planes y programas hacia las personas que más lo necesitan.
Sin embargo, la creación de una capacidad fuerte y sostenible que sustente la generación de datos es una tarea que debe ir más allá de la atención de la pandemia. En el marco de la cuarta revolución industrial, esta capacidad es fundamental para diseñar respuestas oportunas a asuntos pendientes como la disminución de la informalidad, así como la garantía de servicios para una población que demanda mejoras en su calidad de vida.
Si Bogotá quiere estar preparada para abordar estos asuntos en los próximos años, debe capitalizar la inercia institucional del corto plazo en torno a la recolección de información y generar un plan que permita materializar capacidades de conectividad robustas para toda su población. De esta manera, se sientan las bases para convertir a Bogotá en una Ciudad Inteligente y consolidarla como un modelo para la región.