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Tras 18 horas de lluvia ininterrumpidas, un fuerte de derrumbe en la vía que conduce de Puente Quetame a Quetame dejó prácticamente incomunicado a este municipio cundinamarqués. Con el precedente de la tragedia en 2023, las autoridades de Quetame solicitan la intervención inmediata de la Gobernación y el Gobierno Nacional.
La alcaldesa del municipio, Elizabeth Sabogal, llegó desde las primeras horas de la mañana al sector del Algodonal, en donde el crecimiento súbito de una creciente del río Contador y un derrumbe en la carretera generaron una nueva emergencia en Quetame.
Asimismo, organismos de corro presentes en el municipio de Chipaque reportan afectaciones similares por cuenta de las lluvías.
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Días atrás, la Veeduría Ciudadana de la Infraestructura Vial y Conectividad del Meta advirtió que el municipio, junto a otros 200 puntos de la vía al llano, se encontraba en un riesgo inminente de colapso e incomunicación vial debido a su vulnerabilidad en periodos de precipitaciones intensas, como el actual.
La propia Sabogal, desde el punto más critico de la emergencia, hizo un llamado a las autoridades departamentales y nacionales para evitar que una tragedia parecida a la de 2023 se vuelva a repetir.
“Necesitamos atención inmediata. Esto no puede esperar más”, advirtió la mandataria local, señalando que las lluvias continúan y el terreno sigue inestable.
De momento, el 80 % del municipio continúa incomunicado, mientras la concesión Coviandina trabaja con maquinaria en la zona para intentar despejar el paso. Sin embargo, las condiciones climáticas continúan siendo adversas.
Por su parte, la Gobernación de Cundinamarca anunció el traslado de equipos de gestión del riesgo para evaluar los daños ocasionadaos por la tragedia.
Otros puntos críticos en Cundinamarca
En el municipio de Une, Cundinamarca, se reportan afectaciones tanto en el casco urbano como en zonas rurales, con inundaciones en un barrio y en la avenida principal; asimismo, caída de bancadas y hundimiento en la vía departamental que conecta con Gutiérrez y Fosca.
En Caqueza, las lluvias provocaron el desbordamiento de la quebrada Tunja y el colapso del puente en la vía a la vereda Placitas, donde, además, 10 viviendas debieron ser evacuadas.
Se presentan también afectaciones en el sector El Tablón, el puente Chulo y la vía Velandia. Los equipos en territorio verifican daños en terreno y coordinan las acciones de respuesta.
Quetame, en constante riesgo
Alrededor de las 10:00 de la noche del pasado 17 de agosto de 2023, la vereda Naranjal, del municipio de Quetame, en Cundinamarca, fue epicentro de una de las mayores tragedias invernales de los últimos años en el departamento. 29 de sus habitantes perdieron la vida tras una avalancha que comenzó tras una seguidilla de precipitaciones como la actual.
El día después de la avenida torrencial, un equipo de expertos del Servicio Geológico Colombiano (SGC) llegó al lugar para levantar información durante varios días y elaborar un informe de lo ocurrido. El Espectador conoció el documento, donde se analizan desastres pasados, y los expertos coinciden en que varias zonas de Quetame y Guayabetal, Meta, han presentado condiciones de riesgo debido a la deforestación por el aprovechamiento de madera y la ampliación de frontera agrícola, entre otros factores.
Además, el SGC revisó las cuencas de varias quebradas y ríos cercanas a Naranjal, en las que había material sedimentado de esta y otras avenidas torrenciales, y concluyó que “estos materiales son susceptibles a moverse ladera abajo y eventualmente generar un represamiento y posible embalsamiento que pueda desencadenar un evento torrencial de igual o mayor magnitud a la presentada el 17 de julio en la quebrada Naranjal”. Sobre la vereda aseguran que, en la zona en la que estaba ubicada, “es probable que se vuelva a presentar un desbordamiento”.
Cuando caen grandes cantidades de lluvia en pocas horas, explica Bogdan Nitescu, docente del departamento de Geociencias de la Universidad de los Andes, la tierra almacena tanta agua que pierde su capacidad de “infiltrarla para que llegue a los ríos y quebradas”. En la cordillera oriental, las montañas están compuestas sobre todo de rocas sedimentarias, que se desintegran fácilmente cuando almacenan mucho líquido.
La tierra que se desprende en forma de lodo llega a nutrir el caudal cada vez más alto de las quebradas y ríos que pasan por las montañas, convirtiéndolos en avenidas torrenciales, como la que acabó con gran parte de Naranjal. Una vez ocurre el desastre, como ha pasado en otros casos, se dice que había sido anunciado.
Un artículo publicado en 2022 en la revista Natural Hazards, del cual Nitescu es coautor, evaluó un modelo de predicción de riesgos con base en la información geológica e hidrológica de gran parte de la vía al Llano. Allí se concluyó que el kilómetro 58, en donde se encuentra la vereda Naranjal, es el tramo más propenso a sufrir deslizamientos en el recorrido entre Villavicencio y Bogotá. En 2017, la historia fue similar en Mocoa, con la diferencia de que aquella vez no se trataba de una vereda, sino de la capital de Putumayo, en donde murieron más de 300 personas.
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Por Redacción Bogotá
